Cae la red de narcopisos que había resucitado el fantasma de la heroína en San Blas


Cuando la fotógrafa pulsa el botón de su cámara para fotografiar el sello policial que registra el operativo que se acaba de realizar en un pequeño establecimiento de la calle Zaldívar, 49, pasa un joven conductor con su coche y grita por la ventanilla. : “¡Que lo encubran ahora!” Es el resumen del sentimiento de un barrio, el de Simancas, donde llevan meses sufriendo lo que es tener allí, a un paso de un parque, varios cafés y frente a una parroquia, a un narco con toda la ley. Entiende el oxímoron.

Esta esquina del distrito de San Blas-Canillejas vio el espacio acordonado el pasado viernes. “Pero esa noche ya había un aire acondicionado portátil enchufado y se podía ver de nuevo las persianas de la tienda parcialmente abiertas”, cuenta a torrevieja news today Luis, uno de los dos hermanos que regenta la ferretería Los Gemelos, en la calle de al lado.

Fuentes policiales consultadas por este diario confirman la operación contra una mafia que regentaba este y otros cuatro narcopisos y droguerías en el vecino distrito de Ciudad Lineal. Informan que, efectivamente, hace unos meses, a raíz del aumento de denuncias por robos (especialmente en el interior de vehículos) y algunos robos, se inició una investigación. El 28 de septiembre, a las 6 de la mañana, se realizó un dispositivo simultáneo con el ingreso y registro de los cinco inmuebles. Hay diez detenidos, que vendían principalmente cocaína, pero también heroína y hachís. Los arrestados tienen la friolera de 132 antecedentes policiales.

La red estaba dirigida por un individuo apodado Sevi (por su lugar de nacimiento), español (como casi todos los implicados). Se trata de un sujeto de 50 años que ya contaba con 35 cargos en bases de datos policiales; Su mano derecha era un cubano de 40 años, con 29 reseñas anteriores. “A la pareja se la veía venir cada cierto tiempo a Simancas y entrar con los drogadictos” que vivían en el interior del local de Zaldívar, 49. “Es probable que les llevaran mercancías y cobraran el dinero”, fuentes del caso indicar.

Comprado en subasta

Ese lugar en específico era una pequeña frutería regentada por un matrimonio ecuatoriano. Luego, ha existido una especie de carpintería y pequeño negocio de reformas. Pero decidieron regresar a su país y el establecimiento fue embargado y puesto a subasta. Un vecino de allí lo compró así, pero pronto (algunos dicen que esta primavera, otros dicen que hace más de un año), una familia española se mudó allí con sus hijos menores y lo okupó.

“Aprovecharon que tenían niños allí para evitar que los desalojaran”, cuenta otro comerciante del barrio. Al principio no causaron grandes problemas; Luego las cosas empeoraron. Pero, prácticamente de la noche a la mañana, los ‘inquilinos’ cambiaron. Fue entonces cuando empezó el narcomenudeo.

Victoria es una vecina cuya pared da a la del narco. Son innumerables las denuncias que ha presentado en los últimos meses sobre el calvario que está pasando. Para colmo, el patio interior con el que se comunican ambas propiedades no ayudaba mucho a la convivencia. Escuchó a uno de los drogadictos decirle a su pareja: “Si esto sigue así, vamos a tener que conseguir una pipa”. Estaba tan desconcertada que la siguiente vez que llamó a la policía les contó lo que había oído, creyendo que se refería a una pipa de droga “china”. “No señora, se refieren a conseguir un arma”, aclaró. Ella se quedó helada.

El barrio se había convertido en “un desfile de zombies que iban a comprar su dosis, como en los años 80”

Los propios funcionarios le explicaron lo difícil que les resultaba intervenir en un lugar como este, dado lo protectoras que son las leyes con las propiedades que pueden considerarse viviendas. Las quejas llovieron y los investigadores comenzaron a llevar a cabo una vigilancia discreta alrededor del punto de venta. Fue así como se recogieron pruebas suficientes para que el tribunal pudiera dictar las órdenes preceptivas.

Además del de Zaldívar, de 49 años, entraron en un primer piso en la calle de la Virgen de la Fuencisla, 8, y en un local reconvertido en vivienda anexa, en el Barrio de la Concepción; otro piso en la calle Emilio Ferrari, 113, y otro local en la calle Los Urquiza, 27. Todos ellos en la zona de Quintana, en Ciudad Lineal. Había bastantes vínculos comunes entre ellos, como los responsables de estas ‘tiendas’ y su ‘modus operandi’.

“He pasado mucho miedo”

“Lo habitual era que llegaran y llamaran a los móviles de los que vivían y vendían dentro, para decirles que ya estaban allí y que subieran las persianas”, cuenta Alberto, que tiene un quiosco a 20 metros del lugar. Los tenía tan cerca que a finales de agosto, cuando regresó de vacaciones, no pudo meter la llave de seguridad para abrir su negocio. «Habían aprovechado para intentar entrar y robar. Pero se les rompió la llave y se quedó atrapada dentro de la cerradura”, especifica. Y confirma los robos a coches (la Policía detalla que durante los registros encontraron numerosas gafas de sol, sustraídas de vehículos aparcados en la calle) y “algunos tirando de personas mayores”. mujer.”

“Si esto continúa, vamos a tener que conseguir una pipa”, escuchó el vecino de al lado de los camellos, refiriéndose a una pistola.

Eusebia, que tiene más de 80 años y camina lo mejor que puede con su andador, debido a problemas de movilidad, explica que “esa gente tenía muy mala pinta”. Y confiesa: «Tuve miedo al pasar por aquí, me dio miedo. “Esto fue muy malo”.

Tanto Alberto, el dueño del quiosco, como Luis, el dueño de la ferretería, ya rondan los cincuenta y recuerdan que vivían en esa zona de San Blas cuando llegó el boom de la heroína. «Los drogadictos que vienen a comprar aquí son como zombies. “Esto no se veía en el barrio desde los años 70 y 80, cuando fue duramente golpeado por la plaga de la droga”, coinciden. La situación ya era agotadora. “Y a todas horas, pero por la noche era algo endiablado”, Alberto insiste.

Captaron a Sevi y a la cubana en el departamento de Los Urquiza. En la búsqueda de Zaldívar fue detenida una española de 58 años, drogadicta con 40 antecedentes por robos de todo tipo y delitos contra la salud pública, entre otros. Presumiblemente, ella estaba a cargo de ese ‘chiringuito’ concreto y vivía allí, como okupa. Además, han sido detenidos un hombre de 36 años con 5 antecedentes penales; una mujer, 40 años (8 revisiones anteriores); otro español, de 50 años, sin antecedentes hasta entonces; otros 31 (4 arrestos); una mujer de 39 años; otros 38 (9); un hombre de 71 años, con dos detenciones más…

Diez personas que, en principio y por sus apellidos, no tenían lazos de sangre en común, pero sí una lista de ‘visitas’ a comisarías, drogadicción y, lo que parece peor para quienes las padecen, de entrar y salir los tribunales que les han conducido a una impunidad que, al parecer, algunos están volviendo a disfrutar.

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