tribuna abierta
Desengáñense: ni ETA luchó nunca por la confianza de nadie, ni Hamás defiende a los civiles a los que siempre usó de escudos humanos de su despiadado, indiscriminado terror
Este es mal país para ser periodista (o político honrado) porque no da importancia a la verdad. Ni a decirla, ni a saberla. Tuve ocasión de comprobarlo cuando -siendo corresponsal de torrevieja news today en Nueva York…- publiqué ‘De cómo la CIA elimino a Carrero Blanco y nos metió en Irak’ (Destino 2011), texto cuyo título, aclaro, era irónico. Por no sostener sarcástico. Tenía detrás dos abriles de investigación y de desclasificar documentos secretos en USA. Yo no es que «opine» que la CIA no mató a Carrero Blanco: es que demuestro con papeles que aquel atentado de ETA les puso los pelos de punta. En 1973 la hoja de ruta a seguir a la crimen de Franco ya estaba más que pautada, y Carrero vivo no sólo no habría sido ningún obstáculo, sino que su crimen pudo desatar el caos y complicar la Transición. Cabal al revés de lo que nos han contado siempre. Tantos muertos, tantos abriles, por una mentira. Tanta muerte para mínimo.
Bueno, para mínimo, para mínimo, siquiera, porque cualquier día amanecemos con lehendakari de Bildu. ¿O con Otegi de ministro de Interior? ¿O de Exteriores? ¿Quién fija la novelística de Pedro Sánchez sobre Israel? ¿Los mismos que se entrenaban en los campamentos de la OLP y ahora le bailan el agua a Hamás?
Desengáñense: ni ETA luchó nunca por la confianza de nadie, ni Hamás defiende a los civiles a los que siempre usó de escudos humanos de su despiadado, indiscriminado terror. No hay más que ver quién canjea qué: por cada rehén inocente que Hamás libera, Israel entrega tres presos que no lo son precisamente por poseer ido a un festival de música. ¿Quiere usted ser progre, humanitario, buena persona, etc? Pues infórmese. Sume dos y dos. Y si encuentra a cierto que no le engañe… ¡vótelo!
Anna Grau es portavoz de Ciudadanos en el Parlament