Primera investidura en democracia con el Congreso blindado frente al clamor de la calle


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Una larga lista de concesiones a independentistas y nacionalistas coronadas por una amnistía para quienes intentaron quebrar el Estado ha sido el precio pagado por Pedro Sánchez para ganar sin convencer

Un grupo de ciudadanos ante uno de los controles policiales que garantizan
Un grupo de ciudadanos ante uno de los controles policiales que garantizarán la seguridad del Congreso durante el debate de investidura.A. DI LOLLI
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Este miércoles, Pedro Sánchez afronta el debate de su investidura en un Congreso blindado contra el clamor de la ciudadanía. Cientos de miles de españoles se manifestaron el pasado domingo en todo el país contra un candidato que llegará a la presidencia del Gobierno tras haber conseguido el apoyo imprescindible de los grupos que luchan por la unidad del Estado y renuncian a la Constitución, a cambio de pactar con ellos una ley de amnistía que blanquea y borra sus crímenes. El candidato socialista ganará en la Cámara pero no convencerá en la calle. En la Cámara, obtener el apoyo de 179 diputados, cuatro por encima de la mayoría absoluta, pero más allá de sus muros buena parte de la ciudadanía rechaza un mandato que nació marcado por el intercambio de concesiones y la impunidad de quienes intentaron romper lo que es de todos a cambio de un puñado de votos. Nunca en la historia democrática el bautismo de un presidente había provocado tanta controversia y división.

Una polarización extrema que hoy protagonizará el debate en un Congreso fracturado por la columna. Sólo ocho escaños marcan la ventaja de un bloque sobre el otro. El que lidera el candidato socialista apoyado en la muleta de Sumar, que reúne a las fuerzas minoritarias independentistas y nacionalistas -ERC, Junts, Bildu, PNV, BNG y CC-, un pacto transversal, en opinión del PSOE, y un nuevo frankenstein, en palabras del PP, y encabezado por el popular Alberto Núñez Feijó, líder del primer partido en la Cámara, apoyado por la ultraderecha de Vox y por el único representante de Unión Popular Navarro, se enfrentarán hoy en un duro debate de investidura, eso es lo que todos admiten, sin espacios para entender .

Pedro Sánchez defiende su candidatura con el argumento de que el resultado de las elecciones del 23-J Está claro, sin lugar a dudas, que los españoles quieren un nuevo gobierno de coalición progresista bajo su liderazgo que construya un muro contra la derecha.

Su rival, Alberto Núñez Feijó, combatirá este razonamiento subrayando que los españoles, y principalmente los votantes de izquierdas, acudieron a las urnas confiando en un político que apenas tardó 24 horas en traicionar su palabra y centrar todos sus esfuerzos en conseguir lo que fuera. el costo de permanecer en el poder.

“Chantaje al Estado”

Él popular Se enorgullecerá así de defender en esta situación lo mismo que apoyó en la campaña electoral y en su propio debate de investidura e insistir en la idea de que es inmoral ceder al chantaje del Estado por el interés personal de acceder a un cargo. . Feijó acusará abiertamente a Sánchez de haber cometido fraude electoral al haberse presentado ante los españoles prometiendo exactamente lo que posteriormente se ha apresurado a incumplir. Y, previsiblemente, demostrará que incluso en las filas del propio PSOE hay voces muy destacadas que discrepan abiertamente con su estrategia.

Ayer se supo que el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Página, el único barón socialista que gobierna con mayoría absoluta, no asistirá al debate de investidura. Page ha expresado abiertamente su rechazo a los acuerdos alcanzados con el independentismo. Por el contrario, en la tribuna invitada estarán presentes los presidentes de Asturias y Navarra, Adrián Barban y Mara Chivite.

La propuesta de ley de amnistía negociada por destacados miembros del Gobierno con el prófugo Carlos Puigdemont y los condenados y luego indultados Oriol JunquerasAmbos líderes del intento secesionista del 1-O -y principales beneficiarios de la propia medida de gracia-, coparán sin duda el centro del debate porque es la principal moneda de cambio, aunque no la única, que Sánchez ha puesto sobre la mesa. para invertir.

El candidato huirá del aspecto mercantilista de sus pactos con el independentismo y los revestirá con los atributos de convivencia, reencuentro, progreso y respeto a la pluralidad y la diversidad, insistiendo en que el PP no puede representar a la mayoría porque, como ayer su portavoz en El Congreso dijo, Patxi Lópezpor no querer poner un cordón sanitario a la extrema derecha, se lo ha puesto él mismo.

Más difícil será justificar su radical cambio de opinión respecto a la amnistía y explicar sólidamente por qué pasó en cuestión de días de llamarla inconstitucional a promoverla como una medida que encaja perfectamente en la Carta Magna y es imprescindible para el futuro. del país.

La amnistía y el contenido del acuerdo político firmado con Junts en Bruselas han suscitado el rechazo, no sólo de una parte muy importante de la ciudadanía sino también de todos los sectores de la Justicia, representantes del mundo empresarial, la diplomacia, altos órganos del Estado. funcionarios y nombres destacados del PSOE.

El malestar en la calle, el fantasma de Puigdemont, la Constitución, el Estado de derecho, la igualdad entre españoles, las advertencias de futuros recursos de inconstitucionalidad contra la ley de amnistía y la propia desconfianza hacia quienes hoy invierten a Sánchez pero pueden hacerle caer si no cumple con sus exigencias, será el prólogo de una legislatura que toda la Cámara augura difícil y turbulenta.

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