Objetivo: conseguir la mayor cantidad de efectivo en el menor tiempo. Esa fue la premisa del grupo criminal desmantelado por el Grupo XXI del Brigada de Policía Judicial de Madrid, experto en robos por los distintos métodos del alunizaje. En este caso se trata de jóvenes de entre 30 y 35 años, con una dilatada experiencia delictiva a sus espaldas y que, además, cuentan con una casta criminal. Uno de ellos es Daniel García Fernández, hermano menor del infame Rafita, uno de los cuatro asesinos, secuestradores y violadores de Sandra Palo, crimen ocurrido el 17 de mayo de 2003.
Otro, apodado Michael o Maikel, era el mayor y, por tanto, quien conducía el coche con el que viajaban para luchar. Un tercero es uno de los que se encargaba, junto a Daniel, de irrumpir en establecimientos, y se autodenomina “el mayor matón de la Comunidad de Madrid”, dicen fuentes policiales. En total, hay cuatro detenidos, todos con un largo historial delictivo, estancias en prisión y que vivían al azar en pisos que okupaban. Eso sí, procedían de Cañada Real Galiana y algunos de sus familiares han sido realojados por la Administración.
La operación Tasca, llamada así porque tenían predilección por los bares, se desarrolló entre agosto y principios de octubre. La investigación se inició a raíz del creciente número de agresiones de este tipo, con mazazos y que habitualmente terminaban con máquinas tragamonedas y cajas registradoras reventadas. En diez ataques sólo se llevaron 9.000 euros, afirman los agentes encargados del caso.
Viajaban siempre en un Renault Mégane RS, de unos 300 caballos, un modelo muy potente que dificultaba el seguimiento policial y con el que no dudaban en enfrentarse a los patrulleros, con evidente desprecio por la vida de los agentes.
Huyeron al norte
El rastro de los robos tocó pedanías del sur, norte y este de la capital y alrededores: Getafe, Puente de Vallecas, Fuencarral-El Pardo, Usera, Villaverde, Moratalaz, Vicálvaro, Hortaleza… «Estos jóvenes Aluniceros son muy rápidos ; Cuando hacen huelga en la zona sur, saben que la mayoría de los indicativos se van a congregar allí y entonces aprovechan para ir al norte”, añade un inspector. De hecho, estos barrios están fuera de la zona central de Madrid y tienen vías de ‘escape’ más anchas y menos transitadas que la M-30 en ese momento.
De hecho, cometieron tres robos en una noche y en ocasiones en apenas unos minutos. Tanto en Fuencarral como en la calle Pedro Laborde, una de las más comerciales de Puente de Vallecas, ganaron dinero en una casa de apuestas; en Vicálvaro, con ocho jamones.
Y, normalmente, actuaban los fines de semana o festivos, siempre de noche, para asegurarse de que no había nadie en el interior (y así acusarlos de robo con fuerza, y no de violencia, que es más punible).
Los acusados, que esta vez no han estado en prisión, no tienen permiso de conducir, vivían como okupas y no estaban registrados en ninguna base de datos; En todo caso, en la policía. Como fantasmas. Todo acabó con una persecución en la que uno fue detenido cuando sus compañeros se cambiaban a otro coche, un Citroën C4 Picasso. Finalmente, toda la banda se disolvió.
Operación Navidad
Estas fechas suelen ser una de las más activas para aluniceros y butroneros. Oficinas de lotería, licorerías, jamonerías y todo tipo de equipos electrónicos de alta gama son los objetos más codiciados. El ‘Viernes Negro’, el Puente de la Constitución y la Navidad son el caldo de cultivo para estos contundentes asaltos.
La mayoría de delincuentes de este tipo que operan en Madrid son de nueva generación, más jóvenes, temerarios y con menos que perder. De hecho, hace tiempo que quedaron atrás aquellos acontecimientos que, casi constantemente, dejaban huecos por valor de cientos de miles e incluso millones de euros en joyerías, marroquinerías y concesionarios de automóviles. Ahora son muchos menos y los más veteranos han muerto o se dedican al narcotráfico o operan fuera de Madrid.