El frentismo toma el Congreso: Snchez, con quienes “quieren irse de Espaa” y Feijo, lastrado por Vox


Pedro Sánchez será investido hoy presidente del Gobierno con 179 votos a favor frente a 171 en contra. Será con la legitimidad que otorgan las mayorías en una democracia parlamentaria. A su apoyo se han sumado los diputados de Sumar, PNV, Bildu, ERC, Junts, BNG y CC, todos ellos unidos a través de concesiones económicas, políticas y también judiciales porque el apoyo decisivo, los del independentismo catalán, lo ha obtenido el candidato socialista a cambio de una amnistía, rechazada categóricamente por él mismo hasta 72 horas antes de las elecciones, pero que ahora verá la luz borrando el ataque que los secesionistas perpetraron en 2017 contra el Estado.

El debate de investidura en su primer día se convirtió en una lucha cuerpo a cuerpo entre Sánchez y feijo. Abundaron los golpes bajos, las acusaciones injustas, los reproches y los insultos. Todo, en definitiva, para inaugurar un nuevo mandato que sin duda estará caracterizado por el fretismo y la división: por un lado, Sánchez con los que niegan la Constitución y quieren, como él mismo admitió, salir de España y, por el otro , Feijó vinculado, incluso a su pesar, a una extrema derecha que despliega un discurso xenófobo, agresivo y populista.

El candidato no dudó en culpar al PP de todos los males del país e incluso le achacó la fractura, el odio y la discordia que surgieron en Cataluña en 2017. No hubo una palabra en su discurso para atribuir reproches ni culpas al fugado. Puigdemont o los condenados y luego indultados Junqueras. Todos ellos estaban en contra del PP.

En una intervención que más que una investidura pareció oposición a la oposición, sensación que aumentó con la intervención del Yolanda DíazSánchez insistió en que más allá de las protestas callejeras, lo que realmente importa a la hora de llegar al poder es reunir los votos necesarios y los tiene, porque cree que los ciudadanos que optaron por el PNV, Bildu, ERC, Junts o el BNG, en realidad para quien lo hicieron fue para él.

En este sentido, se presentó como el líder que ha conseguido levantar un muro de la democracia contra la derecha y la ultraderecha, porque a lo largo de todo su parlamento asimiló al PP con Vox hasta el punto de acusar a su rival popular ser parte del club triunfo, Orbán, Le Pen y abascal. Y proponer a los españoles una opción reaccionaria que instiga al odio con fórmulas que destilan clasismo, desprecian a los diferentes, son excluyentes y sólo proponen una vuelta al pasado. Por el contrario, presentó la gestión que ha realizado en los últimos cinco años como un ejemplo de éxito y logros incuestionables, al tiempo que colocó sus errores en la categoría de errores involuntarios.

El candidato dedicó la primera hora de su intervención a atacar al PP y sólo en el último tercio de su intervención abordó la cuestión nuclear en torno a la cual se ha formado la mayoría de la investidura: la inminente amnistía para los condenados y procesados ​​por el proceso.

Una amnistía que, dijo, será la forma de promover la convivencia y el perdón ante la propuesta de venganza que, a su juicio, es la que propugna la derecha. Sánchez admitió que se trata de una medida que muchos ciudadanos rechazan, advirtiendo que tendrán que conformarse porque hay que hacer de la necesidad virtud.

El candidato a la investidura destacó que su propuesta es perfectamente legal y, lejos de vulnerar la Carta Magna, será un ejemplo de fortaleza y vigencia constitucional que, además, promoverá la unidad alejando los impulsos independentistas.

Feijó, por su parte, respondió al candidato con un discurso durísimo. Él popular Se daba por sentado que Sánchez dormiría en La Moncloa tras pactar con quienes pretenden quebrar el Estado y tumbar la Constitución. En definitiva, llegar al poder tras perpetrar un fraude electoral. Un ataque al que Sánchez respondió acusando a su rival de traicionar a España envuelta en la bandera nacional. El líder del PP calificó de delirio la intervención del socialista y le acusó de enfrentarse descaradamente a los españoles.

Él popular Volvió a instar a Sánchez a que permita a los españoles volver a hablar en las urnas con todas las cartas boca arriba. En este sentido, ha afirmado: No habéis conseguido el apoyo de nadie, lo habéis comprado con cheques que pagaremos todos porque el deseo de independencia ha ido unido al deseo de Sánchez de comerse el poder.

Según el líder popular“La amnistía no mejora la convivencia porque sino se habría aprobado hace cinco años”. No lo mejora, lo aplasta, divide el país en dos, liquida el principio de igualdad y permite que cuestiones que afectan al futuro de España y a la soberanía nacional sean vigiladas por mediadores en el exterior.

Y, además, no dudé en asegurar que Sánchez es un problema por su falta de palabras y su ambición. Feijó concluyó con una predicción: La historia no os concederá la amnistía.

Si las intervenciones cruzadas de socialistas y populares fueron airadas, la del líder de Vox las superó con creces. Santiago Abascal califica al candidato de un personaje indigno que debería sentarse en el banquillo por intentar dar un golpe de Estado e iniciar una tiranía. Y luego no dudé en comparar a Sánchez con otros tiranos y criminales de la Historia, citando Hugo Chavez, Nicolás Maduro y Adolf Hitler.

El presidente del Congreso, Francina ArmengolAnunció que retiraría estas frases del acta de la sesión pero no logró frenar al diputado. Su acuerdo de investidura, añadió Santiago Abascal, no es constitucional y presidirá un Gobierno ilegal.

Las últimas intervenciones del día fueron las de los dos partidos independentistas catalanes, ERC y Junts, muy opuestos entre sí. Y, especialmente este último, claramente descontento con el discurso del candidato que insistió en que la amnistía serviría para promover la unidad y alejar a los catalanes de cualquier intento independentista.

el republicano Gabriel Rufino, tras atacar al PP, se centró en la desconfianza que le despiertan el PSOE y su líder. Una desconfianza que seguramente quiso transmitir a los diputados rivales de Junts. Les advirtió que Pedro Sánchez les engañará. Sin embargo, el representante de Esquerra enhebró un discurso amistoso que de ninguna manera puso en aprietos al candidato.

El diputado de Junts fue más duro, Miriam Nogueras, quien instó a Sánchez a aclarar precisamente si está dispuesto a cumplir todos y cada uno de los puntos del acuerdo firmado en Bruselas, sus 1.486 palabras, porque si no, al no respetar una relación de iguales, advirtió, no apoyaremos. su Gobierno. Nogueras insistió en que su partido no renuncie a la independencia. Sánchez aceptó la oferta y, midiendo al milímetro sus palabras, hasta el punto de leerlas, se comprometió a respetar todo lo acordado con el partido del prófugo Carles Puigdemont y a tomar medidas para resolver el conflicto de forma definitiva.

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