“A Ismael le diagnosticaron autismo muy tarde, concretamente a los 14 años. Estaba muy dañado porque no sabíamos lo que tenía. En la escuela todo fueron malas palabras desde que tenia seis años. Fuimos a terapia pero nada indicaba que el niño tuviera algún problema. Escuché la escuela y Lo castigué constantemente”, explica Isabel, su madre. El diagnóstico tardó en aparecer: “Era privado. En ese momento fui consciente de que tenía un problema y ya estaba demasiado dañado. Cuando cumplió 16 años y pude sacarlo de la ESO vi que estaba en un estado lamentable. “Repetía continuamente que quería suicidarse”, recuerda.
“No pensé que un loro pudiera ayudar tanto”
El problema aumentó a pesar de asistir a terapia dos veces por semana: “Hubo un momento en el que no quería salir. Todo fue negativo, por eso decidimos comprarle una mascota”. Primero fue una cabraentonces agricultor pero el cambio empezó a llegar gracias a algunas ninfas -una especie de cacatúa crestada-: “Ahí me di cuenta de que tenía devoción por las aves. Le compré un transportín con tapa de cristal y empezó a sacarlos a la calle”, recuerda Isabel. Pero Ismael quiso ir un paso más allá: “Enseguida me dijo que quería una guacamaya. Le dije que era muy caro y que ya teníamos muchos animales en casa”.
“En Padrón -provincia de A Coruña- hay una tienda de mascotas con loros. Pasó la tarde mirándolos. En los pasados Reyes Magos, Ismael tenía su loro. Lo llamamos Julio. Para nosotros fue una auténtica revolución”, dice Isabel entre risas. Ella “empezó a involucrarse mucho en cuidarlo. Ella empezó a tener una responsabilidad. lo trata como a un hijo y me empezó a decir que tenía que salir con él. Después de dos meses sin salir a la calle, volvió a hacerlo. Fue una mejora del 100% en todos los sentidos”.
La llegada de Julio ha sido un soplo de aire fresco para Ismael y su familia: “Dejamos de ir a terapia. Por lo tanto ahorramos ese dinero. No pensé que un loro pudiera ayudar tanto si no hubiera venido antes. Todavía tiene autismo y depresión recurrente, pero cuando tiene un mal día, Julio lo ayuda”, dice orgullosa la madre de Ismael.