Educación abre la mano sin descartar suprimirla en el futuro en algunas especialidades de FP
la entrada de voz Por primera vez en la Generalitat Valenciana se está provocando un movimiento de placas tectónicas en términos de política lingüística. Al punto que los cambios que se empiezan a introducir llegan incluso a los años de gobierno del PÁGINAS antes de las dos últimas legislaturas del tripartito de izquierda. Porque el Concejo La presidida por Carlos Mazán está dispuesta a revisar la exigencia lingüística valenciana que hoy es obligatoria para todo el profesorado.
En concreto, lo que quiere la ministra de Educación que dirige el popular José Antonio Rovira es “relajarle”, según confirman a EL MUNDO fuentes de este departamento. La exigencia de acreditar un nivel alto de valenciano (nivel C1 del marco común europeo de referencia para las lenguas) fue generalizada por el propio PP en 2013, cuando la extendió a todos los profesores de Secundario y Entrenamiento profesional para viabilizar la implementación del que fue el primer borrador del multilingüismo.
La implantación del sistema trilingüe -con clases en valenciano, castellano e inglés- obligó a la Administración a disponer de profesores de idiomas acreditados. En el caso del valenciano, al ser lengua cooficial, podría pasar de mérito a requisito obligatorio para el acceso a la enseñanza. La modificación legal se completó no sin polémica, pues pese a una moratoria de cuatro años que luego fue ampliada, los sindicatos denunciaron a cientos de personas afectadas. Eran profesores interinos que, al no cumplir con el requisito lingüístico, perdieron su puesto en el mercado laboral, ya durante el gobierno de Ximo Puig.
De hecho, la izquierda intentó sin éxito implementar el requisito valenciano para todos los funcionarios. La obligación lingüística acabó regulándose por ley, pero los retrasos y el bloqueo de los socialistas para su entrada en vigor -especialmente por el rechazo frontal del sector sanitario- acabaron dejando la exigencia en tierra de nadie. PP y Vox pelearon duro en la oposición contra la medida impulsada por Compromisos.
En el caso de la exigencia para el ámbito educativo, el Consell quiere rebajar el nivel de valenciano exigido al profesorado de algunas especialidades. Según fuentes de Educación, la medida se limita actualmente a la Formación Profesional y, sobre todo, a áreas de especialización que no requieren una titulación universitaria para poder ejercer. Por ejemplo, peluquería o mantenimiento de vehículos. Los profesores, por tanto, no tendrán que acreditar un nivel C1 de valenciano sino un B2 intermedio.
Se trata de un paso que sólo podría ser el primero, ya que Educación no descarta eliminar en el futuro esta exigencia para algunas de estas especialidades. Para el asesor del PP, lo valenciano debe ser considerado “como un mérito y no como una imposición”. Con esta misma filosofía, ya se ha tramitado un cambio en la actual ley de multilingüismo que afectará a los estudiantes procedentes de regiones con lengua predominantemente española. En estas áreas la enseñanza en valenciano dejará de ser obligatoria, ya que la ley de 2018 establecía hasta ahora un mínimo del 25% del tiempo tanto para castellano como para valenciano.
El pacto al que han llegado PP y Vox contempla la “libre elección de lengua vehicular” en la escuela y, de momento, a diferencia de lo ocurrido en Baleares, la cuestión lingüística no ha abierto ninguna brecha entre los socios de gobierno. Más bien al contrario.