Primer paso para que el damasquinado de Toledo sea declarado Bien de Interés Cultural


Cincel y martillo pequeño con el que se incrustan láminas de oro y plata en piezas de acero o hierro. Estas son las materias primas de un arte milenario, como es el damasquinado toledano, que ahora da sus primeros pasos para ser declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por la Gobierno de Castilla-La Mancha.

Aunque su nombre hace referencia a la ciudad siria de Damasco, ya que es originaria de las regiones árabes, fue en Toledo, durante la dominación musulmana, cuando se realizó el damasquinado, utilizando la técnica del ensamblaje -nombre con el que se conocía a la incrustación de filamentos-. de oro o plata sobre metales- se convirtió en una de las señas de identidad del arte hispanoárabe.

Esta tradición artística se transmitió de generación en generación entre los damasquinadores toledanos, pero, tras un período de decadencia, es en el siglo XIX cuando resurge el damasquinado con la apertura de la Fábrica de Armas de Toledodonde se recuperó un oficio del que ahora, sin embargo, quedan muy pocos maestros, algo que provoca que este arte esté en peligro de extinción.

“Si seguimos así, algún día los arqueólogos estudiarán el damasquinado como una antigüedad porque, si no está condenado a desaparecer, este oficio está muy enfermo”. Así lo expresó en una entrevista que ofreció a torrevieja news today en 2016 Mariano San Félix (Castellón, 1939), insigne damasquinador toledano que, aunque castellonense de nacimiento, debe su vida y obra a Toledo y es uno de esos últimos maestros de la este comercio

Ahora, sin embargo, este arte milenario ve un halo de luz al final del túnel, después de que el pasado 10 de agosto Ministerio de Educación, Cultura y Deporte iniciar el expediente para su declaración como Bien de Interés Cultural. Una decisión que responde a la petición que presentó el pasado 24 de enero la Fundación Damasquinada de Toledo, de la que el propio Mariano San Félix es su presidente.

Ahora, 71 años después de que entrara como aprendiz en los talleres de Luis Serrano con 13 años, San Félix es uno de los últimos maestros damasquinados. Él, junto a un reducido grupo de historiadores, comerciantes y otros amantes de este arte milenario, han creado una fundación que solicitaba, entre otras cosas, su declaración como BIC para proteger y poner en valor esta ancestral tradición artesanal tan ligada a Toledo.

Mariano Félix, uno de los últimos maestros damasquinados y presidente de la Fundación Damasquinada de Toledo

H. fraile

Esta organización, a través de nota de prensa enviada a los medios de comunicación, agradece al Viceministerio de Cultura y Deporte y a su Servicio de Patrimonio y Arqueología el interés mostrado en esta primera fase del proceso, así como la ayuda brindada de cara a la elaboración del preceptivo informe técnico y su tramitación. “Con ello damos un paso decisivo para conseguir la protección BIC de esta artesanía tan arraigada en nuestra ciudad, al tiempo que solicitamos el imprescindible apoyo de las distintas instituciones que permitan dotarla de los medios solicitados para evitar su extinción”, afirman.

De hecho, en los últimos meses, a raíz de una serie de actos, exposiciones e informaciones publicadas en este periódico, han sido numerosas las muestras de apoyo que ha recibido el toledano dasmasquinado desde diversos ámbitos, entre los que destaca el apoyo de posiciones políticas relevantes, como como los de la ex alcaldesa de la ciudad, Milagros Tolón, o el actual concejal, Carlos Velázquez.

plan ambicioso

Sin embargo, desde el Fundación Damasquinada de Toledo No quieren quedarse aquí solos. “Nuestro plan es muy ambicioso y estamos llenos de ilusión, pero necesitamos mucha colaboración de las distintas administraciones que tengan algo que decir: Ayuntamiento de Toledo, Junta de Comunidades y Diputación”, afirma su presidente, que también insta un reglamento para protegerla, a la colaboración de comerciantes oa la creación de talleres y escuelas dentro del currículo de formación profesional del Ministerio de Educación.

Atrás quedaron las escuelas-taller donde se formaron un buen número de aprendices en estas disciplinas, que ahora sufre el relevo generacional. Ojalá los deseos de la Fundación Damasquinada de Toledo no caigan en saco roto y este arte milenario no llegue a su fin nada más comenzar el segundo milenio. Por Mariano San Félix no permanecerá, porque es un ejemplo de vitalidad. Todos los días, a sus 84 años, sigue encerrándose en el pequeño taller de su casa para seguir haciendo obras de arte.

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