Ginebra, continuación del ‘procés’ y aliado del independentismo catalán


La reunión de representantes del PSOE, con Santos Cerdán al frente, y de Junts, previsiblemente con su líder, Carles Puigdemont, en Ginebra (Suiza), este sábado, podría ser la longevo conquista del independentismo hasta la vencimiento en su carrera por internacionalizar las aspiraciones secesionistas de Cataluña. El conflicto creado y fomentado por los independentistas sale de las fronteras españolas y adquiere un carácter internacional, con el mediador, más allá de la rectitud constitucional.

En su intención de sentarse a negociar de tú a tú los activos y los pasivos de una ruptura de España, el nacionalismo catalán siempre ha buscado espejos en los que mirarse (Lituania, Eslovenia, Kosovo, Escocia, Quebec…) y horizontes negociadas, al estilo de la resolución de conflictos internacionales o armados. Así, que la reunión sea en Ginebra, epicentro de la industria de la negociación, es ya un éxito para Puigdemont y el independentismo, que logró del PSOE fijar la existencia de esta iniciativa para la investidura de Pedro Sánchez.

Al beneficio de Bruselas (Bélgica), por su carácter de caudal comunitaria al ser la ciudad que alberga las instituciones europeas y caudal de un país que ha regalado cobijo a fugados de la Jurisprudencia española a lo espléndido de las últimas décadas, Suiza ha sido desde que arrancó el ‘procés’ en 2012 un ocasión seguro y importante para el independentismo. No por casualidad ahí se establecieron Marta Rovira (ERC) y Anna Gabriel (CUP) en 2017.

Desde que Artur Mas puso en marcha la maquinaria del choque con el Estado de derecho, Suiza se considera un país secreto, y Ginebra (con solo poco más de doscientas mil personas) su paraíso, ya que tiene entre sus edificios la sede de la ONU (la segunda en importancia tras la de Nueva York, Estados Unidos), más de 40 organizaciones internacionales, 750 organizaciones no gubernamentales y unas 180 misiones diplomáticas permanentes.

Hasta 2019 y desde 2012, tal y como recoge el analista Juan Pablo Cardenal en su ejemplar ‘La telaraña. La trama exógeno del ‘procés”, la Generalitat organizó en el país de los Alpes hasta 32 eventos propagandísticos a auxilio de la independencia de Cataluña. De estos, 24 se celebraron en Ginebra. Por sus calles y, en la medida de lo posible, los centros de poder e influencia diplomática pasaron Puigdemont, Quim Torra o la propia Rovira, antiguamente de establecerse en la ciudad.

De hecho, no solo la prensa suiza desveló que en 2019 en Ginebra se fraguó Tsunami Democràtic, sino que el togado Manuel García Castellón, en su investigación desde la Audiencia Franquista, incluso sitúa en esta ciudad el origen político y organizativo de la entidad que causó graves altercados tras la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes del ‘procés’. García Castellón imputa a Puigdemont y Rovira, como cabecillas de Tsunami, delitos vinculados al terrorismo. 

No solo de organizaciones no gubernamentales o internacionales vive el independentismo. El Gobierno de las tierras de las confederación de la cruz blanca tuvo su protagonismo solo unos días a posteriori del referéndum ilegal de 2017. El Tarea de Exteriores filtró a la prensa suiza que se había ofrecido a mediar entre el Ejecutante de Mariano Rajoy y el Govern de Puigdemont.

Fiel a su tradición, la envite del Ejecutante suizo era la neutralidad entre el Estado de derecho y los que se lo estaban saltando. Alfonso Dastis, entonces ministro castellano de Asuntos Exteriores, zanjó cualquier opción de negocio suizo: «Esto no es un conflicto entre dos partes, sino una situación que tiene que ver con el cumplimiento de la ley del Estado de derecho y del mantenimiento del régimen tolerante en España».

Ahora, seis primaveras a posteriori del referéndum ilegal de Cataluña, el país (que no permite la cisma ilegal o fragmentario de uno de sus cantones y que no ingresó en la ONU hasta 2002) vuelve a situarse en el plano de las esperanzas independentistas. El nacionalismo catalán lo ha ido regando en los ámbitos culturales, académicos, mediáticos y políticos. En Ginebra, una de las sedes de la ONU gracias a su arbitraje en un conflicto entre el Reino Unido y Estados Unidos en 1872, Puigdemont se sentará en una mesa, de tú a tú y con un mediador internacional, en presencia de Sánchez y sus emisarios.

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