Borja Suárez, «Burgos seguirá aportando más al conjunto de Castilla y León y así debe ser»


Con una larga trayectoria tanto en el PP como en la Diputación a pesar de su juventud, Borja Suárez defiende con contundencia su modelo para “transformar las políticas” en la provincia tanto para afrontar el reto demográfico “sin falsas expectativas” como para mantener su posición como uno de los los territorios más ricos de España debido, fundamentalmente, a su potencial industrial. Convencido, a diferencia de “otros”, de que Castilla y León es “un proyecto conjunto” que tiene futuro, aboga por destinar más fondos a las zonas del oeste de la Comunidad que más lo necesitan, pero no a través de más impuestos “que la izquierda propone”, sino con la “generación de empleo y riqueza” que permita disponer de más recursos públicos.

—¿Desde cuándo ambiciona o aspira a ocupar los cargos de presidente del PP de Burgos -fue elegido en julio de 2021- y de la Diputación Provincial -lleva cuatro meses allí-?

—Empecé muy joven en la política. Con 23 años ya era portavoz del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Miranda de Ebro y, tras prestar servicio en la Junta –fue Director General de Juventud–, llevo 16 años en la Diputación Provincial en ese mismo cargo. y en otros. La secuencia en el juego es similar. Tras una escisión, con 25 años tomé las riendas de la dirigencia del PP en mi municipio. Todo me llegó muy rápido y entré en un círculo en el que estás donde te exige el juego. Más que aspiracional, mi situación es circunstancial. Lo que sucede en cada momento.

—Pero supongo que si hubieran elegido a otros para ambos puestos ¿te habría perjudicado?

—En el partido no, porque hay mucha gente válida. En la Diputación, después de tanto tiempo dentro, uno se siente con conocimientos suficientes para afrontar esta tarea para la que también había otros perfiles que podían hacerlo perfectamente.

—Habla de continuidad con el mandato anterior, pero sus promesas suenan más a romper con lo existente.

—Lo primero que tenemos que hacer, y más cuando has participado en el proyecto, es respetar lo que heredas, que gracias a Dios es muy bueno. Tenemos un Consejo Provincial con absoluta sostenibilidad económica gracias al trabajo de César Rico –su antecesor– que nos permite afrontar el momento actual con margen de maniobra para transformar políticas que de otra manera no podríamos hacer y con la visión de hacia dónde queremos que así sea. la provincia en 20 años.

—Entre esos cambios que usted propone está que los pueblos se unan y gestionen más servicios en común.

—Somos la provincia con más municipios de toda España y creemos en una concepción transversal de los servicios que se prestan y eso nos obliga a mancomunarlos. Que se unan, no en su identidad, porque algún partido político que ya desapareció ya lo intentó. La idea no es extinguir pueblos. Es que forman unidades administrativas que generan una gestión más efectiva y que soportan menos gastos. ¿Cómo ayudamos a los municipios a sobrevivir? Haciéndoles ver que en las convocatorias de nuestra ayuda tienen preferencia las asociaciones de servicios. Que entiendan que la lucha es entre muchos y no entre cada uno solo. ¿Qué vamos a financiar? Fundamentalmente lo que demanda la provincia por necesidad u oportunidad.

—¿Cuáles serían esas necesidades comunes?

—En primer lugar, nuestro Plan de Carreteras. Vamos a establecer un programa de más de 40 millones de euros para los próximos cinco años con el que se renueva al cien por cien nuestra red provincial de 2.200 kilómetros. Conectar las ciudades a redes regionales y nacionales es una forma de afrontar también el desafío demográfico. En segundo lugar, el ciclo integral del agua. Estamos secos. Vamos a abordar las ayudas en abastecimiento y depuración de forma conjunta con recursos propios y con un proyecto muy importante de renovación de toda la red de agua y también de gestión en consorcio.

—¿Y las oportunidades?

—Están en el patrimonio. Multiplicamos la inversión anual por tres y la trasladamos a todo el mandato. Lo que pretendemos es quitarle gestión a los ayuntamientos, que cada año se vuelven locos con una ristra de convocatorias. Generaremos tres o cuatro impactos con líneas de ayuda también para particulares que serán diferentes en función del variado patrimonio de cada zona de la provincia. Y por último, en este capítulo también transformaremos el Plan de Empleo, que es muy estático y lo vamos a dirigir fundamentalmente a aquellas comunidades de las que os hablaba antes o a las que tienen un bar o un negocio en el pueblo porque, si cierran, ese municipio está muerto.

—¿Pero hay voluntad real en los municipios de compartir más servicios de forma conjunta?

—Aquí funcionan la zanahoria y el burro. La zanahoria van a ser estas líneas de ayudas preferenciales. Cuando tienes un ejército organizado, se mueve; cuando no es así, simplemente come y pregunta.

—Usted ha dicho en varias ocasiones que no se puede ‘vender’ la idea de que los pueblos volverán a llenarse de gente.

-VERDADERO. No podemos crear falsas expectativas. Llevamos más de 80 años en un declive demográfico que tiene muchas causas y condiciones y es irreversible. Lo que sí nos dicen todos los estudios que ahora se ponen en marcha es que sobreviven aquellos pueblos que tienen un proyecto propio que ofrecer.

—Una de las más reclamadas por la sociedad burgalesa en los últimos tiempos es la reapertura del Tren Directo Madrid-Aranda-Burgos. ¿Será este deseo una realidad?

—Si el PSOE sigue en el Gobierno, el proyecto está muerto. Si está el PP, hay una oportunidad. Nuestro presidente nacional se comprometió en Burgos a reactivar esta línea con una financiación de 200 millones de euros en los Presupuestos. Ya ni siquiera se sonrojan en este Gobierno cuando les preguntan cómo va esa infraestructura.

—Hace unas semanas en el informe anual de renta disponible, Burgos volvió a salir bien posicionado y muy por encima del resto de territorios de la Comunidad, excepto Valladolid. ¿Entiendes que otras provincias necesitan más ayuda que la tuya?

—Burgos es la quinta provincia de España en poder adquisitivo y eso es un logro de mucha gente y de una estructura muy consolidada fundamentalmente en el sector industrial, que también te permite exigir infraestructuras para poder mantener ese estatus. Seguiremos aportando al conjunto de la Comunidad más de lo que recibimos y nos parece bien que así sea porque es un principio de solidaridad que pedimos como autonomía respecto a otros territorios. Ahora lo vemos claro ante el chantaje de todos estos jets de Bildu y otros con el País Vasco y Cataluña, pero si lo reclamamos para el conjunto de Castilla y León tenemos que dar ejemplo interprovincialmente. Si hay una zona, que es el oeste de Castilla y León, que tiene más problemas de convergencia, que sea Burgos la que aporte más fondos para cerrar esa brecha, pero no a través de impuestos, que es muy de izquierdas, sino con la creación de empleo y riqueza que genere más recursos públicos que puedan utilizarse para invertir en esas áreas. Ésta es una concepción ideológica pura y dura y es la que defiende el proyecto del PP. Entendemos que la miseria no se puede compartir, sólo la riqueza, y para ser ricos necesitamos territorios competitivos, con gente preparada, con buena industria. Burgos lo tiene, así que contribuyamos al resto, pero no porque nos sintamos superiores. Simplemente porque creemos en un proyecto comunitario conjunto, aunque otros no lo vean así.

—¿Da por sentado ya que Pedro Sánchez seguirá al frente del Gobierno?

—Esto de la amnistía no se puede llevar a ninguna parte. Es el acto más egoísta para seguir siendo presidente y pone en tela de juicio al Poder Judicial. Están atacando descaradamente los principios básicos que acordamos, pero me temo que tendremos un “gobierno Frankenstein” por un tiempo.

—Pero usted lógicamente querría que se repitieran las elecciones.

-Sí, claro. ¿Dónde tienes que firmarlo? Cualquier oportunidad democrática que pueda revertir este momento sería buena.

—Sus antecesores en la Diputación Provincial estuvieron 20 y 12 años al frente de la institución. ¿Será usted también un presidente con muchos años de servicio?

—Vamos por cuatro años. Llevamos mucho tiempo hablando de un gran proyecto. Vamos a terminar este mandato lo mejor posible y en su momento analizaremos hasta dónde hemos llegado. A partir de ahí se tomarán decisiones, aunque en cualquier caso estas dependen de lo que vote la gente, quién es quien te retrata a tus expectativas.

Funcionan “con normalidad” en la junta y en Burgos

—¿Le molestan los pactos PP-Vox tanto en Burgos capital como en la Junta de Castilla y León?

—Nunca me he sentido incómodo con los acuerdos con Vox como presidente del PP de Burgos. Están funcionando con normalidad tanto en la ciudad como en la Comunidad. Ya viví una coalición en la Diputación de Burgos con Ciudadanos y fue una experiencia útil para la provincia en la que aprendimos mucho de otra formación. Nos ayudó a ser más humildes y acercarnos a otras posiciones que luego resultaron buenas y sobre todo a entender que en estos tiempos hay que llegar a acuerdos. Aunque ahora tengamos mayoría absoluta en esta institución, eso no significa que no podamos acercarnos a otros partidos siempre que tengan ideas propositivas interesantes para la provincia.

—¿Ha sido bueno para el PP de Castilla y León que esta coalición se haya extendido a otras comunidades y capitales?

-Absolutamente. Parecía que en Castilla y León se habían roto todos los platos. Ahora los platos son más grandes. En esto también entramos en esa jerarquía mediática que tiene la izquierda, que empieza vendiendo una moto y tú vas y la compras. ¿Y si aquí casi cometiéramos una aberración al pactar con Vox? A veces se involucran en provocaciones que desvían la atención y permiten a los oradores agregar más ruido. También es cierto que al alejarnos del calendario electoral de otras comunidades –las elecciones se adelantaron a febrero de 2022– la gente ha empezado a prestar más atención a Castilla y León y eso nos vino bien.

Ve “una amenaza” en el acuerdo psoe-nacionalista

—Usted, como natural de Burgos y Miranda, conoce bien la situación del enclave de Treviño. Últimamente parece haber cierta calma, pero supongo que usted es consciente de que este asunto volverá a ser motivo de controversia.

—Hubo un acuerdo histórico en la última legislatura entre la Diputación y la de Burgos que está funcionando bien. Aunque el debate sobre la territorialidad de Treviño está cerrado, seguramente volverá a surgir dentro de nueve meses, en vísperas de las elecciones en el País Vasco. Los grupos de siempre volverán a exigir su anexión y nosotros volveremos a decir que este territorio nunca ha sido vasco y que nos sentimos muy orgullosos de él. La respuesta de la administración castellana y leonesa seguirá siendo la misma porque Treviño es tan parte de esta Comunidad como lo puede ser Ciudad Rodrigo.

—¿Y qué postura cree que adoptará el PSOE en Castilla y León si la reivindicación vuelve como se prevé?

—Cambia mucho de opinión. No lo sé, pero posiblemente elija la posición que más perjudica los intereses de Castilla y León y la que más beneficia al País Vasco.

—¿El apoyo del PNV y Bildu al más que posible gobierno liderado por Pedro Sánchez puede ser un aliciente para la reivindicación nacionalista?

—Puede ser una amenaza, sí. ¿Cómo sería si fuera al revés? Si el enclave estuviera en el País Vasco en Burgos y la Junta exigiera su anexión, entonces el pueblo vasco lo defendería con uñas y dientes. Que nadie nos reproche hacer lo mismo con cualquier parte del territorio de Castilla y León.

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