Así nació “Sordociegos en ruta”, proyecto con el que Sara recorre el país concienciando sobre la sordoceguera a través de su experiencia. En sus charlas explica su experiencia con esta enfermedad genética que afecta tanto a la audición como a la visión, así como los problemas que enfrentan las personas con sordoceguera.
Parada en Ourense
En su viaje acabó en Ourense, su última parada antes de abandonar Galicia hacia un nuevo destino. En la ciudad ha llevado a cabo su taller “Empatiza conmigo”, en el que desmonta mitos sobre la ceguera, intenta mostrar cómo se siente utilizando elementos como gafas de buceo tintadas y, sobre todo, anima a personas con problemas de visión a empoderarse: “Es un tema que nadie enseña”.
Para alcanzar esta meta, muestra orgulloso su situación a través de las redes sociales. “En la vida, como en todo, o te quedas en casa llorando o sales”, y empuja a salir a la gente que sufre un síndrome como el de ella. “Porque si no lo aceptas, tienes ansiedad y depresión”, dice. Y en esa línea reivindica el uso del bastón distintivo de las personas sordociegas: “No te avergüences”.
Otra parte fundamental de su trabajo es concienciar y sensibilizar al entorno de las personas sordas, “a tener paciencia”.
Un proyecto propio e independiente
“Yo pago por todo esto.“No tengo subvenciones”, subraya Sara.
Es un proyecto que ha iniciado a nivel personal: “Prefiero poco y bien hecho”. Esta es una lección que ella, afirma, aprendió cuando fue voluntaria de la Fundación Vicente Ferrer en India, donde vivió durante tres años y medio. Con ese espíritu, y la furgoneta marcada por ella, continúa su camino con un destino claro: una sociedad más consciente.