Tenía 18 años y era tema de conversación en mi grupo universitario. Hablábamos, por ejemplo, de “Historia general de las drogas”. En aquel momento resultaba un tanto disruptivo hablar con tanta franqueza y naturalidad de estos temas, ya que en España todo era tabú. Tenía la capacidad de introducir temas de debate que otros no habrían podido. Por eso lo admirábamos.
¿Qué significa para ti?
Un ejemplo. Cuando ya estaba en política me dijeron: vamos a organizar una reunión con Escohotado y Vagas Llosa. Yo estaba en shock. Les aseguro que la noche anterior estaba súper nerviosa, y ya tenía muchos tiros a la hora de conocer famosos. Recuerdo el vestido que llevaba, todo lo de ese día. Además, de todos los debates a los que he asistido en política, ese fue el mejor que he escuchado. Le sigue uno entre Rubalcaba y Gallardón. Decía las cosas con tanta calma que no necesitaba ser vehemente para demostrar que tenía razón, simplemente la tenía.
Fue una de las principales impulsoras de que se le dedicara una calle en Madrid. ¿Crees que debería ser más reconocido a nivel nacional?
En la parte pública sí. En la parte civil hay que mencionar a su familia. Y en segundo lugar, una nación se mide por su gente y la ilustres de sus personajes. Por supuesto que debería ser más reconocido. Además, fuera de España es una figura muy reconocida, sobre todo en Latinoamérica. No me preocupa tanto mi generación, sino mis hijas. Creo que es una figura perfectamente adaptable a las nuevas generaciones; Casi un ícono pop. Era moderno, disruptivo, vanguardista, divertido… perfectamente podría ser, con sus frases, una figura de TikTok.
Ha marcado a una generación de políticos.
No me parece. Ojalá hubiera marcado a una generación de políticos. Debería marcar más. Lo que sí, es respetado por todos. De todo el mundo se conocen las conversaciones con Pablo Iglesias. Aunque claramente se impone, hay mucho respeto hacia Escohotado en todo momento.