El Muro de Berlín llega a Madrid en una exposición sobre el mayor símbolo de división de la historia



Más de 300 objetos vinculados al derribo del Muro de Berlín en 1989, junto con audiovisuales y fotografías, aterrizan en la Fundación Canal de Madrid. Además, podemos encontrar varios metros de la muralla original. ‘El muro de Berlin. Un mundo dividido‘ recorre la historia de este ícono nacido en medio del estallido de la Guerra Fría: un conflicto entre capitalismo y comunismo que llevó al mundo al borde de la destrucción nuclear.

Luis Ferreiro, director de Musealia y de la exposición, hace especial hincapié “en que vamos a encontrar objetos originales del nacimiento de este muro”. Destaca que fue un símbolo de la Guerra Fría, por eso podemos ver fotografías de John Fitzerald Kenedy, el soviético Krusevh o el muñidor de la “perestroika” o “glasnot”, Mikhail Gorbachev.

Nos encontramos con el llamado túnel espía, construido por los servicios secretos estadounidenses e ingleses. “El objetivo era llegar a la zona de la RDA y desde ese túnel escuchar a los servicios secretos de la RDA”, nos cuenta Ferreiro, y añade que “Berlín antes y después del levantamiento del muro era una ciudad con miles de espías”.

“Es un homenaje a quienes lucharon por la libertad y a quienes dieron su vida por ella”

Desde la década de 1960 hasta el 9 de noviembre de 1989, fecha en la que este símbolo cayó en manos de los berlineses, murieron directamente 140 personas, pero “fueron asesinadas miles”. arrestado y torturado“, nos dice Ferreiro: “Es un homenaje a quienes lucharon por la libertad y a quienes dieron su vida por ella”.

También podemos ver dos camas, con sus toallas y perlas de afeitar. Son los originales que estaban en el centro de refugiados donde eran acogidos los que lograban cruzar a la parte occidental. Según Ferreiro hubo “140 muertes directas de personas que intentaron cruzar el muropero hay innumerables prisioneros y los que murieron bajo tortura cuando fueron detenidos.” Cuando uno ve la documentación de la Stasi, la temida policía alemana, uno piensa en aquellos que anhelaban la libertad y no la lograron.

Al entrar en la exposición lo primero que nos encontramos es una reseña de la bomba de Hiroshima, el inicio de la Guerra Fría. Una fotografía que nos transporta desde el principio a un mundo amenazado por una guerra nuclear. Durante el recorrido que realizamos, se encuentran varias partes del muro original -algunas intactas- los que nos encontramos. Incluso en una de esas partes del muro se pueden ver proyecciones sobre este hecho histórico. También vemos el patinete Pitty, el primero del bloque oriental. La RDA respondió a una de las demandas de la población que desembocó en el levantamiento de 1953: un mayor acceso a los bienes de consumo. También encontramos las todavía características bicicletas berlinesas. Pero las fugas se realizaron generalmente a pie, a la carrera.

Un kayak de tres metros

La exposición no sólo nos habla del Muro de Berlín, sino también de quienes “inventaron” métodos para escapar del Berlín soviético. Encontramos un kayak de tres metros con el que un hombre logró escapar a través del Mar Báltico. Se pueden observar pistolas, metralletas, trajes militares de la época donde también encontramos testimonios de personas que vivieron en aquel Berlín y algunos de los que lograron llegar a la zona occidental. Los visitantes podrán profundizar en la experiencia de vivir y trabajar en una ciudad dividida y comprender el impacto global del conflicto y las graves consecuencias vividas en el resto de los países del mundo.

Vemos el alambre de espino que se colocó en las fases iniciales de la división, un un cochecito de bebé que se utilizaba para el contrabando. Del lado soviético, el hambre y la miseria eran evidentes. Muchos ciudadanos intentaron pasar alimentos de Occidente a Oriente escondidos en los lugares más impensables. También otras curiosidades como un Micky Mouse hecho a mano por una madre que, pese a la prohibición de los símbolos americanos, quería que sus hijos tuvieran una infancia más feliz.

Es un paseo por la historia pero también por las anécdotas de una época convulsa y tensa. Fue el 13 de agosto de 1991 cuando, en un solo día y ante una avalancha de personas que huían hacia la parte occidental, se levantó este muro de hormigón de 120 kilómetros de más de 3 metros y medio de altura. Además, instalaron alarmas, trincheras, alambre de púas, 300 torres de vigilancia y 30 búnkeres. Se estima que hasta 1961 3,5 millones de alemanes que habían permanecido en la parte oriental huyeron hacia el oeste (aproximadamente el 20% de la población). La fuga de cerebros (y de brazos activos), una amenaza real para la economía de la RDA, alentó la construcción de este muro.

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