Torres asegura que no supo de los trabajos de Villarejo hasta mediados de 2018 y se desmarca del forensic


El presidente del BBVA, Carlos Torres, declaró este lunes como testigo ante el juez que investiga el caso Villarejo y, durante unas tres horas, aseguró que no sabía nada de los contratos que la entidad mantuvo con las empresas del polémico comisario hasta mediados de 2018 y no tuvo conocimiento de la gravedad de la situación hasta enero de 2019. Para entonces, el policía llevaba meses en prisión provisional y la prensa había publicado información sobre la existencia de estas órdenes.

Torres acudió como testigo al Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional después de que la jefa del área de Servicios Jurídicos del banco, María Jesús Arribas, se negara a comparecer en esa calidad, alegando que forma parte del equipo de defensa de BBVA y está obligada a respetar el secreto profesional, teoría con la que Anticorrupción discrepó profundamente y sobre la que la Sala Penal no se pronunció porque la entidad desistió del recurso.

Según el auto que, a petición de la Fiscalía, le citó para este lunes, el objetivo de la comparecencia era analizar la política de cumplimiento normativo de BBVA, mientras que la responsabilidad penal que se le impone depende del diseño y funcionamiento de sus sistemas. puede exigir como persona jurídica y Torres, en el banco desde 2008, director general desde mayo de 2015 y presidente desde enero de 2019, preside el comité que vela por su cumplimiento. La entidad, cabe recordar, está imputada.

Sin embargo, el fiscal se ha interesado por su interrogatorio por muchas otras cuestiones, como el conocimiento que tenía Torres del historial de contratos con las empresas de Villarejo y que se remonta a 2004. Ha explicado, según las fuentes consultadas, que conocía nada, aunque en otras ocasiones ha respondido alegando falta de memoria por el tiempo transcurrido. Tampoco conoce la empresa Anbycol, propiedad del policía de segunda actividad Antonio Bonilla, presunto colaborador de Villarejo y que continuó prestando servicios a la entidad en 2018, facilitando presuntamente datos confidenciales.

La reunión de octubre y la alerta sonora

La cronología ha sido relevante a lo largo del interrogatorio porque el diario Público informó a finales de mayo de la existencia de contratos entre el grupo de Villarejo, Cenyt, y el BBVA. El entonces director de comunicación de la entidad, Paul Tobin, lo informó por correo electrónico a toda la dirección en movimiento. Según las fuentes jurídicas consultadas por torrevieja news today, Torres ha explicado que no leyó ese correo y que la primera noticia que tuvo de la publicación fue en “junio o julio”, semanas después.

En octubre, según detalla, hubo una primera reunión que llevó a una versión reducida del Comité Global de Corporate Assurance a una mesa donde Arribas ofreció un excel con una lista de las contrataciones, pero Torres ha afirmado que aunque tenía conocimiento formal de la situación allí No fue consciente del nivel del problema hasta enero de 2019, cuando el portal moncloa.com comenzó a difundir los audios y contenidos de aquellos encargos que cubrían espionaje y datos confidenciales.

El papel de los investigadores externos

Fue entonces cuando BBVA dejó de lado su propia auditoría interna -de la que no ha especificado por qué no hay informe escrito- y encargó al despacho de abogados Garrigues (también Uría) que investigara lo sucedido. Entraron en juego PriceWaterHouseCooper y su ya famoso forense sobre la relación contractual con Cenyt.

Torres se ha referido en varias ocasiones a este tándem durante su declaración, como en un momento en el que la defensa del expresidente Francisco González le ha hecho ver que tanto el tribunal como la Fiscalía Anticorrupción han estado señalando que BBVA no colabora en las investigaciones. . Ha zanjado en este punto que tanto él como la Junta Directiva dieron una orden de “colaboración total” con la Justicia y ha señalado que si no es así es responsabilidad de ese equipo externo.

También se ha referido a ellos cuando se le preguntó por qué su nombre figuraba inicialmente en la lista de custodios sobre los cuales los forenses debían buscar en los archivos del banco información para la investigación, y luego desaparecía de los criterios de búsqueda. . Torres ha afirmado que sus dispositivos fueron solicitados para ello y que desconoce quién tomó la decisión de dejarle al margen porque se enteró de su exclusión, según ha dicho, “por la prensa”. Ha subrayado que, en cualquier caso, esa decisión no vino del banco sino, de nuevo, de los auditores externos.

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