Cmo reconstruir en 35 minutos un puente quemado: la intrahistoria del encuentro Almeida-Collboni


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Madrid y Barcelona retoman sus relaciones tras la ruptura en tiempos de Ada Colau: “Lo raro es que no haya habido reunión antes”

Collboni y Almeida, durante el encuentro
Collboni y Almeida, durante el encuentro en Cibeles.SERGIO GONZÁLEZ VALEROMUNDO
  • Política Almeida y Collboni recuperan el puente entre Madrid y Barcelona: “La normalidad nos hace bien a todos”

A veces, media hora bien aprovechada es suficiente para que todo vuelva a la normalidad. Sucede en la vida y en la política. Que la política, en última instancia, trata de mejorar la vida de los ciudadanos. Por ello, ayer, minutos antes de las 11.00 horas, el socialista Jaume Collboni Se adentró en los desgarbados pasillos del Palacio de Cibeles para visitar al alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida. Lo hizo siendo concejal de Barcelona, ​​lo que puede parecer normal, si no fuera porque era algo que hacía años que no ocurría. En concreto, desde aquellos días de máxima armonía entre Manuela Carmena y Ada Colau, ambos entrelazados con un hilo político muy similar. La última reunión oficial fue en 2018. Porque en la legislatura anterior el ruido solo surgió entre Madrid y Barcelona.

Ayer bastaron 35 minutos para canalizar buena parte de ese caudal que se ha desbordado en los últimos años. En definitiva, reconstruir un puente, uno de los más importantes del país, que parecía quemado. En la sala de juntas de Cibeles, y con la presencia de cinco banderas (Barcelona, ​​Comunidad de Madrid, España, Madrid y Europa, por este orden), Almeida y Collboni se dieron la mano como si nada. Sin impostura. Y además, según quienes estuvieron en la cumbre, nada sobre política nacional. Seguramente, cualquier mención de la amnistía habría dado lugar a un desacuerdo.

Hubo un intercambio de regalos, como dice el protocolo no escrito, y el alcalde de Barcelona se encontró con una corbata azul marino repleta de osos rojos y madroos (como el que llevaba Almeida). También con un libro de Paisaje de luz. Almeida recibió una gran B de Barcelona y la publicación La carta municipal de Barcelona y la ley de la ciudad. Bases para su promoción y actualización, en catalán. Como están las cosas. Seguramente las sonrisas y los buenos modales no fueron resultado del calibre de los regalos. Al final fueron lo de menos. Pero en aquel salón se detonó la buena onda (y las buenas intenciones) por las que se había organizado aquella cita, ayer atípica, por culpa del pasado. Había puentes que necesitaban una buena reparación.

“Un diálogo competitivo”

Lo curioso es que no ha habido reunión antes entre los alcaldes de Madrid y Barcelona. Recuperar la normalidad es bueno para todos nosotros, subrayó Almeida, minutos después de la reunión. Prefiero mirar hacia el futuro, hacia adelante, y entender que debemos tener un diálogo común. Tenemos problemas comunes y puede haber soluciones comunes. Dentro de las diferencias políticas, la relación tiene que ser cordial, insistió el primer alcalde de Madrid, que garantizó a Collboni que pronto devolvería con gusto la visita a Barcelona para ver su despacho.

Sobre la mesa, en esta apuesta por recuperar la normalidad institucional, algunos de los problemas que afectan a las dos principales ciudades del país. Desde la movilidad (con el cumplimiento por parte de Madrid de la normativa europea de calidad del aire de fondo) hasta el mantenimiento de las zonas verdes. De la sostenibilidad a la transformación digital, en busca de atraer inversión económica. Lo que no habrá, pese a las prósperas relaciones establecidas, es un frente común para la mejora de las políticas fiscales. Tiene que haber un diálogo competitivo, ya que ambos queremos ofrecer los mejores servicios a nuestros ciudadanos. La competencia entendida como algo positivo para conseguir mejores ciudades, admitió el concejal madrileño.

Almeida y Collboni conversan durante el paseo.
Almeida y Collboni conversan durante el paseo.J.P. GandulEFE

Almeida y Collboni hablaron de muchas cosas. Y no sólo en el Palacio de Cibeles. Ambos salieron a caminar hacia el Ateneo, donde los esperaba el foro Metafuturo 2023, moderado por Susana Griso, sobre las ciudades del futuro. Aproximadamente al cuarto de hora de recorrido, ante la sorpresa de algunos de los peatones por los que pasaban. Barcelona vuelve a Madrid. Hemos caminado juntos y eso es algo que distingue a los alcaldes. La gente nos para en la calle. Esa es la escala humana. El primer gran desafío es mantener la escala humana, señaló Collboni desde la grada, tras concretar en la capital esa idea de recuperar los vínculos perdidos con la que llevaba semanas jugando en su imaginación.

Carmena-Colau, en 2018

Madrid y Barcelona volvieron a darse la mano, cinco años después de aquella última cita Carmena-Colau, en 2018. En el camino, alguna que otra cita esporádica entre Almeida y la propia Colau, en una relación que nunca se vio futuro. De hecho, lejos de saludar a su homóloga madrileña en 2019, Ada lamentó públicamente la marcha de Carmena: La mejor alcaldesa que ha tenido Madrid.

Una de las claves del éxito de aquella minicumbre que se celebró ayer en el Palacio de Cibeles fue, según dicen, que la política nacional quedó en el cajón. porque lo fue Pedro Sánchez que se presentó en Barcelona junto a Collboni en el cierre de campaña municipal del PSOE, el 26 de mayo. Pero, además, fue Daniel Sirera, el candidato popular, que facilitó la investidura del socialista, cediéndole sus cuatro concejales para evitar un Gobierno independentista en la ciudad. Ni la Ley de Amnistía ni la foto con Bildu traspasaron, dicen, las ventanas ni las puertas del Ayuntamiento.

Ayer Almeida y Collboni se dijeron hasta pronto. Hay puentes que nunca debieron romperse.

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