La venganza de Rubiales



De todos los desmanes cometidos por el expresidente de la Federación Española de Fútbol en apenas unos años, resulta irónico que sea defenestrado por un beso -consensuado o no- a un jugador y en cambio se abrace su proyecto más catastrófico.

España, defensora de la “diversidad” y las libertades, organizará el Mundial de 2030 junto a una dictadura absolutista y homófoba, Marruecos. Y no pasa nada. España, defensora de la transparencia, compró el evento a la FIFA, una de las organizaciones más corruptas del planeta. Y no pasa nada. España, en quiebra técnica, pondrá sobre la mesa un anticipo de 1.430 millones, porque según la versión oficial “cada euro invertido se multiplicará por cinco en ingresos”, pese a que los presupuestos iniciales de la sede antecesora eran los Lo único que multiplicaron -por cinco o más- fueron los costes adicionales. Y no pasa nada. España utilizará el evento principalmente “para dar a conocer su turismo al mundo”, según su presidente en funciones, Pedro Sánchez. Quizás seamos conocidos en el mundo por otras cosas. Y no pasa nada.

España, un país intolerante ante un individuo tan “sexista”, “corrupto”, “indeseable” y “agresor sexual”, ddisfrutará de su maniobra más peligrosa, corrupta y perjudicial para las arcas públicas en esta década. Y no pasa nada. En realidad tenemos “lo que te mereces” como diría Luis Rubiales.

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