“Ellos silban, yo no voy a jugar cuando ellos silban. No hice nada para que me silben. No quieren que juegue, no voy a jugar (…) Hay “Si alguien pita, lo paro”, explotó el tenista ruso en el segundo set.
Un enfado considerable por parte de Medvedev, que abandonó la pista dedicando un peine secreto al público en el Masters número 1.000 de París-Bercy.
El duelo fue sencillamente brutal, con Dimitrov llevándose el primer set y viendo resurgir a Medvedev en el segundo set para empatar el partido en el tie-break, tras el altercado con el público y tras romper una raqueta en el suelo.
El tercer set produjo un resultado simplemente increíble, con el moscovita salvando hasta seis puntos de partido antes de rendirse en el séptimo contra Dimitrov. El ruso, en el tercer set, cayó 5-2 y, en el 5-3, salvó cuatro puntos de partido, algunos con mucha frialdad. El búlgaro tuvo otros dos con 6-5, pero el ruso logró forzar el partido de desempate en el que, sin embargo, ya veía agotada su capacidad de resistencia.
Dimitrov, de 32 años, había alcanzado las semifinales en Chengdu, los cuartos de final en Beijing y las semifinales del Masters 1.000 de Shanghai, mientras que en primera ronda en París superó en tres sets al italiano Lorenzo Musetti, demostrando que atravesaba un Buen momento de forma.
Es la décima vez que el búlgaro derrota a un jugador top 10, la segunda en menos de un mes, desde que derrotó a Carlos Alcaraz en el último Masters 1.000 de Shanghai.
El número 3 del mundo, que tras la eliminación de Alcaraz fue el principal rival para evitar que el serbio Novak Djokovic sumara una séptima corona a orillas del Sena, llega tras haber alcanzado dos finales del Open desde la que perdió en Estados Unidos contra el número 1, los de Pekín y Viena, derrotados en ambos casos por el italiano Jannik Sinner. Y buscaba su sexto torneo del año, su tercer Masters 1.000, tras los de Roma y Miami.