“Esto empezó un poco cuando llegó la pandemia de coronavirus. Hubo algunos meses que desanimaron a la gente. En nuestra zona vimos que la gente no estaba nada entusiasmada con el tema navideño. Por eso decidimos decorar nuestras casas para animar un poco a la gente“, recuerda Sonia.
“Es algo que preparamos durante todo el año. Estamos atentos a las ofertas, sobre todo en verano, cuando es más barato comprar luces navideñas. Después, montarlo todo nos lleva una semana aproximadamente. Pero es casi peor retirarlo, ya que “Hay que esperar a que se sequen todas las luces y adornos antes de poder guardarlos”, añade.
Una pequeña ceremonia para encender las luces.
El pasado 19 de noviembre esta familia dio el pistoletazo de salida a las vacaciones navideñas -casi una semana antes que la ciudad de Vigo, bromean-. Lo hicieron al más puro estilo Abel Caballero, con una cuenta atrás que se podía seguir desde la fachada de la casa: “Hicimos un pequeño brindis y sacamos unas brochetas para celebrarlo con los vecinos”, explica Sonia. “La intención es unirnos a todos. La vida ya es bastante dura así que al menos tenemos algo que disfrutar”. También recibieron la visita del alcalde de la localidad: “No lo esperábamos. Fue una alegría inmensa”.
Durante el mes de noviembre solo encienden la iluminación unas horas, pero a partir de diciembre Los cientos de bombillas permanecen encendidas toda la noche: “La gente que pasa por aquí les llama la atención. Es muy bonito”, dice Antelo.
Una tradición que ya se mantiene para los próximos años: “En principio vamos a seguir haciéndolo. Cada año lo aumentamos un poco: más luces y más adornos. Este año tenemos un árbol de Navidad y varios muñecos de nieve”.