El Barbadás tuvo mucho corazón y poca fortuna



Barbadás cayó ante Bergantiños por 1-2 en un partido en el que sí mereció, más con corazón que con calidad, haber sumado al menos un punto, pero el portero visitante, Santi Canedo, lo evitó en el tiempo añadido con una parada tras el disparo de Rivero.

Y es que La grandeza del fútbol es que la intensidad y las ganas igualan la gran diferencia de presupuestos y calidad entre los equipos. Ayer fue visto y vivido en Os Carrís. Llegó un Bergantiños que leyendo su once titular y también su banquillo da miedo. Jugadores con nombre, calidad, experiencia y galones. Claro candidato a luchar por el primer puesto, siempre y cuando tenga otras ganas, como le pusieron en la primera media hora. El resto, ya no.

Comenzaron siendo mandones e implacables. El partido empezó abierto y con dos llegadas del equipo azul. El primero con un disparo raso de Ismael que Santi Canedo desvió a córner empezando a dar muestras de su nivel. El contraataque fue para el visitante Musy, tras un saque de esquina que despejó Borja Atanes. Fue la advertencia. En el segundo no perdonaron. Desajuste defensivo tras un balón largo de Baleato, que Longo peina y deja a Musy delante de Borja al que bate con media vaselina. Es la pegada de los grandes, 0-1 a los doce minutos. En el minuto 16 Barbadás volvió a tener la ventaja. Falta lateral y la jugada ensayada tantas otras veces, pero esta vez no salió bien. Disparo de Toño que remató su hermano David Nespereira, pero se adelantó. Y en el minuto 32, un nuevo golpe en la mandíbula azul. Balón largo de Musy a Jorge Cano que vuelve a plantar cara a Borja Atanes y le bate con una sutil vaselina. 0-2 y Parecía que el juego estaba condenado.

Bergantiños cambió el chip. Y lejos de ir a por el tercero y matar el partido, se dedicó a contemporizar, dormir el partido y dejar pasar el tiempo. Y eso tiene sus riesgos. Lo hizo bien en el resto de la primera mitad, pero la segunda fue otra historia.

Agustín Ruiz movió el banquillo y el partido se descontroló y los visitantes no tenían ganas. Dejaron pasar el tiempo, porque los que realmente corrieron fueron los locales. Rivero avisó con un disparo rozando el larguero y en el 67 le propinó un penalti a Xinzo que él mismo ejecutó y marcó el 1-2. De ahí al final, empujan los locales y sufren los de Carballo. Barbadás pidió un posible penalti sobre José Ramón, un disparo del debutante Fernando Redondo rozó el palo y en el minuto 92 el citado disparo, tras dos cortes en el área de Rivero, el portero visitante lo salvó.

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