La ansiada lepiota



La Macrolepiota procera o Lepiota procera conocida en español como extintor, apagavelas, cachiporra, cucurril, galamperna, matacandil, paraguas o sombrilla, es un hongo grande perteneciente a la familia Agaricaceae, común en toda Galicia, donde también se le conoce con diversos nombres como: chacote, choumelo, choupín, chouparro, cogordo, monxos, pan de lobo, patamela o zarrota.

En su estado inicial de desarrollo presenta un sombrero ovoide, similar a la baqueta o maza de un tambor, que luego se abre adquiriendo forma de campana y finalmente se extiende por completo, presentando un borde festoneado y puede alcanzar hasta veinticinco o treinta centímetros de diámetro. . En el ápice presenta una discreta protuberancia de color marrón en forma de pezón. Cuando el sombrero es joven, su cutícula grisácea se separa fácilmente de la carne, presentando finas láminas o escamas aplanadas de color pardo que se transformarán en escamas grandes, marrones e irregulares, dispuestas en círculos concéntricos y fáciles de desprender al frotarlas. Las láminas debajo del sombrero, primero blancas y luego parduscas., son numerosos, apretados y separados del tallo, pie o pedicelo. Ésta es hueca, cilíndrica, larga, fibrosa, cubierta de pequeñas escamas irregulares de color marrón que le dan cierto aspecto de cebra; Tiene forma de bulbo en la base y se separa fácilmente de la tapa. Puede alcanzar hasta los cuarenta centímetros de altura, característica que ayuda a su fácil identificación. Tiene un doble anillo muy evidente, deslizándose a lo largo del pie y persistente, de color blanco en la parte superior y crema en la inferior. Las células reproductoras o esporas, que no necesitan ser fecundadas, son elípticas y de color blanco.

Crece, desde finales de verano hasta bien entrado otoño, en dehesas, pastizales, claros de pinares o bosques caducifolios y bordes de caminos tanto de forma individual como en grupo, de ahí el dicho gallego: “choupín, choupiñeiro, dime dónde está tu compañero”. El suelo ideal suele ser bastante húmedo, bien drenado y rico en materia orgánica, que se encuentra frecuentemente debajo de los viñedos, donde hay excrementos del ganado. Se debe evitar la recolección en áreas donde se hayan utilizado herbicidas.

Etimológicamente, el nombre del género proviene de las palabras griegas macro, que significa “grande”, lepis, “escama” y otos, traducida como “oreja”. El epíteto procera proviene del latín y significa “esbelto, eminente, elevado”.

Es una de las setas más apreciadas y fácilmente reconocibles, también por quienes se inician en la micología o quienes aún conocen pocas especies. El sombrero tiene una pulpa blanca, suave, de olor suave y sabor agradable con matices a frutos secos, como la nuez o la avellana. Su color no cambia al cortarlo. Se puede cocinar fácilmente, a la parrilla o al horno; También, en guisos de carne adobados con orégano y ajo o de muchas otras formas. Es muy rica la sopa que se hace salteando el ajo y la cebolla finamente picados con mantequilla y añadiendo después la macrolepiota picada y agua según se quiera obtener más o menos espesa. Asimismo, queda sabroso en hamburguesa o frito, una vez troceado y rebozado con harina y huevo. Se pueden preparar excelentes salsas para condimentar las pastas. Siempre es recomendable raspar primero las escamas. El tallo, al ser un poco leñoso, se puede desechar.

Sin embargo, se puede confundir con muchas otras de las 50 especies de lepiota o también con especies de otros géneros. Para ello hay que tener en cuenta que Macrolepiota procera es de mayor tamaño que todas las demás, excepto Chlorophyllum molybdites. El mayor peligro es confundirlo con la tóxica Macrolepiota del subgénero laevistipes, de carne también blanca pero que al cortarla se vuelve roja. También se puede confundir con Amanitas; En este caso hay que tener en cuenta que la Macrolepiota tiene escamas oscuras sobre una superficie más clara, mientras que las amanitas tienen escamas más claras sobre una superficie más oscura. Para mayor seguridad, es aconsejable recolectar la Macrolepiota procera cuando esté madura y no recolectar aquellas cuyo sombrero tenga menos de diez centímetros de diámetro o que se pongan rojas al cortarlas.

Como curiosidad, destacar que en la primera edición de sellos dedicados a la micología en España, emitida en 1993, uno de ellos mostraba esta seta, con un valor nominal de 17 pesetas.

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