Un portavoz se subió a un banco en el cantón Grande de Coruñes y proclamó antes de la marcha: “Nos van a fotografiar a todos, nos van a registrar también. “Sabemos el clima con el que venimos aquí y vamos a Limpiar la imagen que las administraciones quieren dar de nosotros”. Y los 300 bomberos que le escucharon cumplieron. Tras los disturbios del lunes en Orense, su manifestación de este viernes en La Coruña para exigir mejores condiciones laborales y salariales Ha sido vengativo pero pacífico.
Tras escuchar las instrucciones del portavoz, que insistió en que ignoraran posibles “provocaciones de la Policía”, los bomberos se dirigieron hacia la cercana sede de la Diputación Provincial de La Coruña. detrás de una pancarta con el lema ‘a nosa loita é a vosa vergoña’. Les esperaba un edificio blindado por un gran despliegue de la Policía Nacional -de los 32 antidisturbios de Orense se pasaron a 120 en La Coruña-. Y, efectivamente, tal y como les había advertido el portavoz, identificaron y cachearon uno a uno a los bomberos que entraban en la calle Manuel Casas –entre el edificio de la Diputación y Correos–, lugar acordado para la manifestación. Y donde la lluvia, a rachas, ayudó a templar los ánimos.
Leyeron un comunicado, firmado por seis sindicatos, en el que, tras agradecer irónicamente a los antidisturbios su “colaboración” para ayudarles a captar la atención de la prensa -por los acontecimientos de Ourense-, recordaban que En Galicia sólo hay 439 bomberos autonómicos para dar servicio a 300 municipios, una proporción “insultante”. “Nos jugamos la vida en cada incendio o accidente, y, por muchas mangueras que tengamos, la falta de personal nos impide hacer nuestro trabajo con seguridad”, advirtió un bombero con un megáfono en la mano entre aplausos. Reclaman mejoras laborales, pero también salariales, porque “un bombero autonómico en Galicia gana una media de 1.200 euros” al mes.
Los blancos de su indignación fueron el presidente de la Diputación Provincial, Valentín González Formoso, y el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda. Pero, sobre todo, el director general de Emergencias de Galicia, Santiago Villanueva. Le piden que renuncie. Después del manifiesto, una ‘actuación’: todos se arrodillaron sobre la rodilla izquierda y golpearon rítmicamente el suelo con los cascos. Los 300, vestían el uniforme de sus respectivos consorcios provinciales, pero algunos optaron por quitárselo y quedarse en ropa interior. La marcha terminó en silencio bajo la lluvia.