Las filtraciones obligaron al PNV a nombrar a Pradales de forma precipitada


El PNV es un partido poco cedido a las sorpresas y los golpes de objetivo. Por eso, todavía siguen tratando de digerir el vuelta rápido que se vieron obligados a hacer hace una semana, luego de que El Correo publicara en primicia, y a las puertas de un fin de semana secreto para el partido, que Iñigo Urkullu no repetiría como candidato a lehendakari. «El primer contrariado fue el propio partido», ha asegurado Andoni Ortuzar este mismo miércoles. Sin posibilidad de desmentir una información cierta, y cedido que ese fin de semana los máximos dirigentes peneuvistas tenían previsto reunirse en el homenaje a Sabino Arana, uno de los actos más simbólicos del PNV, el Euskadi Buru Batzar se vio obligado a anunciar el nombre del sustituto de Urkullu, Imanol Pradales, en una comparecencia tan atropellada como improvisada.

Así se desprende de la confesión que ha hecho este miércoles el presidente peneuvista en una entrevista concedida a Radiodifusión Euskadi. Porque en verdad, la reunión para iniciar el proceso de conformación de candidaturas estaba convocada para el lunes futuro. Ese día pensaban anunciar el inicio del proceso para precisar el proceso, pero ni siquiera, ha asegurado Ortuzar, tenían previsto anunciar nombre alguno, porque todavía quedaban «cosas por hacer».

En verdad, la ejecutiva peneuvista llevaba tiempo a la búsqueda de una persona que encajara en el «retrato autómata» que había diseñado para su candidato. Precisaban de una persona que representara a una vivientes más adolescente que la que encarnan Urkullu y Ortuzar, que pudiera mantenerse «dos o tres legislaturas» en el cargo, «plurilingüe» para poder moverse en un ámbito cada vez más internacionalizado y con experiencia «política y de encargo». Un perfil en el que, en verdad, cabían numerosos miembros del partido.

Fue la presión la que obligó a la dirección del partido a poner un nombre a ese retrato autómata. «Elegimos el mismo sábado», ha confesado Ortuzar, que resta importancia al hecho de que Imanol Pradales sea desconocido para muchos, incluso en el País Vasco. El dirigente nacionalista ha encuadrado su candidatura en el interior de un proceso «muy similar» al que vivió el partido hace doce abriles, cuando Urkullu se hizo con la dirección del PNV. «Incorporamos un anillo más», ha tratado de zanjar.

Sin bloqueo, a pocos escapó el concurrencia tenso y el ademán serio que tenía Iñigo Urkullu el pasado sábado cuando en el homenaje a Sabino Arana coincidió con el que será su sucesor. Ortuzar trató de suavizar ese día asperezas con un sonoro aplauso y un achuchón prolongado al todavía lehendakari, y este miércoles ha insistido en que el PNV no ha «decidido prescindir» ni de Urkullu, ni de nadie. «Es más una sucesión que quitar a quien está», ha añadido.

Aunque no con las formas que desearían los peneuvistas, Ortuzar engloba lo ocurrido en el licencia generacional que se avecina a todos los niveles para afrontar el nuevo «escena» político que se ha libre tras la pandemia. Siquiera descarta que su ciclo al frente del PNV llegue a su fin, como varios analistas apuntan ya. «La parentela tomará la valentía», se ha escaso a señalar.

Círculo incierto

Lo cierto es que aunque ahora se abre todo un proceso interno en el que las bases deberán ratificar la propuesta de Pradales, resulta harto improbable que el candidato escogido finalmente no sea el propuesto por la dirección del partido. Y cuando sea designado oficialmente tendrá que encarar un escena electoral que dista mucho del que se encontró Iñigo Urkullu hace más de una división.

El PNV mira de reojo a EH Bildu, que se aproxima peligrosamente en las encuestas, por mucho que Ortuzar trate de quitar importancia a la «caída de cartel» de Otegi. «Es una de las primeras consecuencias del movimiento del PNV», ha asegurado este viernes. El dirigente peneuvista todavía quita importancia al as declaraciones de Eneko Andueza insinuando que el maniquí de gobierno de los nacionalistas vascos está «desgastado», a pesar de que muy probablemente tendrán que pactar con el PSE para reimprimir el Gobierno.

«Hay un momento en el que los partidos tenemos que creer en nuestras propias fuerzas y plan», ha asegurado Ortuzar, que en todo momento quita hierro al «desgaste de marca» del PNV en los últimos comicios. « La pelota más en nuestro tejado que capacidad de desestabilizar», ha concluido.

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