Tenía conversaciones con personas desconocidas


Lucía tenía 16 años cuando su comportamiento cambió radicalmente. No quería estar con su familia ni con sus hermanos. Y había una razón: El telefono celular. Estaba enganchada, levantándose y acostándose con el teléfono en la mano. “Estábamos viendo películas y la niña estaba en su celular. Fue al baño y se encerró 30 minutos para estar en su celular”, recuerda su madre, Carolina.

“Le preguntaste cualquier cosa y él no supo responder, yestaba desorientado“, añade su padre, Luis. Pasaba horas en las redes sociales “en Instagram, en Facebook, en Tiktok”, lo que le hizo perder un curso escolar y le llevó a distanciarse de sus padres, “se distanció completamente de todos”, afirma. se lamenta Carolina.

“La adicción al móvil le llevó a mentir”

Perdió la relación con ellos “la adicción la llevó a mentir”, les ocultó con quién salía, si tenía exámenes o tareas que hacer. Y ella superó todos los límites. “Comencé a tener conversaciones con personas desconocidas”. con quien contactó a través de las plataformas. Este hecho hizo que se dispararan todas las alarmas y trataron de ponerle límites, “nos dijo que estábamos locos y que ella no tenía problemas”, e implementaron lo que se conoce como control parental, “es una aplicación que Consiste en limitar el teléfono a ella, en todas las aplicaciones. El teléfono se congela a los pocos minutos. Pero no sirvió de nada.

Estaban desesperados. Dicen que vivieron un infierno. Llegaron a echarle la culpa”, pensó que la educación que le estaba dando no era la adecuada para ella. “Pensé que era yo la que estaba fracasando como madre”., explica Carolina entre lágrimas. Incluso pidió ayuda a la Policía y finalmente fue su médico de atención primaria quien le dio una salida: “me dijo que tenía que ir a un psicólogo”.

Les ofrecieron el Servicio de Atención a las Adicciones Tecnológicas de la Comunidad de Madrid y Lucía empezó a acudir a terapia. “Al principio fue duro, ella estaba en contra, pero lo consiguieron. Ahora lo bueno es que ella misma también lo ha reconocido”, afirma su padre. Ella avanzó y recuperó su vida anterior.

Los riesgos de las adicciones a la tecnología

En lo que va de año han atendido en este centro a 7.300 personas. Lo primero que hacen en terapia es “ver para qué usaban el móvil porque siempre hay una necesidad detrás” de ese uso excesivo, afirma Irene Gómez, educadora social del servicio. Trabajan durante varios meses con los menores y sus familias y les enseñan a utilizar correctamente las tecnologías. Es fundamental porque un mal uso conlleva riesgos: menor rendimiento académico, aislamiento, problemas sociales, ciberbullying, etc.

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