«Cuidado con absolver a los policías porque no caen bien los de la fiesta»


El juicio contra los seis policías que derribaron la puerta del piso de Lagasca en Madrid, donde se celebraba una fiesta prohibida durante la pandemia, llega a su fin este viernes con el banquillo medio vacío y las solicitudes de pena reducida, a la espera de que Se definen las preguntas a las que debe responder el jurado popular para emitir un veredicto en relación con los hechos.

Cuatro de los seis acusados ​​han sido absueltos en el acto después de que el inquilino de esa vivienda retirara los cargos tras visualizar las grabaciones que él mismo realizó de la actuación policial. La Fiscalía, que no pidió prisión, ya no ve ningún delito. Pero quedan dos: el líder del grupo y su segundo, que ahora se enfrentan a dos años y medio de prisión y, eso sí, seis de inhabilitación, por allanamiento de morada.

Durante su alegato final, el penalista Juango Ospina, que representa al inquilino de Lagasca, se centró en convencer al jurado de que no pueden permitir que el “reproche moral” permita la “impunidad del delito”. Y lo dice porque es consciente de que ni siquiera su cliente Ni siquiera los testigos que aquella noche se encontraban en aquel apartamento de fiestas gozan de las simpatías del jurado., a la luz de las preguntas que sus integrantes, por escrito y a través del magistrado que preside el tribunal, les formularon. Al inquilino británico incluso se le recordó que Boris Johnson dimitió por un partido durante la pandemia.

“Da la impresión de que los malos fueron las víctimas por cómo fueron interrogados”, dijo Ospina en referencia a toda la fase de declaraciones, en las que sonaron como un reproche al partido, el hecho de que no estuvieran usando máscaras. , el desorden del alojamiento -la policía hablaba de más botellas que gente dentro- o que la mujer que hablaba con los agentes al otro lado de la puerta, Isabel I, no guardaba sus modales. “Tengan cuidado de no absolver porque a los niños de la fiesta no les gustan”, dijo al jurado.

El crimen flagrante

Su postura es clara: “no hubo delito previo, no hubo flagrancia porque requiere urgencia y necesidad”, “debieron haber ido con orden judicial” y “podrían haber hecho otra cosa”. «Fue una entrada arbitraria y el fin no justifica los medios. “No convirtamos a España en un terror criminal”, espetó.

Ospina sostiene que quienes estaban dentro “no estaban obligados a abrir la puerta” y “no estaban obligados a identificarse”. En su opinión, si fuera tan sencillo como golpear y derribar si no abren la puerta, no habría problemas de okupación en España.

La Fiscalía modificó su auto de procesamiento porque ya no ve ilegalidad alguna donde antes, aún sin buscar condenas, veía un delito imposible, al considerar que lo ocurrido fue un allanamiento imprudente, es decir, que entraron creyendo que la intervención era legítima y legal. . Esa modalidad no existe en el Código Penal y por eso no pidió prisión. Sin embargo, después de todas las pruebas en la audiencia oral concluyó que tampoco existiría un delito tan imposible: retira por completo la acusación.

En su argumento, rebajó la presión que la acusación particular había ejercido sobre el jurado al insistir en que se trataba de una cuestión trascendental -“nadie es tan importante”, respondería después la defensa- que se estudiará en las universidades y terminará hasta llegar al Constitucional y que estaba en su mano limitar el poder ejecutivo de un Estado que “en estos tiempos, ocupa todos los espacios” de la vida ciudadana.

“No. Hay que juzgar si ese día cometiste un delito. No tienen que juzgar el estado de derecho, ni mi desempeño como fiscal: tienen que evaluar las pruebas y en base a ellas tienen que decidir. Todo lo demás es decoración, es accesoria y no es objeto de su valoración”, afirmó el representante del Ministerio Público.

“Ni siquiera los jueces están de acuerdo”

Durante su exposición destacó las discrepancias legales que existen respecto a este tipo de actuaciones policiales. «No tengo constancia de que tengan título de abogado y estamos exigiendo que en un momento de tensión, en plena pandemia, y en un momento difícil, tomen una decisión en la que los jueces, a meses de distancia y en paz Por motivos de opinión, las oficinas no pueden ponerse de acuerdo.

“¿Cómo vamos a exigirles eso?” le dijo al jurado. El fiscal resume la pregunta en una: »¿Entraron para romper la inviolabilidad del domicilio? Entonces tienen que condenarlos. Si creen que había pruebas suficientes de un delito flagrante de desobediencia para justificar la entrada, entonces tienen que absolverlos”, dijo al jurado.

También ha recurrido al didactismo el abogado defensor del subinspector que estuvo al mando de los cinco agentes en la intervención policial. El penalista Juan Antonio Frago ha preguntado a los miembros del jurado “unanimidad en el veredicto de no culpable” o, en caso contrario, una petición unánime de indulto, en el convencimiento de que su cliente, como el resto de agentes, ha acabado en el banquillo por la proliferación de “mentiras y falacias” que se han desvelado sobre esa actuación.

“Gracias a que tenemos grabaciones”

«Gracias a que tenemos grabaciones y lo podemos comprobar porque si no, estos señores ya estarían pensando en el centro penitenciario al que irían. La realidad ha sido adulterada y no han querido verla hasta este último momento y porque el magistrado ha acabado dándole la razón”, afirmó Frago.

Estas cintas, que la fiscalía intentó anular y retirar del juicio, muestran cómo dentro de la casa tuvieron conocimiento de que la policía les había dado 15 minutos para identificarse, lo que implicó abrir la puerta. “Sólo hay una persona más testaruda que una mula que acaba convenciendo a todos los demás”, afirmó en relación a Isabel I.

Solicitó un hábeas corpus y un juez lo desestimó. La resolución deja claro que “ella sabía que le habían pedido que se identificara”, como recordó el abogado. Ella es la “piedra angular”, ha dicho, de la defensa. Porque si ella lo sabía, y sostiene que todos lo sabían, hubo desobediencia.

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