El candidato socialista necesita ahora el voto afirmativo de ambos grupos
Particularmente relevante es la expresión recurrente de que una imagen vale más que 1.000 palabras. La foto es del 17 de diciembre de 2019. Muestra a tres miembros de EH Bildu muy sonrientes.Oskar Matute, Gorka Elejabarrieta y Mertxe Aizpurúa– posando de pie en un despacho del Congreso de los Diputados con dos representantes del PSOE, Adriana Lastra y Rafael Simancasque lucen un marcado rictus de seriedad.
Con esta instantánea se oficializa la inclusión por primera vez de la izquierda abertzale en las negociaciones políticas para la investidura de un presidente del Gobierno. Pedro Sánchez Necesitaba entonces una abstención de su grupo parlamentario para poder seguir al frente de la Moncloa y la obtuvo tras poner fin así al aislamiento al que estaba sometido desde su llegada al hemiciclo de San Jerónimo en 2011.
Cuatro años después, será el propio candidato socialista y candidato a la reelección quien pose en la foto junto a los representantes de EH Bildu en la Cámara Baja. En esta ocasión necesita el voto afirmativo de sus seis diputados y de la formación que lidera Arnaldo Otegi Ya prometió dárselo sin líneas rojas en público, pero con una negociación discreta en la que le pedirá hablar del problema nacional con normalidad.
Para formalizar este contacto, Sánchez se reunió hoy a las 9.30 horas con la portavoz de los abertzales en el Congreso, Mertxe Aizpurua. Se trata de un primer contacto, ya que los detalles de los acuerdos alcanzados previos a la sesión de investidura -para la que aún no hay fecha- serán cerrados fuera de los focos de prensa por los miembros del equipo negociador designado por Ferraz.
Posteriormente, a partir de las 11 de la mañana, el presidente del Gobierno en funciones cerrará la ronda de conversaciones para su reelección que mantiene personalmente con todos los grupos con representación excepto Vox, al que dejó fuera desde el primer momento. Será en una reunión con el jefe de lista de Junts per Catalunya (JxCat), Miriam Noguerasque, al igual que EH Bildu, en 2019 también fue recibida por Lastra y Simancas junto a su compañero de filas Laura Borrs.
La implicación directa de Sánchez en esta nueva ronda de conversaciones no es un asunto baladí, porque ahora necesita que el partido independentista cambie su voto en contra de hace cuatro años por un sí. Lo que el candidato del PSOE no había desvelado hasta ayer es si, previo a ese nombramiento, mantendrá algún contacto con su líder, Carlos PuigdemontHuyó a Bélgica tras el referéndum ilegal del 1-O.
El presidente del Gobierno en funciones sí habló este miércoles por teléfono con Oriol Junqueras, líder de ERC, antes de reunirse con el portavoz de su grupo en la Cámara Baja, Gabriel Rufin, como gesto de respeto tras cuatro años sin relación directa, al a menos que sea de conocimiento público. Los equipos de ambos interlocutores evaluaron positivamente este paso hacia la normalidad política en sendos comunicados emitidos posteriormente.
Con esta otra imagen insólita, la de sentarse con EH Bildu y Junts, Sánchez habrá concluido hoy la ronda de contactos que espera que sea el germen de los 178 ses que espera reunir en la primera votación. La semana pasada se reunió con su compañera de coalición, Sumar, que de momento es la única que ha garantizado abiertamente su apoyo, y también lo ha hecho con PP, BNG, PNV, UPN, Coalición Canaria y ERC.
Negociación “compleja”
Sánchez ha reconocido abiertamente que esta negociación es más compleja que la de 2019, pero insiste en que avanza y que su equipo mantendrá la discreción hasta que haya un acuerdo cerrado. Sobre la posibilidad de aprobar una ley de amnistía para los implicados en el procesohasta ahora lo que se ha justificado es que lo están estudiando porque cinco grupos piden medidas de indulto, mientras se ha cerrado la puerta a un referéndum de autodeterminación, la otra exigencia que los partidos independentistas han puesto sobre la mesa a cambio por su apoyo. .
La intención del PSOE en estas negociaciones no es sólo buscar un acuerdo de investidura concreto, sino intentar reunir una mayoría que dé estabilidad a la legislatura, empezando por la aprobación de nuevos Presupuestos. Como mínimo, ERC ya ha diluido públicamente sus afirmaciones, dejando claro que esa no es su forma de trabajar.
Aun así, parece que con el partido de Junqueras las conversaciones van mejor o al menos más normalizadas que con el de Puigdemont, como apuntaron ayer fuentes gubernamentales, aunque las elecciones catalanas y la división entre ambos partidos son elementos que también complican el pacto, informa Efe. Respecto a la fecha de la investidura, que tiene como fecha límite el próximo 27 de noviembre -cuando si no hay acuerdo se daría paso a una repetición electoral-, por ahora todavía no hay ninguna pista dada.