Karla Faye Tucker, la asesina que tenía orgasmos múltiples al matar


“No te muevas o estás muerto”. En completa oscuridad, Jerry se despertó con esa amenazadora voz femenina resonando en su oído mientras sus brazos estaban inmovilizados. Intentó alejarse de esa mujer, pero cuando estaba a punto de tirarla al suelo, su cómplice lo golpeó fuerte en la cabeza con un martillo y lo dejó inconsciente.

En un momento, Jerry comenzó a hacer extraños gorgoteos. Esos sonidos pusieron tan nerviosa a la mujer que agarró un pico de construcción y comenzó a blandirlo hacia él. Cuanto más furia ejercía, más placer sexual sentía. La mujer de veinte años, llamada Karla, acababa de pasar a la historia penal por experimentar orgasmos múltiples en medio de un acto de sadismo.

Drogas y malas compañías

Karla Faye Tucker, nacida el 18 de noviembre de 1959 en Houston (Texas), era la menor de tres hermanas con una familia aparentemente normal, salvo un detalle: nuestra protagonista era fruto de una relación extramatrimonial. Además, la doble vida de su madre, secretaria ejecutiva de día y prostituta de noche, acabó dinamitando la relación familiar hasta que se divorciaron.

Con tan solo diez años, la pequeña no supo afrontar la situación y cayó en el mundo de las drogas. Primero fue el tabaco y luego las drogas más duras. Entre ellos, la marihuana y la heroína. Karla incluso tuvo sus primeras experiencias sexuales completas y vio en la prostitución, la profesión de su madre, su nueva forma de vida.

Foto policial de Karla Faye Tucker

Foto policial de Karla Faye Tucker

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Ante estas nuevas circunstancias, la adolescente decidió abandonar sus estudios y seguir los pasos de su madre, tanto como prostituta como como groupie de bandas de rock. De ahí que se dedicara a viajar acompañando a grupos como The Eagles, o The Allman Brothers Band.

A los dieciséis años se casó con Stephen Griffith, aunque la relación se rompió poco después. Años más tarde, Karla ya estaba entablando amistades de dudosa reputación, como Jerry Lynn Dean, quien a su vez le presentó a su novio, Danny Garret, un hombre de 35 años. Nadie podía imaginar que, algún día, la que había sido la Celestina de esta pareja se convertiría en un blanco a matar.

Danny Garrett, el novio de Karla Faye Tucker

Danny Garrett, el novio de Karla Faye Tucker

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Es cierto que durante esos años, Karla y Jerry habían tenido sus altibajos, incluidas algunas peleas subidas de tono, en las que Danny tuvo que mediar para que las cosas no escalaran. En uno de ellos, por ejemplo, Jerry rompió las gafas de Danny de un puñetazo y acabó en urgencias porque un trozo de cristal se le había alojado en el ojo.

No había nada que pudiera disminuir la situación y calmar los espíritus de este grupo de amigos. Tampoco ayudó el cóctel de alcohol y drogas que ingerían casi a diario y al que Karla se volvió completamente adicta. Fue así como aquella madrugada del 13 de junio de 1983, la joven convenció a su novio y a otro amigo suyo para darle una lección a Jerry. Querían robarle la moto. Sin embargo, todo desembocó en una brutal masacre.

Orgasmos sádicos

Karla intentó intimidar a Jerry inmovilizándolo con las rodillas mientras le aseguraba que si se movía terminaría muerto. Pero su amiga no se rindió y trató de escapar. Entonces, Danny, en un intento por ayudar a su novia, agarró un martillo y golpeó a Jerry, quien cayó inconsciente al suelo.

Luego, mientras Karla observaba a Jerry, Danny y otro amigo robaron la motocicleta de la víctima, así como otros objetos de valor. La víctima prácticamente agonizaba y no dejaba de gorgotear.

Víctimas de Karla Faye Tucker

Víctimas de Karla Faye Tucker

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Sus intentos de respirar eran casi imposibles, la sangre obstruía la salida de aire en su garganta y los sonidos eran tan enloquecedores que terminaban por perturbar a Karla. Para silenciarlo, la joven tomó un pico y se lo desató.

El sadismo ejercido fue tan brutal que, como Karla contó posteriormente a los investigadores y también durante el juicio, experimentó un goce sexual inusitado hasta llegar a tener múltiples orgasmos. Estaba completamente loca. Una vez llegado al clímax, encendió las luces y, al descubrir que debajo de sus sábanas había una mujer -era la amante de Jerry- no dudó en acabar también con su vida. No podía dejar testigos.

El pico utilizado por Karla Faye Tucker durante los crímenes

El pico utilizado por Karla Faye Tucker durante los crímenes

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Nuevamente, Karla tomó el pico y golpeó a Deborah 28 veces hasta que murió. Hundió su herramienta en su cráneo, en su torso, y terminó reventándole el corazón, partiéndolo en dos. Y, tal como hizo con Jerry, en medio de un acto de sadismo volvió a alcanzar la cima del placer.


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Minutos después, Karla y sus cómplices abandonaron el departamento, dejando atrás una verdadera masacre. Al mismo tiempo que encontraban los cuerpos destrozados de las víctimas, la pareja acudió a la casa de Douglas, hermano de Danny, para esconder todos los objetos robados. Cuando les preguntaron qué había pasado, Karla y Danny no dudaron en confesar los hechos: para ellos era divertido ver lo que pasaba en todas las televisiones del país y hacerse famosos si los pillaban.

De hecho, su arresto no se hizo esperar, ya que Douglas informó a un policía amigo suyo y le prepararon una emboscada. El joven colocó un micrófono, se reunió con la pareja y grabó la conversación sobre los crímenes. El 20 de julio, la pareja fue arrestada acusada de dos asesinatos.

La conversión

El juicio contra Karla Faye Tucker se celebró un año después. Cabe señalar que el imputado llegó completamente drogado el primer día. De hecho, su incapacidad para mantener la coherencia era tal que el magistrado estuvo a punto de suspender su audiencia. Pero el no lo hizo.

Durante el resto de las sesiones hasta el veredicto, la joven mostró una gran frialdad y falta de empatía con las víctimas, especialmente al relatar cómo sucedieron los hechos y el placer sexual que sintió al perpetrarlos. Karla era una sádica que disfrutaba del dolor ajeno y su condena fue la pena de muerte por inyección letal, igual que la que le impusieron a Danny poco después en otro juicio.

Karla Faye Tucker, en prisión

Karla Faye Tucker, en prisión

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Los años que Karla pasó en prisión fueron cruciales. Pasó de ser una asesina fría, sádica e inquietante a una cristiana convertida. Y la joven abrazó la fe, se casó con el capellán de la prisión, el reverendo protestante Dana Lane Brown, y fue rehabilitada.

“No sabía lo que estaba leyendo. Antes de darme cuenta, ella estaba arrodillada en el suelo de mi celda y pidiendo perdón a Dios”, explicó la prisionera en una entrevista a los medios. Su transformación personal fue tan drástica que Karla emergió como la salvadora de otros adictos, a quienes convenció de desterrar las drogas de su vida. Hasta el día de su ejecución, la mujer intentó ayudar a otras personas en sus mismas circunstancias, concedió múltiples entrevistas y se convirtió en una celebridad.

Karla Faye Tucker, durante una reunión para ayudar a otros presos

Karla Faye Tucker, durante una reunión para ayudar a otros presos

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“No temo a la muerte. Sé a dónde voy. Jesús me espera. Aunque ya no soy una amenaza para la sociedad”, aseguró Larry King, uno de los periodistas más conocidos de Estados Unidos.

La historia de su conversión tocó el corazón de personalidades de todo el mundo como el Papa Juan Pablo II, el Primer Ministro italiano Romano Prodi e incluso el Parlamento Europeo y las Naciones Unidas, que pidieron la conmutación de la pena de muerte por cadena. vida.


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Después de catorce años de prisión y 76 peticiones de clemencia para evitar la ejecución, Karla fue ejecutada el 3 de febrero de 1998. Fue la primera mujer en morir mediante inyección letal en los 135 años de historia de una cárcel del condado de Texas.

Karla Faye Tucker, durante una entrevista para la televisión nacional

Karla Faye Tucker, durante una entrevista para la televisión nacional

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“Me gustaría decirles a todos ustedes, a la familia Thornton y a la familia de Jerry Dean, que lo siento mucho. Espero que Dios les traiga la paz con (mi muerte). (…) Voy a encontrarme con Jesús ahora. Te quiero todo. Los veré a todos cuando lleguen allí. Te esperaré”, dijo Karla justo antes de morir. Unas últimas palabras acompañadas de una cálida sonrisa que invitaba al perdón y a la esperanza tras su muerte. Ella tenía 38 años.

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