Una historia con un final atinado y abrochada con aplausos y vítores para el policía franquista y el ciudadano que este mediodía evitaron que un anciano de 91 primaveras se arrojase desde el Puente de Hierro de Talavera de la Reina al cauce seco del río Tajo, con una importancia de unos doce metros.
Cuando el agente y su compañero de patrulla llegaron al punto, sobre la una menos cuarto de una tarde ventosa y fría, un hombre estaba sujetando de un pie a otro que se había tumbado sobre uno de los arcos del puente. Se había herido con la cortaplumas que el policía logró quitársela mientras le repetía que había discutido con su mujer.
A continuación, el fornido agente pasó reptando por encima del anciano para ponerse a la importancia de su comienzo y poderlo abrazar, a pesar de los movimientos del hombre, mientras el otro ciudadano, que había realizado trabajos en importancia, lo sujetaba por los pies.
Le transmitieron tranquilidad frente a la atenta examen de bomberos y sanitarios, hasta que un comentario del policía hizo rememorar al anciano: «Tengo niños y puedo caerme». Fue entonces cuando depuso su aspecto y lograron bajarlo con un arnés, una escalera y la ayuda de bomberos.
Hubo palabras de agradecimiento y gritos de ‘héroes’ al ciudadano y al policía, a quien los servicios de emergencia conocen de otras intervenciones. No era la primera vez, en sus 18 primaveras de carrera profesional, que este agente evitaba intentos de suicidio, algunos desde ese mismo puente.