Las vecinas folloneras de Verín que quitaron el sueño al juez



El paso del juez Francisco José Lora por Verín No fue tan tranquilo como esperaba en su primer destino, aunque no por motivos profesionales. Llevaba poco más de un año en el juzgado de esa localidad -pertenece a la promoción 68- cuando empezó, en plena pandemia, a tener problemas con tu vecino de al lado, el del tercero B de un edificio de la calle Manuel Taboada Cid. Primero hubo insultos tanto a él como a su esposa –“muerto de hambre”, “puta”, “sinvergüenza”, “hijo de puta”, “jueces corruptos”—pero también hubo noches de insomnio. En pleno confinamiento, cuando el magistrado dejó una bolsa de basura en la puerta, Gloria Castro (66 años) se quejó ante el presidente de la comunidad e incluso cuando apareció en la televisión una noticia sobre un juez, encendió el dispositivo. a todo volumen. vez gritó: “Los jueces son corruptos”; “fachadas de mierda” o “fascistas”.

La convivencia se volvió insoportable cuando una amiga de Gloria se sumó al auto en un incidente ocurrido el 14 de noviembre de 2021 a partir de las dos de la madrugada, hora en que la pareja llegaba a su casa. Laureana (50 años) había interpuesto una demanda en el Juzgado Mixto 2 de Verín, cuyo titular era Lora, para interponer una demanda, pero fue desestimada en fallo de 2019. Laureana lo culpó por haberse quedado sin tierra.

La queja

El ofendido dio el paso de denunciar cuando ambos imputados, esa mañana, comenzaron a hacer ruido con voces, insultos y tacones. El matrimonio, según les contó la Guardia Civil, tuvo que cambiar de dormitorio en el dúplex que ocupaban, pero, a las cinco de la mañana, empezaron a tirar la cadena del WC sin parar. se refieren gritos como “su señoría, ya voy” e “hijos de puta”. Después de 50 minutos, la mujer en bata llamó a la pared para avisarles que iba a llamar a la policía. Los investigados comenzaron a cantar: “Que la paren, es una mentirosa (…)”. A las seis de la mañana llegó la Guardia Civil pero Gloria y su acompañante no abrieron la puerta.

El juez denunciaron acoso, coacción y falta de respeto a la autoridad. En total, 39 meses de multa a 10 euros diarios, además de 1.000 euros por daño moral. El fiscal fue incluso más lejos y exigió dos años de prisión para uno y nueve meses para el otro por coacción.

Pero ayer, casi dos años después de la denuncia y con el denunciante en otro destino, los ánimos se calmaron. En la Prisión 2 de Ourense, las acusaciones dejaban los delitos menores. Gloria fue condenada a pagar una multa de 180 euros y Laureana, 90. La primera también deberá pagar 1.000 euros al matrimonio por el daño moral causado. La misma cantidad que solicitaron los denunciantes, menos que el fiscal.

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