“A diferencia de la pasada legislatura, en la que Pedro Sánchez había garantizado la estabilidad desde el principio, ahora tendrá que ganarla acuerdo a acuerdo, día a día. Sin cumplimiento, la legislatura no tendrá camino y acabará en el cubo de la basura de historia” . Con esa idea, esa advertencia, esa satisfacción, el líder de Junts, Carles Puigdemont, ha presentado este jueves el acuerdo de investidura y legislatura con el Partido Socialista.
En una comparecencia sin preguntas, Puigdemont ha celebrado la posición de fuerza de su grupo, ha reivindicado la importancia de su grupo en los últimos años y ha subrayado que “ni asumen ningún delito ni piden perdón”. El lugar elegido no es casual y está cargado de simbolismo. Una pequeña sala en el Club de Prensa de Bruselas, frente al edificio Justus Lipsius del Consejo de la UE en el corazón del barrio europeo de Bruselas. Y el lugar donde aterrizaron Puigdemont y sus exasesores el 31 de julio de 2017, tras huir de España, para anunciar sus intenciones en rueda de prensa. En primera fila, altos cargos del partido, diputados, eurodiputados y senadores como Albert Batet, Josep Rius, Josep Maria Cruset, Toni Comin o Marta Borras entre otros Apenas unas horas después de que Santos Cerdán y Jordi Turull firmaran el acuerdo en un hotel en esas mismas calles.
“Estamos entrando en una fase sin precedentes que debemos saber aprovechar, de reconocimiento y ambición que dependerá de la capacidad que tengamos para implementar lo que hemos acordado. No nos hemos puesto otro límite que la voluntad de los pueblos de “Cataluña expresó a través de la institución que el representante legítimo, el Parlament. Es el pueblo el que habla y aprueba y no el partido que gana unas elecciones. El acuerdo dice que los únicos límites los pone el Parlament”, ha advertido Puigdemont.
El PSOE ha presentado el acuerdo como uno de legislatura, pero Junts deja claro que cada apoyo a cada ley, incluido el de Presupuestos, estará condicionado al cumplimiento de los acuerdos pendientes, desde la negociación del Referéndum de Independencia hasta la fiscalidad. Día a día. Y que antes de nada habrá que activar el mecanismo de verificación internacional “antes de finales de noviembre”.
Este mecanismo, del que todavía no hay detalles exactos, será inmediato y las reuniones, para que pueda participar el propio Puigdemont, “no serán en el territorio del Estado español”, y el verificador, ponente o mediador tendrá que ser “ni español ni catalán.” “.
Después de 10 días de conversaciones, constante intercambio de papeles, algo de teatro y mimar los detalles, los equipos negociadores del PSOE y Junts han anunciado este jueves un acuerdo que permitirá la tramitación inmediata de una ley de amnistía a los líderes independentistas catalanes. , y especialmente Carles Puigdemont, a cambio de garantizar los siete votos de los diputados nacionalistas para la investidura de Pedro Sánchez. La culminación de un período surrealista, difícil de creer, que comenzó en un pequeño lugar junto a las instituciones europeas a finales de octubre de 2017 tras una fuga en coche y que termina ahora exactamente en el mismo lugar, con un punto final, con la anuncio, por parte de un prófugo de la Justicia, del pacto para convertir en presidente de España al hombre que prometió llevarlo a prisión.
Santos Cerdán apareció solo en una habitación de un hotel, pero el expresident lo hizo rodeado de los suyos, Albert Batet, Josep Rius, Josep Maria Cruset, Toni Comín, Marta Borrás entre otros. En primera fila y aplaudiendo su entrada y salida.
El anuncio fue esta mañana, con doble llamada a los medios por separado, pero el entendimiento fue previo. El miércoles por la noche ya se daba por hecho desde Madrid y Barcelona, pero los equipos de Santos Cerd, enviado especial a Bruselas durante 10 días, y el propio expresidente de la Generalitat se resistieron a la confirmación. Pero en realidad, desde hace una semana era sólo una cuestión de pequeños detalles. Cerd y las tres personas que le han acompañado desde su viaje, y que apenas han salido del hotel Sofitel de la capital belga, habían cogido el avión dando por sentado que sería algo muy rápido, cuestión de uno o dos días como máximo. Pero Junts ha estirado la cuerda todo lo que pudo.
En parte por detalles legales, sobre todo desde la acusación hace unos días al juez García Castejón. Pero también para construir ante los suyos y la opinión pública española en general una historia más épica, la de una negociación dura, agotadora. Y una narrativa más amplia, en la que un partido que apenas tiene el 7% del voto catalán tiene el control, marca el ritmo, mientras el PSOE, Pedro Sánchez, espera complaciente.