Snchez y Daz dejan encarrilado un pacto de gobierno con acento socioeconmico para compensar el desgaste por la amnista


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La reducción de jornada ha sido uno de los obstáculos. El texto en el que han trabajado tiene el empleo como eje de la legislatura.

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Sánchez y Díaz, durante su reunión en el Congreso el pasado 4 de octubre.Bernardo DíazMUNDO

Los pactos entre el PSOE y Sumar, antigua Unidas Podemos, tienen ahora su liturgia. La negociación avanza bajo el radar, mientras en la superficie se escenifican fricciones, tensiones, versiones contradictorias… y al final, en el momento equivocado, ¡ataque!: pacto. El acuerdo gubernamental para una hipotética reedición de la coalición siguió al pie de la letra este método. En un diálogo que se ha intensificado y acelerado en las últimas semanas, liderado por María Jesús Montero (PSOE) y Nacho Álvarez (Agregar), Pedro Sánchez y Yolanda Díaz Se reunieron el lunes por la mañana para poner en marcha una humo blanco que sus equipos firmaron a altas horas de la noche, tras limar los roces restantes, entre los que destacaba la reducción de la jornada laboral. “Faltan matices”, afirman las fuentes consultadas.

Este martes está prevista la puesta en escena de este pacto de Gobierno, con la incorporación de Sánchez y Díaz acudiendo a La Moncloa en el consejo de ministros. Habrá acuerdo, por tanto, pero persiste la duda de si habrá investidura.

Tras despejar un camino que ha dejado para más adelante el reparto de ministerios, aunque no es territorio virgen, el quid de la cuestión estuvo en reducir el tiempo de trabajo. La gran bandera que quiso lucir Agregar y con el que quiso presionar y retratar al PSOE. “La pelota está en el tejado del PSOE”, repetían en las últimas horas fuentes de la dirección del partido de Díaz.

Los socialistas se sacudieron esta coerción señalando que el acuerdo estaba prácticamente cerrado. La vicepresidenta segunda, que ha cancelado un acto que tenía este lunes a las 18.00 horas para supervisar el pacto, puso sobre la mesa desde el primer momento reducir la jornada laboral actual de 40 horas semanales a 37,5 horas en 2024, que es decir, media hora diaria de trabajo, y a partir de ahí abrir un debate sobre este tema.

“Nos dicen que no”, respondieron en los últimos días los negociadores de Sumar cuando fueron preguntados por este tema. Sucede que el PSOE, en su programa electoral para el 23-J Nosotros abogamos por esto. Así lo afirma su documento: “Seguiremos impulsando el proyecto piloto de reducción de jornada para las empresas industriales con medidas encaminadas a reducir la jornada sin reducir los salarios”.

Incluso el vicepresidente Nadia Calvioquien fue considerado uno de los más resistentes a esta medida, este lunes ya dejó la puerta entreabierta, admitiendo que se trata de un tema que “va a estar muy presente en los próximos años” y en lugar de cerrar la puerta se refirió al “diálogo con Agentes sociales y negociación colectiva.”

Fuentes gubernamentales consultadas por este periódico admiten que cerrar el acuerdo ahora, apurándolo incluso antes de finales de octubre, que era la fecha límite que se habían marcado Sánchez y Díaz, “políticamente nos viene bien”. No sólo porque se pone en escena un proyecto de gobierno, sino porque un calendario silencioso, vacío e incierto se llena de contenidos y medidas a la espera de la amnistíapero también porque se publicitan una serie de iniciativas con las que desde hace unos días el presidente del Gobierno quita el foco, aunque sea mínimamente, al perdón de los independentistas y al desgaste por el silencio que mantiene sobre su cargo sobre el asunto.

Empleo, gran eje

El texto que han trabajado PSOE y Sumar tiene una importante carga socioeconómica: agenda social y foco en el mercado laboral, con la autoimposición del pleno empleo como uno de los grandes mensajes, así como de las condiciones laborales y salariales. Fuentes de la negociación señalan a este diario que el empleo Es el gran eje. A nivel territorial, el compromiso de convivencia con Cataluña. Este despliegue de las redes sociales también tiene como trasfondo para Sánchez querer contrarrestar los efectos electorales negativos que podría suponer pactar una amnistía con los independentistas. Y pese al pacto con Sumar, la investidura sigue en manos de ERC y, sobre todo, Junts.

La negociación entre ambos socios comenzó la semana siguiente de las elecciones generales del 23 de julio. Desde Sumar ya han trasladado sus primeras propuestas al PSOE. Sin embargo, los socialistas priorizaron avanzar en el diálogo con ERC y Juntos sobre la amnistía y relegó a un segundo plano las conversaciones con el partido del vicepresidente segundo. La sensación en esos primeros momentos es que Sumar, a juicio del PSOE, planteaba una propuesta “demasiado ambiciosa” y estaban “concentrados en lo difícil”.

Las posiciones se han ido modulando y las negociaciones se han intensificado. Eso sí, los socialistas tienen claro cómo será la legislatura: “No vamos a aprobar cientos de leyes como la pasada legislatura. No es cierto. Vamos a aprobar cosas, pero no va a ser como eso.”

Así, la negociación avanzó en septiembre a un ritmo y con expectativas que no convencieron a Sumar para exigir al PSOE que actuara y sentara las bases de un programa de gobierno “ambicioso”. Los tiempos se aceleraron una vez que Sánchez fue propuesto como candidato a la investidura por el Rey El 3 de octubre. El líder socialista se reunió con Díaz en el Congreso el día 4 y se comprometieron a firmar su acuerdo de coalición en octubre. Menos de un mes. El intercambio de documentos, llamadas, correos electrónicos… se aceleró. No hay fines de semana ni festivos. Líneas abiertas, canales permanentes. Veinte días después, esperan firmar.

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