Paisaje urbano, paisaje natural (Víctor Bello, María Luisa Chico)


Víctor Bello Nació en Castro del Río, pueblo de Córdoba, pero su infancia y adolescencia transcurrieron en la localidad manchega de Alcázar de San Juan. Es doctor en Historia. Tiene una obra profusa, dividida en libros de archivo, libros históricos y novelas. Reside en Canarias, donde además de profesor ha sido archivero. Su reciente novela Cómo titular el desamorPublicado en Mercurio Editorial, es una entrega corta, 140 páginas, dividida en dos partes muy decisivas dentro de una configuración formada en un afortunado equilibrio: ‘Cara A’ la primera, compuesta por 20 capítulos, y la segunda, ‘Cara B’, constituyendo un texto amplio, una carta larga.

Cómo titular el desamor Es una historia sentimental enriquecida por un lenguaje selecto y preciso, en el que hay una descripción elegida dinámicamente de la ciudad de lisboa, abarcando su impresionante paisaje urbano. El personaje, que viaja solo a la capital portuguesa tras separarse de su mujer, establece su historia comparando su situación con la que vivió su amigo Mantés, en la misma ciudad, cuando se enamoró de una lisboeta llamada Fado. Así, la obra aborda episodios de la Vidas paralelas por Plutarco. La narrativa, entre otras muchas virtudes, es un delicioso flashback. La crisis que sostiene el viaje parte de Toledo, ciudad natal del protagonista. Fado le cuenta que ambos nacieron en ciudades bañadas por el mismo río. Aparece un auténtico bar toledano, el muy antiguo jacarandá.

La novela está llena de referencias literarias y culturales; de Fernando Pessoa a Cesare Pavese, de García Márquez a Heraclito, de Kathleen Turner a Antonio Vega y un largo etcétera. De alguna manera, lo que se cuenta retrata al escritor que escribe la novela. En ‘Lado B’, una contundente explicación de lo ocurrido y un largo mensaje escrito por la mujer de ese alter ego, declarando, muy educadamente, el fin de la relación, aludiendo a “cuestiones tan suyas como la ampliación del vocabulario, el uso extremo de adjetivos, sinónimos. (…) Nos ha unido más el lenguaje que los hechos. “Hemos sido más un par de palabras que acciones”. La verdad es que Alejandro, el nombre del personaje principal de la novela, que sólo se conoce Al final de la novela, utiliza una bella definición de su rebelión: “No seguir las pautas establecidas te convierte en un disidente condenado a las galeras del abandono”. Y otra cosa que repite mucho es “Eres un idiota, pero te entiendo”, como una imprecación que grita por las inconsistencias “benévolas” de cada vida.

Imagen principal - En la imagen superior, un cuadro de la artista conquense, que creó junto a su marido José María García Gutiérrez la Fundación García y Chico, cuyo museo aparece encima de estas líneas.  A la derecha, portada del libro de María Luisa Chico, publicado por Almud Ediciones
Imagen secundaria 1 - En la imagen superior, un cuadro de la artista conquense, que creó junto a su marido José María García Gutiérrez la Fundación García y Chico, cuyo museo aparece encima de estas líneas.  A la derecha, portada del libro de María Luisa Chico, publicado por Almud Ediciones
Imagen secundaria 2 - En la imagen superior, un cuadro de la artista conquense, que creó junto a su marido José María García Gutiérrez la Fundación García y Chico, cuyo museo aparece encima de estas líneas.  A la derecha, portada del libro de María Luisa Chico, publicado por Almud Ediciones
EL MUNDO DE MARÍA LUISA CHICO
En la imagen superior, un cuadro de la artista conquense, que creó junto a su marido José María García Gutiérrez la Fundación García y Chico, cuyo museo aparece encima de estas líneas. A la derecha, portada del libro de María Luisa Chico, publicado por Almud Ediciones

María Luisa Chico Nació en Gijón. Es licenciada en Bellas Artes por la Facultad de San Fernando de Madrid. Pintor y escultor, reside en Cuenca desde hace mucho tiempo, donde ha sido profesora de arte en una escuela secundaria. Restauró seis óleos de los siglos XVII y XVIII en la iglesia del Cristo del Amparo de Cuenca, creando también pinturas murales en la cúpula de la capilla de Santa Catalina, creando también un retablo en la iglesia del Cristo de la Salud de la localidad conquense de Nohales. . El escritor y artista. carlos de la rica Dijo de ella que “su obra es armoniosa, sin afectación, con una lógica que proviene de la fidelidad realista”. Viuda, desde 2010, del pintor José María García Gutiérrez, egresado, al igual que su esposa, de la Facultad de San Fernando, dotado de un copioso currículum y también docente de secundaria. En 2013, María Luisa Chico creó la Fundación García y Chicocon su trabajo y el de su marido, abriendo un cuidado y entrañable museo en el Barrio del Castillo, en la zona más alta de la Cuenca histórica.

Pintar y esculpir es su trabajo, pero le gusta mucho escribir.. No es el primero: Miguel Ángel, Dalí, Max Jacob, Rafael Alberti, Gregorio Prieto, etc. En 2012 publicó una colección de cuentos. Ahora, Ediciones Almud de Castilla-La Manchadirigido por el veterano en estos asuntos Alfonso González Caleroha editado un precioso libro de poemas de María Luisa, Un estornino en el tejado, cuya portada es de su autoría y que contiene algunas de sus ilustraciones. Todo, texto e imágenes, muy delicado. el total de 32 poemas del pequeño volumen se distribuyen en cuatro partes.que representan una secuencia escalonada en una obra armoniosa, como afirma Carlos de la Rica, desde el ambiente íntimo, ‘La Casa’, hasta los abiertos ‘Paisajes’, pasando por ‘El Patio’ y ‘El Camino’, ampliando el mensaje con a calidez cálida.

La percepción que recoge el lector al recibir estos poemas es, en gran parte, sinestésico, ya que la propensión a lo pictórico imbuida en el autor tiende a manifestarse: “El silencio precede al amanecer,/momento de azules fríos/y amarillos pálidos”. Leemos colores donde hay una presencia sensorial y atmosférica. Observamos también que la estrofa está concebida como un dibujo: “El estornino trepa ‘hacia arriba’ por las tejas,/ su silueta negra se ‘delinea’/ en la cresta/ ‘contra’ el cielo azul”. (Las comillas simples son mías.) Destaca una ostentosa conquista del espacio: «Hoy quiero quedarme / sentado aquí, / en este rincón / tomado por la hiedra. (…) Sentir/la hiedra trepando por mi cuerpo/cubrirme por completo«. La resolución verbal de dar intensidad es completa: “El sol se puso sobre algunas plantas/ dando luminosidad al verde de las hojas/ y los tonos brillantes de las flores/ e irradiaba calor hacia la sombra”. Por cierto, evoco esta certera frase de Pessoa: “Los campos son más verdes en su descripción que en su verde natural”.

El lirismo que sobrevuela todo el conjunto de Un estornino en el tejado es muy notable: “La brisa, no nos engañemos,/ no conoce nuestras penas,/ seguirá meciendo las yerbas secas,/ recortadas en el cielo azul,/ tal como las vimos desde la ladera”. Un lirismo sobresaliente llevado a cabo en el tono sereno, la dicción suave, la pausa requerida. Si la poesía es, ante todo, un arte combinatorio, María Luisa Chico sabe combinar maravillosamente las palabras para que produzcan el resultado deseado. «Modelar una existencia –nos confiesa amablemente– que sea sencilla y atractiva, a la manera en que el escultor moldea la arcilla con sus manos.»

La descripción del paisaje en los poemas del último apartado del libro es magnífica.. María Luisa sabe bien lo que es la perspectiva y refleja sabiamente los inflexibles elementos del paisaje: “Las formas se dibujan claramente / contra el último resplandor de la tarde, / después, se confunden y se pierden”. El escritor impecable Manuel Martínez Forega, dotado de una personalidad humorística y profunda, del que tengo la suerte de ser amigo suyo, escribe sobre el paisaje: «El verdadero paisaje reside en la íntima traducción emocional de que uno ve en la naturaleza el reflejo definitivo del propio espíritu. Es decir, el verdadero paisaje no es el paisaje admirado, sino el paisaje vivido, el que se vive. María Luisa Chico, exhausta por el paisaje diurno, se postra, con este inmejorable dístico, frente al Cosmos: “La distancia de las estrellas me intimida/en el silencio oscuro de la noche”.

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