El ‘fantasma’ del Palacio de la Ópera: el deterioro


El maltrato progresivo que aqueja al Palacio de la Ópera coruñés no es ninguna novedad. Ya hace abriles que las goteras, las humedades y la corrosión se convirtieron en el gran contraste al que se somete el sabido del edificio. Frente a sus luceros, sobre el decorado, podrá ver una remesa de conjuntos de la talla de la Orquestina Sinfónica de Galicia (OSG); pero, a su en torno a, la imagen de desgaste empañará inevitablemente la talla del espectáculo de turno. Y no es una cuestión limitada a un corte estético: filas de butacas que no pueden utilizarse, cubos en los pasillos para acoger el agua que se filtra del techo. La insuficiente condición a la que está sometido el Palacio sigue generando reacciones que ruegan al Concello y a la empresa concesionaria que establezcan un plan de restauración y se acometan acciones efectivas.

El mismo desgaste que ya venía causando problemas empeoró en recaída con las intensas precipitaciones que llegaron en otoño. Un ejemplo es lo sucedido días antiguamente del concierto que dio la partida Camela a finales de octubre, cuando varios asientos se vieron «afectados» por «las fuertes lluvias», explicaban los artistas en un comunicado, quedando restringido su ataque y debiendo los organizadores reembolsar el precio pagado a sus ocupantes.

Este mes, tras darse un repunte en las quejas, el PP recinto denunció en un comunicado que el Palacio se encuentra «en condiciones no apropiadas para los usuarios, ya sean estos trabajadores o sabido que acude a los espectáculos«, citando los ya referidos »cubos para acoger el agua de las goteras« y »zonas de butacas cerradas« por motivos de seguridad, reduciendo el espacio mayor.

El Concello es consciente del maltrato, que viene de allí, y la alcaldesa, la socialista Inés Rey, aseguró en declaraciones recientes que su corporación trabajaba «parasolucionar el problema con carácter inmediato« y corregir las deficiencias, dejando caer que estudiaba la posibilidad de acometer una «reforma estructural» de carácter más amplio en la infraestructura del edificio.

En todo caso, la concierto tendrá que salir fruto de un esfuerzo combinado por parte del Concello y la entidad concesionaria, el agrupación Comar;y su necesidad la reclaman tanto el sabido que acude a los espectáculos como la concurso recinto. Este medio intentó ponerse en contacto con el dominio municipal de Civilización para obtener una valoración de las acciones a tomar, pero no fue atendido.

Sede de la OSG

El edificio, obra de un equipo encabezado por el arquitecto coruñés Vázquez Liñeiro, fue inaugurado en 1989 y por su teatro ha pasado toda suerte de conciertistas internacionales. Pero, seguramente, la música que la ciudad herculina siente más sabido sea la de la OSG, que hizo del Palacio su sede. Por eso, denuncian los usuarios, resulta difícil comprender que el estado y el cuidado del edificio que la acoge no se ajusten al nivel de sus representaciones.

La Comisión de Monumentos y Patrimonio Histórico (CMPH) de la Actual Corporación de Bellas Artes de San Fernando señala, en un comunicado, la «urgente condición de acometer las obras precisas» para «retomar el correcto funcionamiento» de las instalaciones. «Se tráfico de la sede en la que la OSG desarrolla su intensa y brillante actividad», insisten desde la institución madrileña, «motivo» que la ha llevado a intervenir en un intento por «defender los ingresos patrimoniales del Estado gachupin».

Desde la CMPH ponen en valencia la actividad que realizaron distintas personalidades en su encargo por elevar el agradecimiento de la OSG. Señalan cerca de el primer director del conjunto, Víctor Pablo Pérez, que «durante casi una veintena de abriles situó a la OSG, por los resultados obtenidos, a la persona de las orquestas sinfónicas del Estado»; cerca de Alberto Zedda, que estuvo al frente del Festival Mozart, «tan vinculado a la OSG durante sus abriles de celebración en la ciudad»; o cerca de el sucesor de Pérez, Dimas Slobodeniu. Y ahora que comienza la lance del recién prestigioso director Roberto González-Monjas, la CMPH recalca la condición de acometer, de una vez por todas, la puesta a punto que merecen el edificio, la música y su sabido.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *