El Muro que dividió el mundo y separó familias, y que tiró abajo la presión social hace 34 años


Veinte metros del histórico Muro de Berlín se albergan bajo las bóvedas del cuarto embalse del Canal, en la sala de exposiciones que la empresa pública de aguas tiene en el Paseo de la Castellana 214. Eso, y hasta 300 documentos, fotografías, vídeos y objetos de personas que vivió y sufrió en carne propia la siniestra decisión de cortar la ciudad de Berlín por la mitad con un muro de hormigón. La exposición arranca mañana en Madrid y seguirá viajando por todo el mundo durante los próximos siete años. Porque algunas cosas no se deben olvidar.

Organizado por Musealia y la Fundación Muro de Berlín, para reunir todo el material que imparte, ha contado con la colaboración de otras instituciones como los Archivos de la Stasi o el Museo Memorial de la Paz de Hiroshima. La historia que cuenta es la del horror de un mundo dividido tras la Segunda Guerra Mundial en dos bloques, incluso físicamente, y de la dramática decisión de levantar ese telón de acero que dividió barrios y vidas por la mitad. Y acabó sucumbiendo a la presión de los nuevos tiempos y de esa “revolución pacífica” de los ciudadanos.

El Muro comenzó a construirse el 13 de agosto de 1961, temprano en la mañana. Primero, como alambradas y luego con bloques de hormigón. Fue más allá de la realidad. una ciudad dividida en cuatro sectores: Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia– pero con las fronteras abiertas – un vídeo muestra a unas niñas jugando al trueque mientras saltan de un lado a otro de la línea divisoria – para construir una barrera física infranqueable, porque intentar superarla significaba arriesgar la vida.

La construcción fue rápida y tomó por sorpresa a la población. En algunos casos, como en Bernauer Strasse, el muro limitaba con bloques de viviendas, cuyos habitantes miraban aterrorizados cómo tapiaban puertas y ventanas con ellos dentro, mientras los vecinos saltaban para no quedar atrapados. Uno de ellos fue Helga Kuhn, embarazada de nueve meses, que saltó dos pisos y a los pocos días tuvo a su hija, Marina, afortunadamente sana y salva. Una pareja de recién casados, inmortalizada en una instantánea, se despide entre lágrimas de sus familiares, que han quedado atrapados en el lado este.

Imagen principal - Arriba, fotografías e historias de los protagonistas de la construcción del Muro.  Abajo a la izquierda, un cochecito de bebé utilizado para transportar alimentos entre ambas zonas de Berlín.  Bien, alambre de púas.
Imagen secundaria 1 - Arriba, fotografías e historias de los protagonistas de la construcción del Muro.  Abajo a la izquierda, un cochecito de bebé utilizado para transportar alimentos entre ambas zonas de Berlín.  Bien, alambre de púas.
Imagen secundaria 2 - Arriba, fotografías e historias de los protagonistas de la construcción del Muro.  Abajo a la izquierda, un cochecito de bebé utilizado para transportar alimentos entre ambas zonas de Berlín.  Bien, alambre de púas.
Testigos de lo sucedido
Arriba, fotografías e historias de los protagonistas de la construcción del Muro. Abajo a la izquierda, un cochecito de bebé utilizado para transportar alimentos entre ambas zonas de Berlín. Bien, alambre de púas.
ISABEL PERMUY

Las familias y amigos de un lado no podían visitar a los del otro lado; Incluso el Metro estaba dividido, con las entradas de las estaciones cerradas con cadenas, como en Potsdamer Platz; y había un sistema de barreras subterráneas en los túneles, para impedir que los ciudadanos escaparan a pie.

Christian Buttkus, de 20 años, recibió su orden de alistamiento en el lado este en 1965 y decidió fugarse con su novia, Ilse, saltando el Muro. No lo consiguieron: a él le dispararon 25 veces y a ella 199.

Los familiares y amigos de un lado no podían visitar a los del otro; Hasta el Metro quedó partido en dos, con accesos cerrados con cadenas

El mundo estaba aterrorizado por la amenaza nuclear, y hay piezas que nos hacen estremecer para recordárnoslo: La blusa de Asaya Tagawa, de Hiroshima, que estuvo cerca de la bomba atómica que explotó en su ciudad y murió al día siguiente; o las placas metálicas para identificar a los niños en caso de ataque nuclear que se repartieron en las escuelas norteamericanas en 1952.

Pero el mundo estaba cambiando y nadie podía detenerlo: la presión en las calles hizo caer el Muro en 1989 porque nada es más fuerte que el deseo de libertad del pueblo.

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