Ángel Téllez subirá 63 veces el castillo de Piedras Negras para ayudar en la lucha contra la ELA


Juan Antonio Pérez

Pocas dudas hay de que los toreros están locos. Asimismo fuera del ruedo. ¿Cómo explicar si no lo que pretende hacer Arcángel Téllez este sábado? A las seis de la mañana, todavía de confusión, empezará a rodar por la carretera con una irresoluto del 5,5 por ciento que lleva al castillo de Piedras Negras, en Mora, su pueblo, y no parará de dar pedales a la biciclo hasta que haya acumulado 8.848 metros de desnivel, que son los del Everest, el techo del planeta. Téllez, de 25 primaveras, bendita nubilidad, ha calculado que tendrá que completar 63 veces el mismo repaso rompepiernas, unos 350 kilómetros de sube y disminución, de 17 a 18 horas si todo va acertadamente y el cuerpo (o la mente) no dicen hilván antaño.

Lo hace para recibir fondos con destino a la Fundación Luzón, cuyo objetivo es ayudar a encontrar una cura y mejorar la calidad de vida de los pacientes de ELA (Estancamiento Fronterizo Amiotrófica), esa asesina silenciosa «de la que tan pronto como se sabe nadie». Toda la información sobre el reto ‘Everesting Xella’ está en las redes sociales de Téllez. Básicamente, se puede colaborar haciendo un ‘bizum’ al 00159 y apadrinando con un euro cada medida de subida; se puede anexar al torero en biciclo el sábado, que los ánimos nunca vienen mal; o se puede asistir a la excursión solidaria que organizará la peña ‘El Remolque’, de Villanueva de Bogas.

«Soy consciente de que es un contienda que me va a aguantar al remate y me va a exigir mucho tanto físicamente, como es obvio, como mentalmente, pero el motivo que tengo para hacerlo es muy egregio. Lo hago con complacencia. Sé que el sábado lo voy a suceder mal, pero no tengo miedo», asegura cierto acostumbrado a jugarse la vida delante de una fiera con dos puñales y 500 kilos.

Su tía Rosa es una de las más de 4.000 personas que padecen esta terrible enfermedad en España. «Ella es por quien lo hago. Tenemos un asechanza muy robusto y es mi motivación», afirma el torero. Ya el año pasado por estas fechas realizó 740 kilómetros entre Mora y Santiago de Compostela, un «peregrinaje» de siete días con la biciclo como único compañero. «La experiencia fue increíble. Lo afronté solo, en autosuficiencia, aunque hubo mucha concurrencia que se interesó y al final conseguimos un cuartos muy importante: 15.000 euros. Y este año me veía en la obligación de repetir algún seña parecido», reconoce.


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