Mucho mérito tiene el inicio de liga de este COB



“Estoy un poco agotado, pero estoy bien”. Es el comienzo de una canción del cantautor Ron Sexmith que en una traducción un tanto libre, podría ser algo así como “Estoy un poco jodido, pero estoy bien”. “Es un canto de cariño, de manera positiva. Algo había salido mal, pero de ninguna manera iba a caer del todo.

Seguramente, en tu camino de regreso, Jugadores de la COB y su afición, habrán hecho suyo ese primer verso de la canción. Habrán valorado la clasificación actual, el nivel de competitividad, la solidez defensiva, no la riqueza presupuestaria, mostrada hasta ahora por la COB para codearse con los mejores y en este caso aguantar, en cuanto al físico, las limitaciones en rotaciones, bajas de su generador (Karamo Jawara) y de su anotador (Justin Turner), se lo permitieron. Enfrente, un Fuenlabrada que acabó imponiendo sus valiosas rotaciones a base de cañonazos (15 de 40 triples y 15 de 24 dobles) y también malas maneras. Especialmente en la persona del petulante McGrew, provocando el enfado y posterior pitido del Pazo. Ahora bien, quien presenta un récord de rendimiento de 4 de 11 en triples, siendo pívot, nos lleva a entender que su protagonismo está más marcado por sus acciones “exteriores” que no bajo el aro como corresponde.

Un resultado que Es no dejar de creer en lo que hace la COB y como lo hace. Jugar al baloncesto, desgracias aparte, y teniendo en cuenta que estamos asistiendo a un inicio de competición más goleador que la LEB Oro, tiene su mérito, que es mucho, poder compensar organización y equilibrio defensivo, pese a algunos huecos, ese baloncesto de más posesiones y ataques cortos de equipos más largos y equilibrados.

Por otro lado, como siempre -la “operación altura” federativa marcó toda una época- Me llamó la atención el juego de esos pívots físicos.su capacidad de maniobra sin espacios, una estirpe que se fue diluyendo y que ahora rescata, con evidente idoneidad, Félix Alonso para su COB, potenciando al potente Ivica Radic que, a su manera pero con indudable beneficio, le gusta absorber y rematar con contacto.

Día a día se va ganando el respeto propio y ajeno. ¡Ay si no fuera por los tiros libres! Y no es el único. Pero, como dice Moncho Fernández (Obradoiro), “en el baloncesto es parte del juego” y habrá que convivir con ello.

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