Sánchez reflejó en la investidura que su aprecio por Galicia es «prácticamente cero»


Alfonso Rueda presidía el Consejo de la Xunta mientras este jueves se celebraba la segunda jornada del debate de investidura. Pero el presidente gallego también era consciente -lógicamente- de lo que ocurría a 600 kilómetros de distancia, en el Congreso de los Diputados -la víspera era el único presidente del PP, y uno de los pocos líderes autonómicos, que asistía a las sesiones de la mañana y por la tarde en la Cámara Baja. Fue informado rápidamente. Y compareció en San Caetano poco después de la votación que confirmó que Pedro Sánchez seguirá como presidente del Gobierno. Su investidura, afirmó sin parches ni paños calientes, es “una muy mala noticia”.

Rueda, durante su rueda de prensa posterior al Consejo, empezó criticando que Sánchez haya recurrido el miércoles a “oponerse a los que van a ser oposición”, para “intentar ocultar todas las concesiones que realmente tenía que hacer; las que nos ha dicho y los que veremos”, afirmó. Tras recordar la amenaza de Junts de la víspera, criticó la reacción de Sánchez por ser un “bajar la mirada”, “aceptar y dar por bueno todo”.

Como resumen de la investidura, ha apuntado que “los independentistas tienen todo lo que quieren, el señor Sánchez tiene lo único que quiere y el resto de comunidades autónomas, y por tanto también Galicia, probablemente ya no podremos tener muchas cosas.” . El motivo: la “desigualdad” generada por sus pactos con los partidos catalán y vasco de los que dependía su reelección. Rueda reiteró que le resultó “doloroso” escuchar las “amenazas desveladas del independentismo” y “ver cómo” Sánchez “agachaba la cabeza”.

Actitud diametralmente opuesta a la mostrada con el PP. En su discurso inicial, le recriminó Rueda, Sánchez no hizo “ninguna mención” a Galicia, “probablemente por esa obsesión de atacar a las comunidades autónomas” que gobierna el Partido Popular, con o sin Vox. Y, ya por la tarde, “dijo falsamente la verdad”, dijo, quizá por “ignorancia”, o quizá porque “tergiversó la verdad”. Como cuando el líder socialista insultó a Alberto Núñez Feijóo por haber aumentado la deuda pública gallega -a la que volvió a aludir este jueves, en su réplica al BNG- un 226% con él como presidente autonómico. Evidentemente, Rueda señaló para “completar la cita” -deslizó en broma- que es la región donde menos ha crecido la deuda desde 2009.

Sánchez carga contra el PP

Pero si en algo se dedicó a fondo Rueda desde San Caetano fue en refutar lo que Sánchez había dicho unas tres horas antes en su enfrentamiento con el único diputado del Bloque, Néstor Rego —a quien cambió el apellido por Reglo—. Sánchez presumió de reparar “los años de reveses que ha sufrido Galicia bajo gobiernos conservadores”. “Aunque ha tenido tantos dirigentes gallegos, cuando ha gobernado aquí en España no han tenido una especial sensibilidad hacia Galicia”, disparó; “Es más, yo diría que no han tenido ningún tipo de sensibilidad”.

Su Gobierno, por su parte, “ha intentado recomponer” los efectos de “13 años de gobierno del PP” en la Comunidad, afirmó. Además de la deuda, ha mencionado la “reducción de 40.000 puestos de trabajo industriales” por “la desidia y la falta de compromiso” de la Xunta y de los gobiernos centrales; que “no se ha construido ni una sola residencia de ancianos” o que “se han cerrado 138 escuelas públicas”. Ante el clamor en la Cámara, intervino: “Sé que suena increíble, pero es la verdad”.

Contrastó las cosas “relevantes” que atribuyó a su Ejecutivo: un “esfuerzo inversor” en el que incluyó la llegada del AVE -sólo a Orense-; “promover” el Corredor Atlántico; haber evitado, sin ayuda de la Xunta, el cierre de Alcoa en San Cibrao; que en Stellantis “se están produciendo baterías para vehículos eléctricos”, con 20 millones aportados por el Gobierno; y que han “mejorado las instalaciones de 24 hospitales”. Presumió de reforzar la educación de 0 a 3 años. Y prometió armar la comisión mixta de transferencias.

Refutando a Sánchez

Rueda no vio nada de esto en vivo, pero se lo transmitieron. A Sánchez, ha reprochado, “le dieron un papelito” y demostró que tiene “el mismo conocimiento de Galicia” que de “cualquier tierra lejana”. Y no hace ningún esfuerzo por corregirlo porque para él ha sido “absolutamente secundario, al menos hasta ahora”, con las elecciones autonómicas en el horizonte.

De Stellantis, respondió que “Sánchez probablemente confunda” la fábrica de Vigo con otra en España, ya que “parece” que la fábrica de baterías no vendrá a Galicia; Hay 14 hospitales, no 24 -“los otros 10 me gustaría que dijeras dónde están”-; En cuanto a los centros educativos, se refirió a los años del bipartidismo; de la industria, le puso feo que los Pertes sigan estancados; Cuestionó que Alcoa no fuera “propaganda y poco más”; del Corredor Atlántico, que han gastado “cero euros”; Lo mismo que en las guarderías. En definitiva, “dejó muy claro”, pese a su desconocimiento, el “valor” que “tiene por Galicia”; “En mi opinión, prácticamente cero”, concluyó.

Galicia, subrayó su presidente, seguirá luchando para conseguir la “igualdad de trato” entre regiones. Este jueves ha dado un primer paso, previsto en la declaración institucional del 3 de noviembre, al exigir formalmente que el Gobierno central convoque “lo antes posible” la Conferencia de Presidentes, para explicar sus beneficios a catalanes y vascos. Tiene que ser, reclamó ayer, “una de sus primeras tareas”.

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