El reconocido artista aterriza entre nosotros por primera vez en el DodoDadá, dándole prestigio, y además de ampliar su currículum, le da impulso. Hay una actividad febril en su espacio, porque en un rincón de la sala dos estudiantes están en clase con ese artista el sábado por la mañana cuando estábamos viendo la exposición. Además, en el soleado día semifestivo han pasado otros visitantes. Los galeristas Marita Carmona y Xosé Vilamoure creen, al igual que el artista, en lo que decía John Berger, “el arte no puede cambiar la sociedad, puede ofrecer esperanza. Y cuando las personas tienen esperanza, surge en ellas el coraje necesario para resistir, y luchar por una vida mejor, o por una vida menos mala, o luchar contra la injusticia, o ser solidarios unos con otros en lugar de masacrarnos unos a otros. ”
Carbajo trae algunas muestras de su trabajo, en dos de su serie de años. Con House of Wishes expresa lo que internautas anónimos dejan en la web del artista, quien escribe en una casita hecha con materiales de desalojo y luego la ubica, en sus viajes, dejando testimonio de su ubicación en una foto con las coordenadas. Son desde Escocia hasta Galicia, Cataluña y otros lugares de España, siempre en espacios naturales. La otra serie, también fotográfica, a la que añade óleo, acrílico o tinta en gel, es Chemical Landscapes, una mirada reflexiva tanto sobre “entornos urbanos fracturados como sobre espacios naturales que están bajo la constante amenaza de un desastre ambiental”, afirma. Así, un embalse de Ourense lleno de cianobacterias por el abuso de fertilizantes… Es koyaanisqatsi, “vida en desequilibrio”, expresión de los Hopi de Arizona, Estados Unidos. Un maestro del assemblage, que es collage extremo, como siguen Miguel Mosquera, y Rosendo Cid o Pablo Orza, más jóvenes. Los corazones con cuchillos o cristales hablan, como los que en la vida real regresan a casa.