No hay mínimo más gachupin que un bar. Ya lo dicen algunos de los clásicos de la canción: «Sólo en Antón Martín hay más bares que en toda Noruega» (Joaquín Sabina) o «Bares, qué lugares tan gratos para conversar. No hay como el calor del apego en un bar» (Recibidor Caligari). Estos son sólo algunos de los ejemplos de la vida que tienen estos espacios que son los principales centros de reunión para charlar, tomar poco e incluso arreglar el mundo.
Pero esas bellas historias distan mucho de lo que se vive en algunos pequeñas localidades de lo que, de un tiempo a esta parte, ha venido a llamarse la España vaciada, donde este servicio se ha convertido casi en una quimera. Esos pueblos de la cosmografía española, cuya población asciende tan sólo a unos pocas decenas de habitantes, tienen la desgracia de ver sus bares de toda la vida cerrados a cal y canto, a causa de la despoblación fulminante de las últimas décadas, o tienen que ingeniárselas para intentar a atraer a determinado que quiera desplegar esos locales antiguamente vivos.
Una de esas iniciativas que, cada vez se ven más por la España despoblada, es la que ha puesto en marcha el Junta de Hontanar. En este pequeño pueblo sito en los Montes de Toledo hay censados poco más de 100 habitantes, aunque durante la mayoría del año la concurrencia que allí reside es muy inferior, siendo la mayoría de ellos jubilados y ancianos. Ellos, según reconoce a torrevieja news today el concejal Braulio Gómez, son los principales interesados de que se recupere la normalidad en forma de bar en su municipio.
Para ello, el consistorio, gobernado por el corregidor popular Juan Manuel Muñoz, ofrece vivienda gratuita a los interesados en hacerse cargo del circunscrito, por el que pagaría un canon por arriendo a un precio simbólico de unos 200 euros al mes. «Eso sí, tienen que ser autónomos y el comunidad compartiría al 50% con ellos los gastos de luz, agua y calefacción», según explica Braulio Gómez, que se queja de que los anteriores encargados del servicio dejaron «cuantiosas pellas» por no conocer llevarlo. «El único requisito que ponemos -señala- es que den de ingerir a los jubilados y a los mayores del pueblo con un menú diario a un precio simbólico».
Como ocurre en otros pequeños pueblos, en el caso de Hontanar, el bar hace igualmente las funciones de centro de día y circunstancia de reuniones. De hecho, es conocido como ‘El Hogar’, aunque está situado en las antiguas escuelas, paradojas de la vida. Entre los servicios que ofrecía hasta el pasado verano, se incluía la de resistir comida, con un menú de 7 euros, a las personas mayores con problemas de movilidad que allí viven. Pero, desde septiembre, ni los lugareños ni los turistas ya no disponen de un circunstancia que hasta el 2022 estaba empachado de concurrencia y que llegaba a servir unas 40 comidas al día, más si cerca de los fines de semana.
En este bello pueblo, rodeado de bellos paisajes de los Montes de Toledo y cercano al despoblado templario de Malamoneda, aún se acuerdan de Juan Manuel, el encantador hostelero que estiró su vida gremial hasta los 70 primaveras para dar proporcionadamente de ingerir a vecinos y forasteros. Luego de anunciar esta propuesta de empleo a través de sus redes sociales y en algunos medios de comunicación, ya han recibido la solicitud de varios candidatos, y ahora toca hacer la selección para ver quién es la persona o la grupo ideal para regentar el ansiado bar.
«Dada la progresiva despoblación de esta ciudad, que en invierno y entre semana roza la cincuentena de vecinos, se exploración un perfil para la administración del bar/centro de día de una pareja con hijos que pueda incorporarse a la vida de este bello enclave del Parque Doméstico de Cabañeros«, destaca el concejal de Hontanar, que informa de que el proceso selectivo aún sigue rajado y los interesados pueden dirigirse al consistorio llamando al teléfono 925 410 200 o a través del correo electrónico ayuntamientohontanar@gmail.com.