Mónica García, médica, madre y ahora ministra


Mónica García (Madrid, 1974) se presenta como “médica y madre” y a partir de ahora tendrá que sumar otro eme, el de ministra, y al de Sanidad, su pasión política. “Doctora y madre de tres niños con la mirada puesta en la Salud Pública y el Bien Común”, presume en las redes sociales, con todas las mayúsculas posibles. En el breve currículum que presentó a los electores de las últimas elecciones autonómicas en Madrid amplió un poco más su definición política: «Defensora de la sanidad pública, desde el Hospital 12 de Octubre como anestesista y como diputada del Ayuntamiento de Madrid. Asamblea. Madre de tres hijos. He plantado cara todo este tiempo al Gobierno chapucero e irresponsable de Ayuso. Creo que Madrid es maravillosa y por eso quiero ser su próximo presidente.

Madrid es, efectivamente, “maravillosa”, pero Mónica García Lo ha cambiado por la política nacional, por eso se suma a la larga lista de dirigentes de izquierdas que, en los últimos años, vienen a Madrid, lo miran un rato y se van. Entre ellos se encuentran Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Ángel Gabilondo y ahora también el último portavoz de Más Madrid. Y, mientras la izquierda no encuentra la fórmula madrileña para gobernar y sus candidatos huyen en cuanto lo encuentran difícil, el PP sigue gobernando en la Comunidad desde 1995, hace 28 años.

En la biografía de Mónica García se afirma que es hija de dos psiquiatras y que su padre, militante del Partido Comunista, fue diputado en la primera legislatura de la Asamblea de Madrid. Además de médica, madre y ministra, Mónica García es amante del atletismo. Le gusta correr y con 15 años empezó a practicar un deporte que ahora sigue formando parte de sus aficiones, junto con la fotografía o los viajes en autocaravana por el norte de España.

Abordó la política desde el activismo en defensa de la salud pública, ya en 2012, cuando se afilió al Colegio de Médicos Especialistas de Madrid y participó en toros, protestas y manifestaciones de la llamada “marea blanca”. En 2015 entró en la Asamblea como número 26 de la candidatura de Podemos y destacó por eclipsar al PSOE con una oposición dura y radical.

Junto a Íñigo Errejón en los primeros pasos de su partido, en 2019 formó parte de su candidatura de Más Madrid a las elecciones autonómicas como número 10 de esa formación. Cuando se adelantaron las elecciones de 2021, Mónica García se proclamó candidata y consiguió situar a su partido por delante del PSOE, lo que la convirtió líder de la oposición.

En las últimas elecciones del 28 de mayo, Más Madrid, con Mónica García al frente, se quedó muy lejos de su objetivo de derrotar a su gran adversario, Isabel Díaz Ayuso, que logró la mayoría absoluta en las urnas. García estaba condenada a seguir al frente de la oposición otros cuatro años, por lo que Ayuso le pidió que se lo tomara con calma, ante la extrema vehemencia con la que atacó a la presidenta regional en sus sesiones de control.

Pero Mónica García se ha despedido apresuradamente de la Asamblea de Madrid, donde ha mantenido una relación fría y distante con el portavoz socialista. Juan Lobato, quién tiene más sintonía personal con Ayuso que con ella. Es cierto que la relación del portavoz de Más Madrid es aún peor con los portavoces del PP y Vox.

En distancias cortas, García recuerda bastante a Yolanda Díaz: puede ser simpática, cercana, sonriente y muy amable. En el debate parlamentario aparece el animal político que va a la yugular de su adversario. Vehemente y gesticulante, no entiende de debates tranquilos y argumentativos. Prefiere los enfados y también los insultos, sobre todo cuando ya está sentada con el micrófono apagado. Cuando las cámaras la enfocan en plena riña con Ayuso, se muestra tan efusiva que se pueden leer claramente sus labios y apreciar cómo llama a su rival ‘sinvergüenza’ o ‘mongol’. En su defensa, asegura que también recibe inhabilitaciones del banquillo contrario, incluso por su “forma de vestir” o de peinarse. García sabe animar a su pueblo y calentar el ambiente político y también sacar de quicio a sus adversarios.

Su punto fuerte siempre ha sido defensa de la salud pública. El débil, de los últimos años, y su frustración, de que la mayoría de los madrileños le hayan dado la espalda y hayan optado por apoyar masivamente a otra mujer a la que había luchado hasta el cansancio para que no siguiera en el poder. . Al final de su etapa en la política madrileña, se puede decir que Mónica García nunca pudo Isabel Díaz Ayuso.

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