Los ultras de Ferraz: pocos, jóvenes y descoordinados


Ya son más que Dos semanas de movilización por la ley de amnistía comprometido por Pedro Sánchez a continuar en el Palacio de la Moncloa. Más de quince días en los que, a partir de las seis y media de la tarde, la gente comienza a congregarse en la calle Ferraz de Madrid, cerca de la sede federal del PSOE, y a medida que avanzan las manecillas del reloj se sigue el mismo ritual. : primeros gritos —¡Pedro Sánchez, dimisión!, ¡España no está en venta!, ¡Puigdemont a prisión!…—; llegada de jóvenes, con sus mensajes más radicales -¡no es un cuartel general, es un prostíbulo!, ¡Pedro Sánchez, hijo de puta…!, Felipe, c…, ¡defiende tu nación! o Marlaska m…’—; aparición de elementos ultras cuando ya existe suficiente masa concentrada, Lanzar petardos y objetos a los agentes. y, finalmente, las cargas. “Una vez acabado el golpe, comienza la Revuelta”, reza una pancarta de las juventudes de Vox.

Para que se produzcan protestas tan virulentas, numerosas y sostenidas en el tiempo, además del ‘leitmotiv’ original, en este caso el acuerdo de Sánchez con el independentismo catalán, deben ocurrir circunstancias extraordinarias. Ha habido dos en este caso: el primero, la carga del lunes día 6, con el lanzamiento de gases lacrimógenos por parte de la Policía, un exceso según distintas fuentes de ese Cuerpo; el segundo, la decisión de Vox de apoyar las concentraciones para intentar capitalizar el descontento social, con la presencia frecuente de sus dirigentes, con Santiago Abascal a la cabeza. Todo ello aderezado con una fuerte tensión social.

Respecto a la primera de las circunstancias extraordinarias, que “exceso” en la acción policial del día 6 provocó que más de 8.000 personas se concentraran en las calles Ferraz y Marqués de Urquijo al día siguiente y el movimiento de protesta alcanzó una fuerza desconocida hasta entonces. Desde ese momento, además, son frecuentes los gritos de que “¡la Policía nos está gaseando!”. o “¡no te mereces esa bandera!”

En cuanto al segundo, Vox ha decidido apoyar las concentraciones a pesar de que algunas de las consignas coreadas por los presentes están en el extremo opuesto de su línea de pensamiento, en particular el Los ataques a la Monarquía, cada vez más intensos, por su supuesta apatía a la hora de luchar contra la amnistía, y las feroces críticas a la Policía, otra de las líneas rojas que el partido de Abascal nunca había traspasado. El líder de la formación derechista siempre ocupa un segundo plano, junto a sus seguidores, e intenta no juntarse con los asistentes más encumbrados, consciente de que se encuentra en un equilibrio inestable en el que se puede interpretar una fotografía con según qué elementos. como un apoyo a los ultras violentos y alimentar el discurso que lo encasilla en la extrema derecha.

En primera fila

En cambio, este jueves Javier Ortega Smith sí llegó al frente, junto a la valla de seguridad, donde siempre se ubican los encapuchados cuando ha habido disturbios. El lo hizo después de advertir a los agentes de policía que, en el ejercicio de su cargo como diputado, llegó a velar por que no hubiera excesos a la hora de reprimir a los manifestantes.

Las concentraciones de estas dos semanas, además, suponen un cambio de escenario en doble dirección, y quizás por ello llaman aún más la atención. En primer lugar, porque por primera vez en algunos sectores de la derecha se levantan gritos contra la Monarquía y la Policía -fotografías de presuntos agentes de la Brigada de Información ‘infiltrados’ en las protestas—así como contra los dos principales partidos políticos: “¡PSOE y PP, la misma mierda!” Se escucha cada tarde en Ferraz. Asimismo, hasta ahora nunca había mantenido movilizaciones importantes y continuas en las calles y mucho menos frente a la sede de un partido, algo que sí había hecho la izquierda.

«La brecha ya está abierta, Sánchez ha roto la sintonía que teníamos»

Jubilados

Han venido siete días.

Un ejemplo sería el acoso a la sede del PP el 13 de marzo de 2004, apenas unas horas antes de las elecciones de ese año y que fueron organizados por el PSOE tres días después de la masacre yihadista en Madrid. Pero también hay que recordar que el 25 de septiembre de 2012 la izquierda convocó la manifestación con el lema “Congreso envolvente” al que asistieron miles de personas y que acabó con 34 detenidos y 64 heridos, 27 de ellos policías, lo que da una idea de la dureza de los disturbios provocados por elementos ultra. Siguieron otras concentraciones similares en protesta por las cargas de las Unidades de Intervención Policial (UIP) y la tensión, como ahora, se percibía en las calles.

Ante estos hechos, el entonces líder de la oposición y secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, afirmó que Mariano Rajoy, entonces presidente del Gobierno, estaba perdiendo “el país de las manos”, y el todavía ministro de En funciones de Consumo, Alberto Garzón, entonces diputado de Izquierda Unida, Calificó la acción policial como “desproporcionada y represiva”a pesar de que la Policía lo único que hizo fue proteger el edificio de la sede de la soberanía popular.

Contrasta aquella actitud de la izquierda de aquel momento, especialmente Izquierda Unida y el germen de lo que con el tiempo condujo al nacimiento de Podemos, con la firme condena del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, de todo tipo de violencia, incluida, por supuesto, la que se produce frente a la sede federal del PSOE y otras de este partido en el resto de España. De hecho, las masivas concentraciones populares del domingo pasado, a las que asistieron más de un millón de personas, se disolvieron sin incidentes.

“Vuelvo a casa con una descarga de adrenalina que no me deja dormir”

Trabajadores

Vienen de la primera

Ningún partido de derecha saldrá de las protestas contra la amnistía, ya que, como se ha señalado, Vox se ha colocado “al frente de la manifestación” y eso aborta cualquier posibilidad. Pero en el ámbito de la extrema derecha han empezado a surgir Grupos que intentan capitalizar el descontento. de ese sector de la sociedad, pequeño en cualquier caso y mal organizado, al menos por el momento. Así, se ha visto en varias ocasiones a miembros de Hace Nación, Democracia Nacional o Bastión Frontal, entre otros. El rostro más visible de esta última, Isabel Peralta, que ganó visibilidad después de que se viralizara un vídeo. su discurso contra los judíos, se subió a un quiosco en medio de la protesta y luego hizo el saludo romano. El resto de manifestantes la reprendieron.

En cuanto a los dirigentes, en los acontecimientos de estas dos semanas un activista con más de 320.000 seguidores en una sola red social y que consiguió organizar, el 7 de noviembre, la manifestación de varios miles de personas, muchas de ellas conocidos ultras, que empezó junto al Congreso y acabó en la calle Ferraz. Esa protesta terminó con duros enfrentamientos con la Policía. El salto a los medios de comunicación de este personaje es relevante, porque en el sector de extrema derecha hace tiempo que no hay un liderazgo claro. Los grupos pequeños aparecen y desaparecen con la misma facilidad debido a los enfrentamientos que surgen a la hora de decidir quién lidera y qué estrategias se adoptan.

«Aquí hay gente que viene por diferentes motivos, por eso tiene tanto éxito»

Estudiantes

Tercera noche en Ferraz

En cualquier caso, el perfil de quienes asisten a las protestas diarias en Ferraz es diverso, aunque a todos les une el descontento por las concesiones de Sánchez al independentismo. “Hay gente aquí que viene por diferentes motivos, por eso tiene tanto éxito”, dice uno de ellos, que ha estado en casi todos los mítines. Dentro de ese maremoto, Se pueden identificar dos posiciones diferentes.: los que creen que la afrenta al ordenamiento jurídico español puede corregirse en el marco de la Constitución, y los que, directamente, lo niegan porque lo ven como una parte más del problema. De un sistema defectuoso y corrupto, en el que ya no se ven representados. Son los menos.

“Miren bien a los ‘secretos’, ellos son los que disuelven las manifestaciones”, asume acríticamente una mujer que asiste a la manifestación con su marido y para quien todo es un complot organizado por el Ministerio del Interior Por Fernando Grande-Marlaska. Es sobre todo en este sector donde se escucha la justificación de la violencia de grupos de jóvenes ultras contra la Policía que, según defienden haciéndose eco de noticias falsas y bulos difundidos en las redes sociales, han abusado de su posición de poder y han perseguido injustamente a los manifestantes.

Noviembre Nacional

Cercano a estos planteamientos está el movimiento Noviembre Nacional, surgido en torno a las protestas de Ferraz con el principal impulso de “Yo era constitucionalista”, defiende a una persona que viste una bandera con su emblema, dos enes en negro y una cruz en la pared rojiza. A su alrededor se agrupa una mezcla de falangistas, requetés, liberales y “incluso algunos miembros del Frente Obrero”. Creen que la Carta Magna ya no defiende a la nación y lanzan cánticos contra las Fuerzas de Seguridad e incluso la Casa Real. De hecho, una de las banderas que se ha visto de forma recurrente junto a la de este movimiento, que inicialmente se asoció a la simbología nazi, es otra con el escudo de España recortado.

Frente a ellos, y son mayoría, están los que acuden a Ferraz a defender la Constitución de los ataques a los que “está siendo sometida por parte del PSOE”. Entienden que lo que buscan los socialistas es la crítica al sistema legal. «No podemos olvidar la cuestión de fondo, lo que ha hecho Sánchez “Es lo más grave que ha pasado en los últimos 30 años”.defienden, aunque también creen que, además de constante, la movilización puede escalar con el regreso de Carles Puigdemont, cuando salga de sus causas judiciales, o con la celebración de un referéndum en Cataluña.

Y finalmente hay otros que, tras semanas de disturbios junto a la sede socialista, Vienen por curiosidad o morbo. “Vuelvo a casa con un subidón de adrenalina que no me deja dormir”, dice uno, para quien Puigdemont ha conseguido lo que quería con el visto bueno de Sánchez. Trasladar lo ocurrido en 2017 en Barcelona al resto de España. La mayoría coincide en que el sentimiento de agravio y la movilización contra Pedro Sánchez continuarán. “La brecha ahora está abierta, la armonía que teníamos antes ha sido destruida”, comentan.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *