El gravedad del asunto Hizo que la Administración tomara cartas en el asunto lo más rápidamente posible. Tal es así que a las 10:30 horas del mismo viernes, el primer camión cargado con grava vertió su contenido en el espacio entre el muro que separa la subestación eléctrica y el trazado vial. Horas antes, a las 3:00 de la madrugada, ese espacio provocó que la vía cediera, destrucción que Las lluvias tormentosas no ayudaron en nada lo que provocó filtraciones de agua, causa que señalan como el principal motivo del deslizamiento en los cimientos.
“Más de seis meses para llenar el espacio entre el muro y la carretera y esto tiene que suceder para que pueda estar listo en un día”, dijo un transportista, el sector más afectado por el derrumbe. Todos los vehículos pesados fueron desviados el viernes a la N-120, obligados a desplazarse hasta la provincia de León y circular por carreteras alejadas de sus destinos y nada seguras en muchos casos, lo que no rentabilizaron ninguno de los transportes que tenían que hacer ese día.
Hoy lunes los vehículos que circulan por la N-536 Se volverán a encontrar con el único carril de ese camino abierto, pero con el mismo panorama que desde hace meses. Dos semáforos en cada extremo del carril habilitado al tráfico seguirán dando prioridad a los vehículos, como viene haciendo desde la pasada primavera. En la cola, esperando su turno, se encontrarán nuevamente con vehículos utilitarios y vehículos pesados, que cada día cruzan la ya estrecha y deteriorada carretera, para llegar a su destino y regresar de él, por el mismo lugar, para transportar su carga. a los principales puertos gallegos, desde donde parte la pizarra hacia los principales destinos europeos de exportación. “No es justo que estemos así, estamos tan estirados que dependemos de un carril en construcción para llegar a las carreteras, esto tiene que cambiar”, afirma.
Los transportistas, por su parte, Ahora esperan que mejore la situación de las comunicaciones por carretera en Valdeorrasaunque se parta de una situación extrema como la vivida el viernes, cuando la mayor fuente de riqueza de la región y uno de los productos más importantes del PIB orensano y gallego, quedó seriamente comprometida.