Obituario | Antonio López Salgado, el adiós a “Tatá”


Antonio López Salgado, más conocido en el ambiente ourensano como “Tatá”Murió el pasado sábado a los 85 años.

Hombre de carácter fuerte y agudo sentido del humor, Antonio nSurgió en plena Guerra Civil en la céntrica calle Lepanto. Creció en el barrio de Puente, y siendo casi un niño vivió en la posguerra. las aventuras del cafetero y recambios de camiones con Portugal.

Con tan solo 19 años Empezó a trabajar en la Caja Provincial de Ahorros de Ourense., donde llegó a ser adjunto a la Gerencia General y representante del personal en el Consejo de Administración. Durante sus más de cuatro décadas en la entidad ocupó cargos de responsabilidad en las áreas de TI, contabilidad y marketing. Participó en la implementación de la tarjeta ATM, creó la primera tarjeta comercial de pago diferido de la región, dirigió la implementación del euro en el banco.

Apasionado de los motores en todas sus formas, Tatá era la mano derecha de su cuñado José Luis Garza en la concesionaria Mercedes Benz Garza Automoción.donde supervisó la contabilidad y participó en la estrategia de expansión de la empresa.

Alegre, sociable, generoso y tremendamente leal a su gente, Antonio disfrutaba trabajando casi tanto como beber vino en su barrio de Manuel Pereira o diseccionar un cangrejo con precisión quirúrgica en Baiona, su lugar favorito frente al mar. Disfrutaba como pocos y amaba una buena fiesta, que podía terminar de madrugada frente a un saco de ostras en el Mercado de La Piedra de Vigo. “Hay otras vidas”, decía con una sonrisa pícara frente a una buena mariscada, “pero en realidad no son vida”.

Amaba ferozmente a su familia., visceral e inequívoco, y tras enviudar a los 40 años, crió a sus tres hijos con la ayuda de su madre y su hermana. Les enseñó que la responsabilidad no está reñida con la diversión, que se perdona pero no se olvida y que el mayor pecado es la hipocresía.

Dotado de más paciencia para las cosas que para las personas, y con una habilidad innata para las manualidades, pasó tus años de jubilación construir maquetas de barcos, viajar con su segunda esposa Matesa y ver crecer a sus nietos.

En años recientes Salía raramente de su casa, padeciendo una enfermedad pulmonar que desencadenó otras patologías. Nunca se quejó, nunca perdió la sonrisa y nunca pidió nada.

Cuando le llegó el momento de irse el fin de semana pasado, lo hizo de la misma manera que vivió siempre: como un señoruno de esos que casi ya no existen.

Que tengas un buen viaje, papá.

Antonio López Salgado
Antonio López Salgado

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