Page representará el ala más crítica con Sánchez, donde están Felipe González y Alfonso Guerra.
pedro sánchez Hoy se enfrenta a uno de los cónclaves socialistas más complejos de los últimos tiempos. Todas las críticas, reproches y dudas que genera el acercamiento del PSOE al independentismo y la exigencia de una amnistía para darle apoyo en una investidura convergen este sábado en Ferraz, donde el presidente del Gobierno reúne a los comité federal de su partido para aprobar el acuerdo de gobierno alcanzado con Sumar en los últimos días y un hipotético pacto con Junts, ERC y EH Bildu para lograr la luz verde del Congreso y revalidar así un nuevo mandato en La Moncloa.
Aunque las bases del partido no podrán votar la amnistía, sí podrán expresar su posición al respecto antes, durante y después de la reunión, como vienen señalando y denunciando desde hace tiempo voces críticas dentro de las filas socialistas. La corriente más alejada de la hoja de ruta propuesta por Sánchez estará representada en el Comité Federal de hoy por el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Página. Muestra sus dudas sobre la amnistía que exige el secesionismo, en la línea de lo defendido en las últimas semanas tanto por él como por otros socialistas históricos que reprochan la deriva que supondría para España y el PSOE ceder ante las pretensiones del independentismo. .
Ayer, Page confirmó que hoy no está de acuerdo con el planteamiento del aparato socialista y acusó al independentismo de querer perdonarse a sí mismo y, además, que el país reconozca que se hicieron las cosas mal. Otra de las principales voces contra la actual amnistía del PSOE, la expresidenta de Aragón Javier LambénNo acudirá a la reunión de este sábado en Ferraz porque sigue de baja médica.
La tormenta viene de lejos, pero el debate interno en el partido cobró relevancia cuando el 14 de septiembre la dirigencia anunció la expulsión del histórico líder Nicolas Redondo por su reiterado desprecio por las siglas, en relación con sus críticas a los planes de Sánchez. La amnistía del 77 fue un acto fundacional de la democracia. Un abrazo nacional. Todo lo contrario, fueron las declaraciones expresadas en una entrevista a EL MUNDO por Nicolás Redondo que desataron la crisis orgánica.
Detrás de él llegaron voces más pesadas. El punto de inflexión llegó una semana después, cuando Felipe González y Alfonso Guerra Escenificaron su reconciliación tres décadas después y pidieron al PSOE que se rebelara contra el enfoque de amnistía, ya que era la condena de la democracia. Sin ningún representante de Ferraz, aquel reencuentro protagonizó la ruptura entre el actual PSOE y el clásico y la unión de una corriente que clama contra las concesiones al independentismo. No todo vale para gobernar, advirtió precisamente ayer el expresidente del Gobierno en dirección a Sánchez.
Muchos de los presentes en el abrazo entre González y Guerra a finales de septiembre también han alzado la voz contra la amnistía, y contrastan con, por ejemplo, el sentir del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero., que apoya a Sánchez y cree que la amnistía tiene un lugar en el ordenamiento jurídico, en línea con los socialistas catalanes. Ante esta postura, el exsecretario general de los socialistas, Joaquín Almuniaha advertido en los últimos tiempos que no se dan las condiciones para una amnistía, y el ex ministro Ramón Juregui cree que representa una legalización encubierta de actos contra el Estado que refuerza la unilateralidad.
El expresidente del Gobierno de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra También se ha opuesto frontalmente en las últimas semanas a la amnistía, cuyos efectos serían, dijo, como violar a 40 millones de españoles. Importantes altos cargos del PSOE en la última década, como Elena Valencianovicesecretaria general del partido en tiempos de Alfredo Pérez Rubalcaba y actual miembro del Consejo de Estado, cree que la amnistía no es posible y define a Junts como una derecha supremacista, por lo que pide a Pedro Sánchez que no se alinee con los que buscan la destrucción de España.
El último en mostrar su rechazo ha sido el exministro Jordi Sevilla, que esta semana, a través de un foro en El País, consideró que no es necesaria una amnistía para devolver la cuestión catalana al cauce político. Incluso desde el mundo sindical han criticado la negociación que está manteniendo el PSOE con el independentismo. En este sentido, el exsecretario general de UGT, Cándido MéndezRecientemente comentó que, si la amnistía se lleva a cabo, los crímenes cometidos por los líderes del procesopor lo que se opuso categóricamente a esta medida.