hasta 49 regiones cerebrales pueden verse dañadas


Es uno de los principales problemas en los centros escolares españoles. Se comercio de un forma de violencia dirigida, normalmente, cerca de una víctima concreta, que sufre de modo sistemática agresiones físicas, verbales o psicológicas. El acoso escolar no solo tiene consecuencias perjudiciales para la sanidad mental de las víctimas sino que puede afectar todavía a su funcionamiento cognitivo, especialmente en la etapa adolescente.

Un estudio publicado en la revista bioRxiv ha revelado que hasta 49 regiones cerebrales responsables de la memoria pueden estar dañadas como consecuencia del ‘bullying’. En él se examina el impacto de la victimización por acoso escolar en el exposición cerebral a través del investigación de resonancia magnética estructural en una muestra de 2.094 adolescentes, el anciano escaneo realizado en el mundo.

Diferencias entre sexos

En el investigación, las mujeres exhibieron más cambios volumétricos en las áreas de procesamiento emocional, mientras que los hombres tuvieron más cambios en las regiones motoras y sensoriales. Esto indica que, tal y como refleja el estudio, existe relación entre la victimización por acoso escolar y el exposición cerebral, lo que ofrece un posible situación neurobiológico para explicar las dificultades emocionales y conductuales observadas.

El impacto del acoso escolar durante la adolescencia

La adolescencia es una etapa crucial para el exposición neurológico, caracterizado por grandes transformaciones biológicas y psicológicas. La victimización por acoso durante la infancia y la adolescencia, especialmente cuando es persistente y bajo, tiene artículos negativos en la sanidad mental y el funcionamiento cognitivo, que a menudo perduran hasta la tiempo adulta.

Victimización crónica por acoso escolar

La victimización crónica por ‘bullying’ está asociada a cambios en el bulto cerebral, especialmente en regiones que regulan el movimiento, las emociones y el educación. Estas alteraciones muestran que el estrés prolongado afecta a la modo en la que el cerebro se adapta y avala a situaciones sociales. Las personas que sufren acoso suelen desarrollar patrones de comportamiento que pueden dificultar su capacidad para manejar emociones y relaciones.

Adicionalmente, en el estudio se observan cambios en regiones del cerebro relacionadas con la memoria y la regulación emocional, lo que puede aumentar la ansiedad y la depresión. Alteraciones en la materia anodino y en el cerebelo pueden afectar las habilidades sociales y el funcionamiento cognitivo. Unos hallazgos que subrayan la importancia de implementar intervenciones tempranas para ayudar a quienes sufren acoso escolar y preparar problemas de sanidad mental a dadivoso plazo.

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