Todos los bosques tienen algo mágico, más aún si caminas por ellos cuando se inundan de colores otoñales. Y probablemente uno de los más especiales del mundo se esconde en las montañas de Vizcaya. A través de pinturas sobre la corteza de los árboles, que sólo adquieren significado cuando uno camina y observa la perspectiva del conjunto, Agustín Ibarrola logró crear todo un mundo de fantasía en los recovecos del frondoso Bosque de Oma.
El pintor y escultor vizcaíno concibió aquel espacio como una muestra de la relación mágica que se puede conseguir entre la naturaleza y la pintura. Pero el paso del tiempo provocó que algunos árboles llegaran al final de su ciclo de vida; otros se vieron afectados por la enfermedad conocida como ‘la banda marrón’. En consecuencia, el riesgo de caída aumentó hasta niveles que desaconsejaban el paseo y la Diputación Foral de Vizcaya se vio obligada a cerrarlo al público en 2019 para evitar riesgos.
Sin embargo, desde ese primer momento la Diputación Foral de Vizcaya mostró su intención de no dejar morir a uno de los símbolos de la provincia. Prácticamente al mismo tiempo que anunció el cierre, también inició un proyecto para intentar recuperar la zona. El proceso realizado se conoce como “migración” y consiste en trasladar los diseños de pinos viejos y enfermos a otros ejemplares jóvenes y vigorosos ubicados en una parcela situada justo al lado.
Ha sido cinco años de trabajos hasta conseguir un nuevo bosque idéntico pero a la vez diferente al que ideó el escultor. “El resultado es un Bosque de Oma más completo y fiel a la idea original”, explicó la Diputación en el acto que sirvió para reabrir el recinto. Quienes todavía recuerdan el viejo bosque volverán a sentir ahora la emoción que provoca el universo Ibarrola, aunque en un recinto de “dimensiones ampliadas”. Además se han recuperado grupos que se habían perdido en el antiguo bosque.
Así, la nueva ubicación se convierte en un “nuevo lienzo” de doce hectáreas y 800 árboles en los que se han reducido los grupos pictóricos de 47 a 34, pero con el que se transmite mejor la “intención del autor”. El visitante es recibido con los diseños más conocidos del grupo y luego descubre parte de la obra que se perdió en la tala de los años 80. Los peritos han logrado recuperarlo del material que guardaba la familia.
José Ibarrola, hijo de Agustín, ha reconocido que hasta ver el resultado final siempre ha habido “un cierto peligro” de que la obra “desapareciera”, debido a la complejidad del proceso y lo fácil que a veces resulta para las buenas intenciones del principio. caer en el olvido. . De ahí que este viernes no pudo ocultar su satisfacción por el resultado. Ha lamentado que su padre (Bilbao, 1930) no esté en condiciones de verlo porque “le hubiera encantado”.
En realidad, no es un sueño que se vaya a hacer realidad, porque el sueño se materializó hace mucho tiempo, pero el trabajo presentado este viernes sí asegura su continuidad. El proyecto ha sido obra de un equipo multidisciplinario dirigido por Fernando Bazeta, catedrático de la Universidad del País Vasco, y ha contado con la participación de artistas plásticos, expertos en restauración, especialistas en Arte Vasco Contemporáneo, arquitectos y expertos forestales. “Era la primera vez que se llevaba a cabo un proceso de estas características”, destacó Elixabete Etxanobe, diputada general de Vizcaya.
Y el desafío no fue nada fácil. Una obra de arte debía trasladarse de un entorno natural a otro, manteniendo tanto el concepto como el espíritu original de la obra. En el nuevo diseño también se ha intentado que los visitantes son los “protagonistas”. Para ello se han adaptado los caminos, ahora más cómodos y accesibles que a finales del siglo pasado, y se han instalado nuevas herramientas que permiten una mejor “comprensión y disfrute del entorno”. El objetivo, explicado por la Diputación, es hacer que la experiencia más “enriquecido”, “ordenado” y “comprensible”. Para garantizar la sostenibilidad de la obra y del medio ambiente, y evitar errores pasados, será necesario registrarse previamente a la visita.