El emotivo acto tuvo lugar en la plaza del ayuntamiento, frente al bar-restaurante La Boyería, el local que regentaba Belén junto a su pareja, María, en este municipio de unos 400 habitantes. El alcalde, Roberto García, había leído el sentido comunicado institucional del consistorio, escrito de su puño y letra, para recordar a su valiosa amiga y condenar la violencia.
Luego preguntó a los familiares, destrozados por el dolor, si querían dedicar unas palabras en memoria de Belén. Y dos o tres minutos después, micrófono en mano, su hermano Ramiro agradeció las muestras de cariño, calidez y condolencias que habían recibido de cientos de amigos y compatriotasquienes se encuentran encima de los familiares desde que ocurrió el crimen en una vía de la localidad.
Con pesar, agregó que el último deseo de Belén habría sido invitarlos a todos a un “piscolabis”, por lo que iban a cumplir la voluntad de su hermana. Y empezaron a sacar mesas y lo que Belén había comprado para el próximo puente del Pilar.: refrescos, brochetas, aperitivos… para que todos pudieran comer y beber por su salud, porque “es lo que ella hubiera querido”.
De Belén, el alcalde dijo que era “una persona llena de vida, con sueños y esperanzas, con una familia y amigos que la querían”. Fue una “todoterrena, luchadora, emprendedora y emblema como defensora y representante de la mujer rural”. Añadió que su sonrisa “iluminaba cualquier lugar al que iba y su amabilidad tocaba el corazón de todos los que tuvimos el privilegio de conocerla”.
“Descansa en paz, querida Belén”, se despidió el alcalde. «Tu luz seguirá brillando en nuestros corazones y tu recuerdo nos inspirará a seguir luchando por un mundo mejor. Siempre te recordaremos joven, bella y sonriente.».