una «muy mala noticia» para una Galicia «machacada»


El artículo 27 del Estatuto de Autonomía de Galicia establece que la Comunidad tiene “competencia exclusiva” sobre una serie de materias. Y cita en el tercer apartado: “Ordenación territorial y costera, urbanismo y vivienda”. El artículo 10 del Estatuto de Autonomía del País Vasco, relativo a las “competencias”, establece en su punto 31 lo siguiente: “Ordenación territorial y costera, urbanismo y vivienda”. El mismo texto. Literalmente. Sin embargo, el Gobierno que niega a la Xunta asumir la gestión de sus costas, las mayores de España, y se propone bloquear la ley autonómica, aprobada en el Parlamento, el mismo día de su publicación en el DOG, se prepara para autorizarla en El caso vasco. En San Caetano tienen claro el motivo: el “esfuerzo” de Pedro Sánchez por “aplastar” Galicia, como gran feudo del PP, ante la necesidad de contar con los votos del PNV en su investidura. Amplia estrategia a todo lo que queda bloqueado sine die.

Porque este no es ni mucho menos el único agravio que lleva a Alfonso Rueda, ya con 18 meses al frente de la Xunta, a alzar la voz día sí y día también; y llegar al punto de reunirse con su Consejo para emitir una declaración institucional de rechazo a las prebendas de Sánchez para Cataluña y el País Vasco. La lista de feos es larga. Pero el de la costa es un caso especialmente sangriento. El ‘no’ del presidente del Gobierno todavía resuena en los oídos de Rueda, en julio de 2022, cuando finalmente le recibió en Moncloa. Un rechazo “categórico”, diría después el presidente de la Xunta. Había resentimiento porque se acababa de conceder a Canarias, y se exigía a Galicia reformar el Estatuto. Pero nada comparable a un recurso ante el Tribunal Constitucional.

El PSOE puso negro sobre blanco, en el pacto de investidura con el PNV, “el traspaso a Euskadi de las competencias aún pendientes en el plazo improrrogable de dos años”. Como la votación del BNG resultó superflua, para Galicia se redujo a “programar, a lo largo de la actual legislatura, la activación” de las transferencias no resueltas. En 2017, el Gobierno Vasco aumentó las competencias pendientes hasta 37. El portal de normativa vasca (Legegunea) permite consultar el estado de las transferencias; En el caso de la costa, critican que “el Estado haya utilizado” un matiz en la redacción respecto a los estatutos más modernos -donde sí aparece el término “gestión”- para “diferenciar un nivel diferente de funciones ejecutivas”. Un subterfugio. Galicia lo suscribiría.

Dos varas de medir

El PPdeG ve el pacto de Ana Pontón con el PSOE como letra muerta, pero ese acuerdo es una buena vara de medir. Agravios, en este caso. El más llamativo se refiere al de Cercanías. ERC arrebató a Sánchez el “traspaso integral” del servicio. The Block, un “estudio”. En 2020, los socialistas prometieron al Bloque desbloquear el traslado de la AP-9, reivindicación histórica por excelencia. Casi cuatro años después, apenas unos descuentos para “usuarios súper recurrentes”. Esquerra tiene un documento que compromete a Sánchez a condonar a Cataluña 16.300 millones de euros de deuda. El BNG, firmado por María Jesús Montero, vicesecretaria general del PSdeG (no Sánchez), el vago compromiso de “medidas compensatorias análogas”.

Allá por 2022, Rueda, antes de reunirse con Sánchez, le habló por carta de las prioridades de Galicia. Cuatro grandes bloques: fondos europeos, sanidad, infraestructuras y capacidades. Allí estuvo la planta de fibras textiles de Altri en Palas de Rei: el jefe de la Xunta regresó de Moncloa con palabras tranquilizadoras del presidente del Gobierno de que optaría por el maná de los fondos europeos; El 2023 está por terminar, todavía no han llegado. Rueda también salió con “buenas sensaciones” respecto a Stellantis y la automoción Perte: el pasado jueves, Sánchez sorprendió hablando de la fabricación de baterías eléctricas, como si hablara de Zaragoza, en lugar de Vigo. La sanidad sigue como hasta ahora -atribuyó a Galicia 10 hospitales de más- y para el Corredor Atlántico, como diría Rueda, no hay más que una cifra (que considera insuficiente) en un papel. Lo que ya es más de lo previsto para el tramo gallego del AVE Vigo-Oporto. Los trenes de Avril todavía no han llegado, el viaducto derrumbado de la A-6, en sentido Galicia, va para largo, etc. Sin esperar nada de Moncloa, la Xunta se busca vida y pone en marcha un “mecanismo temporal” para que los ingresos del impuesto “a los ricos” se quedan en casa.

Promesas “milagrosas”

Rueda estuvo todo el miércoles en el Congreso, tras el debate de investidura, y fue informado de lo discutido el jueves. Dejó claro que Sánchez ve a Galicia como un ariete contra Feijóo -deuda, cajas de ahorros, Fraga, Marcial Dorado…-, pero que su “aprecio” por la Comunidad es “prácticamente nulo”. En manos del PP desde 2009, ha quedado “secundario” en sus planes. “Al menos, hasta ahora”, apuntó Rueda tras el Consejo. Porque hay elecciones autonómicas en ciernes, y Sánchez ya dijo, en Oroso, en septiembre, que quiere darse “el placer” de desalojar a los populares de San Caetano.

El pasado viernes, durante un desayuno informativo en Madrid, Rueda se mostró “seguro que a partir de ahora veremos milagrosamente todo tipo de promesas” y “por arte de magia empezarán a decirnos que todo tiene solución”. “Todo lo que no se ha hecho, se hará y se hará en muy pocos meses”, auguró que se prometerá.

De momento, lo único seguro es que Sánchez continúa. Y esto, para la Xunta, es “muy mala noticia”.

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