La ‘Gota de Leche’ de Toledo. Una breve historia


Desde finales del siglo XIX, en Francia y otros países, varios médicos se dedicaron a la tarea de reducir la elevada mortalidad de los recién nacidos arraigada en los estratos sociales más débiles. En España, la labor del médico Rafael Ulecia (1850-1912) con la ‘Gota de Leche’, impulsada en 1904, se replicó en más de ochenta ciudades sin ningún marco normativo oficial. Cada uno funcionó de forma diferente gracias a ayudas públicas, filántropos, suscriptores, etc. En el artículo anterior (24/09/2023) recordamos el creado en Talavera de la Reina (1906-1967), el sexto de España, posible gracias al propio Ayuntamiento.

en la ciudad de toledo gota de leche Tuvo un impulso desigual desde 1907. Fue un deseo noble que pronto se extinguió, atravesando un período de vacilaciones antes de su creación oficial en 1921. Desconocemos la existencia de fondos documentales propios. Por ahora, sólo la prensa nos permite reconstruir parte de su historia.

Ilusiones iniciales

En octubre de 1905, el primer Congreso Internacional de Gotas de Leche. lo anunció Abel Imart (seudónimo de Santiago Arambilet) en Día de Toledo destacando el valor nutricional de la leche, entonces sujeta a adulteración y especulación por parte de “vampiros de la infancia”. En mayo de 1906 se inauguró el dispensario de Talavera. A principios de 1907, La campana gorda publicó tres artículos juan bravo pidiendo asentar esa experiencia en Toledo. Mismo año, José Úbeda, director del Laboratorio Municipal de Higiene, insistió en crear una Gota vinculada a la distribución de folletos “sobre el arte de criar a los niños”. Otros periódicos (El Día de Toledo, Heraldo Toledano o El Porvenir) publicó diferentes artículos a favor de tan loable iniciativa. Algún texto imploraba “caridad para las clases adineradas de la ciudad imperial” y el apoyo de las asociaciones elitistas de Toledo.

En febrero de 1907 cuatro miembros del Colegio Oficial de Médicos (Fernando Sánchez, Francisco López-Fando, Marcelo García y Antonio Piga) viajó a Madrid para reunirse con Ulecia y ver su despacho. El citado Juan Bravo señaló que 3.000 pesetas serían suficientes para crear el gota de leche y asegurarse unos ingresos mensuales de 350 a 450 pesetas, para lo que inmediatamente hizo un llamamiento a los “toledanos con sentimientos caritativos”. Otras opiniones apoyaron la urgencia, denunciando los numerosos casos visibles de miseria, hambre, raquitismo y anemia. Algún médico creía que, junto con el gota de lechehabría un dispensario antituberculoso ya que, según el doctor Piga, los consejos a las madres sobre nutrición e higiene con sus hijos podrían “salvar dos vidas”.

Años de apatía

A partir de 1908 la cuestión fue decayendo. La “indiferencia, apatía y falta de caridad” que temía alguna opinión pionera se confirmó, mientras las Hermanas de la Caridad atendían con limosna, desde 1909, una Cocina Económica para niños en Tavera. Funcionó durante varios años con ayuda privada y, desde 1911, con ayuda de la Junta de Protección de la Infancia. Esta instancia se centró principalmente en atender un Comedor Benéfico, lo que impidió la apertura de la Gota de Leche. En 1911, La Bandera Profesional, La revista Primera Enseñanza, publicó una propuesta para que el Colegio de Doncellas creara el tan ansiado dispensario con sus abundantes recursos. Aunque algunos estudios recientes sobre la Gota Toledo (2022) lo da por sentado, la idea nunca prosperó.

Sin embargo, en 1915, según la prensa, ciertos médicos, como el doctor Cándido Cabello, trabajaban gratis, “sin anuncios declamatorios”, según el modelo de Ulecia. El Periódico de Toledo Exigió ayuda pública al tiempo que apoyaba los esfuerzos de quienes atendían a la Gota que operaba (?) en la ciudad. No hemos encontrado datos precisos sobre su organización, aunque, durante cuatro años más, hubo donaciones, sorteos, veladas de teatro o bailes a favor de dicha institución.

La creación efectiva

A finales de la década de 1920, el médico Fernando Sánchez revelado en el castellano la decisión de las “damas de la Cruz Roja” de crear la gota de leche y así cuidar de la infancia indefensa y enferma. Sánchez invocó la urgencia del trabajo pediátrico y seguir el ejemplo de Ulecia. En abril de 1921, el castellano Avanzaba su inauguración en un edificio de la calle San Ildefonso, cerca de Santa Leocadia, donde la Junta de Protección a la Infancia tenía el Comedor Benéfico. Allí se habilitó un piso y acceso por la Plaza de Santo Domingo el Antiguo para madres e infantes.

Se instalaron los medios necesarios para maternizar la leche, esterilizarla y embotellarla. Su coste alcanzó las 6.500 pesetas. Otros gastos de obras y utensilios lo elevaron a 10.000. El aumento se resolvió con donaciones solicitadas a diputados, senadores, autoridades y familias adineradas. El equipo médico estaba formado por doctores. Fernando Sánchez y Santiago Relanzón además de otros médicos para dar charlas sobre puericultura e higiene infantil. El Patronato de Damas de la Cruz Roja, presidido por Fernanda de Borja de Esteban Infantes, se encargó de supervisar la limpieza y la distribución de leche, medicinas o ropa. El número inicial de niños asistidos fue de 50 a los que la Junta de Protección Infantil ya estaba ayudando. La inauguración oficial se fijó para el 15 de mayo de 1921, coincidiendo con la imposición de brazaletes a la primera promoción de un curso de enfermería dirigido por los doctores Lucas Zamora y Ángel Moreno. Tramitó una invitación a la reina Victoria, como presidenta suprema de Cruz Roja Española. El acto se retrasó hasta el lunes 17, únicamente con la presencia de las autoridades locales y la bendición del arcipreste Joaquín de Lamadrid.

El gota de leche Continuaría funcionando con los aportes de la Junta de Protección a la Infancia y Represión de la Mendicidad y la ayuda diaria de las Hermanas de la Caridad. A Memoria publicado en 1930, gracias al médico y director José Rivera Lema, citó la asistencia brindada el año anterior a 182 bebés amamantados. Dependiendo de los fondos disponibles, accedieron a la Comedor para madres lactantes y embarazadas. un número desconocido de mujeres. También se destacó la labor de las “señoras visitadoras” encargadas de conocer la situación familiar de los menores rescatados. En 1933, la dirección de Gota fue ejercida por Dr. Miguel Zamora.

Una vez proclamada la República, las suscripciones privadas a favor de la Cocina Benéfica disminuyeron visiblemente. En 1934, cuando se reestructuró el Instituto Provincial de Higiene, las consultas dedicadas a las etapas Prenatal, Infantil y Preescolar Se instalaron en las instalaciones del gota de leche. De facto, ese fue el epílogo de esta institución toledana que, con desigual compromiso, había sostenido a parte de la mesocracia local. La Guerra Civil y su futuro inmediato pusieron el fin definitivo.

SOBRE EL AUTOR
RAFAEL DEL CERRO MALAGÓN

Profesor, profesor de secundaria e inspector de educación. Doctor en Historia del Arte. Investigadora especializada en la fotohistoria e imagen de la ciudad de Toledo

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