Un reincidente, vecino de Calella (Maresme), fue grabado por una cámara de televisión mientras se apropiaba de una mochila en la playa de la Barceloneta de Barcelona. Una vez detenido, admitió haber robado más de 200 veces en las playas catalanas y que lo hace para sobrevivir. Se traslada de su ciudad, Calella, donde es muy conocido por la policía, para operar en Barcelona, donde la Guardia Urbana también le tiene fichado. En total acumula más de 100 denuncias.
Jaume, como se hace llamar el amante de lo extranjero, a mediados de agosto se apropió de la mochila de unos turistas mientras se bañaban en la playa de la Barceloneta. Desgraciadamente, un programa de televisión de la cadena Cuatro le grabó e inmediatamente fue detenido por agentes de la Guardia Urbana, que igual de rápido le liberaron tras denunciarle y devolver a las víctimas los bienes sustraídos. El importe de lo sustraído no superaba los 400 euros, cantidad insuficiente para iniciar el proceso de detención. A pesar de ello, el ladrón aseguró haber pasado seis meses en prisión.
Muy conocido en los comercios de Calella
Conocen mejor al atracador en Calella, donde reside y comenzó sus andanzas delictivas, vendiendo droga en invierno y robando objetos a turistas y en establecimientos comerciales. El control que le imponen los agentes del Ayuntamiento del Maresme, donde le identifican cada vez que le localizan, le obligó a trasladarse a otras localidades turísticas hasta acabar en Barcelona, donde ahora también está claramente identificado.
Precisamente en Barcelona, el nuevo gobierno municipal incide en hacer frente a la gran cantidad de delincuentes que se desplazan a la ciudad en verano, tal y como admitía el teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle, en una reciente entrevista publicada por la vanguardia
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Ante las cámaras del programa, Jaume reconoció que ha vendido droga e incluso ha realizado algún robo en domicilios, y que de los hurtos que realiza por la costa puede sacar unos 30 euros al día. Admite que muchas veces se sale con la suya porque las víctimas no quieren iniciar un proceso judicial. Solo por reincidencia se puede pedir una pena de prisión de dos años, pero la dispersión de los expedientes en varios juzgados imposibilita la mayoría de las veces, sistema que también conocen bien los delincuentes.
En Calella, los comerciantes a través de las redes sociales lamentan que, como Jaume, haya cientos de ladrones que cometen pequeños hurtos en los establecimientos. Una situación que, además de generar una gran sensación de inseguridad, acaba perjudicando al cliente ya que el coste del robo se refleja en el precio de venta del producto desde el inicio de la temporada, tal y como recoge el digital Calella.com. Los afectados reclaman una pena más dura para los reincidentes ya que una vez detenidos “a los pocos días los vemos de nuevo merodeando por aquí” como apunta un camarero del local.
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