¿A cuántas personas atienden? ¿Cuál es el perfil de usuario en Proyecto Hombre?
La cifra siempre oscila entre 60 y 70 al año. Fundamentalmente son hombres, de 33 años de media, con estudios de la ESO (al menos), con trabajo (el 50% de las personas lo tiene) y de clase social media. No encontramos personas en riesgo de exclusión social, pero el consumo de sustancias ya ha llegado a todos los niveles. Por otro lado, cabe señalar que estamos viendo un aumento en el número de mujeres que solicitan tratamiento y asistencia. Históricamente tardan mucho más en llegar.
¿En qué áreas trabajan?
Somos un equipo dividido en dos servicios. Uno está en el Pazo de Guizamonde en Ourense, donde trabajamos con una comunidad terapéutica para policonsumidores. Son ingresados y luego nos encargamos de realizar su seguimiento. El otro servicio está dentro del penal de Pereiro. Aprovechamos el tiempo que tienen en su condena para ayudarles en su rehabilitación. Es un proceso que pueden continuar si quieren en el extranjero. Además, trabajamos en prevención, con colegios que nos solicitan información.
¿En prisión, los presos van voluntariamente? ¿Hay muchas recaídas tras las rejas?
Siempre vienen voluntariamente. Para evitar recaídas, estos presos se encuentran en un módulo separado; no se mezclan con otros internos desde el momento en que solicitan el ingreso a la comunidad terapéutica. No se pueden combinar ni siquiera en la cocina o en el patio, tienen sus propios espacios.
Puede suceder que en una visita exterior alguien pase o traiga drogas. Separarlos es lo que nos facilita la abstinencia.
¿Con qué adicciones trabajas?
Aunque ahora estamos adquiriendo nuevas adicciones, a los videojuegos o a las nuevas tecnologías, el trabajo más intenso es con las drogas. Las sustancias más consumidas son la cocaína, el alcohol y el cannabis. Aunque dicen que la heroína podría volver a repuntar.
El consumo de uno u otro iría cambiando con el paso de los años…
Sí. Antes había mucho más consumo de heroína. En los años 80 y principios de los 90, cuando empezamos el proceso de adicción en Santiago de Compostela, la droga principal era la heroína. Ahora es cocaína junto con otros estimulantes. Son muy protagonistas. Sin embargo, es raro encontrar a una persona usando una sola droga. Suelen estar combinados.
¿Qué factores suelen determinar si alguien decide dejar de hacerlo? ¿En qué porcentaje están rehabilitados?
Hay una primera causa que es la necesidad. La persona se encuentra en una situación de vida problemática. Otras veces son las familias quienes les animan a ir. En otros casos, son problemas de salud o judiciales los que dan lugar a la rehabilitación. Según nuestros datos de altas terapéuticas el 65% se recupera.
¿Cambiaron los horarios o hábitos de consumo?
Actualmente no es que se consuma más o menos droga, sino que se observan diferentes procesos de deterioro en la vida diaria. El nivel de desorganización que tiene una persona y cómo deja de gestionar su vida debido a una adicción es el mismo, pero es más una fiesta. Los consumidores creen que tienen más control, creen que no son adictos.
¿Ves un impacto en la salud mental?
Sí, nos encontramos con personas que no creen tener un problema con las drogas y que desarrollan patologías mentales con ellas. En los años 80 no era tan fuerte.